Se enfrentaba a sus primeras elecciones como candidata a diputada general de Bizkaia y eso siempre es un hándicap. Logrando 23 de los 51 apoderados de los que se componen la Cámara vizcaina, Elixabete Etxanobe ha mantenido el liderazgo del PNV al frente de las Juntas Generales, resistiendo el embate generalizado de EH Bildu en toda Euskadi, que suma cinco asientos más en Bizkaia, y el juntero que ha ganado el PP. El PSE mantienen ocho mientras que el partido más castigado por los vizcainos ha sido Podemos, que se hunde hasta quedarse únicamente con dos de los seis que había tenido esta legislatura. 

La elevada abstención, que ha rozado el 40%, cinco puntos más alta que hace cuatro años, ha sido una de las claves para interpretar los resultados forales. Y es que, si algún partido ha resultado perjudicado por las más de 68.000 personas que ayer se quedaron en casa, ese ha sido el PNV. Solo un ejemplo: los jeltzales, con 51.194 votos menos, han perdido dos escaños; EH Bildu, con únicamente 16.161 más, ha sumado cinco. 

El PNV se enfrentaba a estas elecciones con una nueva candidata a diputada general, prácticamente una desconocida para la gran parte de la ciudadanía, y con el listón histórico marcado por Unai Rementeria en los comicios de 2019, que logró los resultados más altos para los jeltzales en las Juntas Generales –255.754 votos, el 43,48% del total–, prácticamente rozando la mayoría absoluta.

Pese a ello, y la fuerza arrolladora con la que ha irrumpido EH Bildu en estas elecciones y el incremento de la abstención, que se corresponde prácticamente con el porcentaje de voto que ha perdido el PNV, Elixabete Etxanobe ha mantenido para los jeltzales su hegemonía en la Cámara vizcaina, conservando 23 de los 51 apoderados que conforman el hemiciclo y haciéndose con más de uno de cada tres votos forales en Bizkaia. Eso sí, en el camino se han perdido dos escaños –uno en la circunscripción de Bilbao y otro en Busturia-Uribe– y 51.194 votos.

EH Bildu se mantiene como segunda fuerza política en el Parlamento vizcaino, ganando cinco apoderados hasta alcanzar los quince: dos en Busturia-Uribe y tres repartidos entre Enkarterri, Bilbao y Arratia-Durango. Y todo ello, pese a haber sumando únicamente 16.161 votos más, hasta alcanzar el 24,96% del total.

El PSE se ha dejado un buen puñado de votos en el camino, arrastrado por el efecto castigo a Pedro Sánchez que los socialistas han sufrido en todo el Estado. De los 97.653 que lograron en 2019 –y que supusieron una recuperación del mínimo histórico que marcaron cuatro años antes– han vuelto a lograr apenas la confianza de 84.663 votantes. Pese a ello, mantienen los ocho apoderados que tenían en las Juntas.

Ese mismo efecto ha vuelto a colocar al PP como cuarta fuerza del arco parlamentario vizcaino, sumando un apoderado a los dos que logró en 2019 gracias a los 4.714 votos más que ha sumado en esta ocasión.

Podemos ha sido, en esta ocasión, el partido más castigado. La coalición morada, a quien la ilusión surgida en las calles aupó en su estreno en 2015 a la tercera posición en número de votos –logró más de 82.000, superando incluso al PSE–, ya perdió hace cuatro años más de 20.000 papeletas, y en esta ocasión ha sido relegada a la quinta posición, rascando la confianza de apenas 38.774 vizcainos. Así, mantendrá solo dos de sus seis apoderados y, al no contar con los tres mínimos exigidos, no podrá formar grupo propio y pasará a conformar, en solitario, el Grupo Mixto.