El encarecimiento de la vida fue el argumento manejado ayer por EH Bildu para desgranar algunas de las ideas que la coalición independentista propone para Bilbao y para Bizkaia. Por ejemplo, comprar locales vacíos en los distritos de la villa para devolverlos al mercado como tiendas de barrio, como anunciaba María del Río; o que los vizcainos tengan un salario mínimo interprofesional de 1.400 euros. Aunque como reconoció el propio Iker Casanova –candidato a la Diputación Foral– incluso si tuviera responsabilidades de gobierno en la institución foral solamente podría “presionar” y trasladar su petición al Ejecutivo español, el único con competencia en la actualidad para fijar la cantidad.

Así las cosas, tanto uno como otro combinaron mensajes sobre transformación o empleo, entre otros conceptos clásicos en campaña. Y en todos ellos hubo un nexo común: las tensiones de tesorería que azuzan cada vez a más personas y unidades familiares en forma de facturas y recibos para pagar alimentos, alquileres o hipotecas, créditos, luz, basuras, agua... Una situación sobrevenida por el contexto geopolítico internacional, pero cuyo impacto es evidente ya en las economías domésticas de miles de vizcainos. Un escenario que sirvió a ambos candidatos para intentar deslucir y echar tierra el actual statu quo de Bilbao y del conjunto de Bizkaia.

Del Río, por ejemplo, manifestó que “estamos ante un gobierno local estancado y con una perspectiva cortoplacista que no pone el foco en los problemas a corto y medio plazo”. En este punto, la alcaldable recuperó para su discurso la palabra “transformación” sobre la que están girando estos primeros compases de la campaña. Se refería, en concreto, a la actividad comercial y económica de la ciudad.

A su juicio, es urgente abordar desde otra perspectiva este sector tan importante para el botxo. “Los retos actuales exigen procesos de transformación –apuntó– por ejemplo para impulsar los mercados municipales y ese comercio de proximidad, de cercanía, que genera empleo y vida en los barrios y contribuye a construir relaciones entre vecinos”. Así las cosas, y con el Mercado de La Ribera a sus espaldas, Del Río lanzó su propuesta electoral: “comprar locales vacíos para poner en alquiler público y que sean destinados al comercio local”.

Otro de los aspectos sobre los que quiso incidir la candidata es que desplegar una estrategia de ese tipo ayudaría a construir una ciudad “sin brechas sociales”. “Frente a multinacionales y franquicias, EH Bildu apuesta por el comercio de proximidad y por el refuerzo de los mercados locales, como motor de creación de empleo y fortalecimiento de relaciones vecinales”, zanjó Del Río en el acto de campaña compartido con Iker Casanova.

El candidato a diputado general se movió en una línea similar cuando expresó que “frente a las políticas desarrolladas hasta ahora que han beneficiado a los oligopolios y a las grandes empresas, necesitamos políticas que pongan a las personas en el centro y defiendan sus intereses”.

En ese sentido, consideró necesario que los “sectores públicos incrementen su capacidad para la creación de energías renovables para que la ciudadanía pueda cubrir sus necesidades energéticas y es necesario establecer un salario mínimo interprofesional de 1.400 euros que se ajuste a la realidad socio económica actual”. “Es necesario un liderazgo público para poner en marcha el modelo de industria 5.0, un modelo tecnológico, avanzado, social, ecológico y sostenible, que tenga en cuenta las necesidades de cada comarca”, concluyó el candidato de la coalición.