La apuesta europeísta que ha realizado el PNV y la intensidad de su participación en la Conferencia sobre el Futuro de Europa le ha costado incluso algún contratiempo a la diputada en el Congreso Josune Gorospe, quien sufrió un accidente en su regreso del último plenario y este jueves ha participado por videconferencia en la rueda de prensa en Sabin Etxea mientras se recuperaba de sus lesiones. Gorospe y la eurodiputada Izaskun Bilbao realizaron un balance “positivo” del primer ensayo general que ha llevado a cabo la Unión Europea para implicar a la ciudadanía en su proceso de construcción.

El PNV se felicitó porque las ideas que han trasladado los ciudadanos en la plataforma digital y los paneles coinciden con su apuesta por una Europa más federal, social, sostenible y diversa. Incluso constató que el miedo a una Europa más federal reside más en los estados que en los ciudadanos: la segunda propuesta más apoyada fue crear un mecanismo de arbitraje para los conflictos de soberanía, una Directiva de Claridad, pero los estados la tumbaron.

QUE LAS NACIONES SIN ESTADO CONSULTEN

Es el mecanismo que ha planteado durante años el PNV para que las naciones sin Estado puedan consultar a la ciudadanía de manera legal y pactada, y abrir una negociación sobre su futuro. En la declaración aprobada por el Euzkadi Buru Batzar se critica “la idea de eliminar del panel de conclusiones dedicado a la democracia europea la segunda propuesta más apoyada por toda la ciudadanía en la Conferencia: la creación de un mecanismo de arbitraje entre las partes cuando conflictos de soberanía y de reconocimiento de esta diversidad devienen en controversia”.

Izaskun Bilbao lo atribuyó al “miedo a la diversidad y las presiones de algunos estados”. Contrapuso la apuesta por el diálogo y el acuerdo del PNV, y la intención de algunos estados de “ignorar los problemas” o tratar de resolverlos por “imposición”. Con la avalancha de peticiones ciudadanas en ese sentido, se desmonta la tesis de los estados de que estas cuestiones son obsesiones identitarias alejadas de los problemas reales, o que son fuente de conflicto e inestabilidad.

Los jeltzales planteaban un mecanismo de arbitraje pactado, al estilo de la Ley de Claridad que permitió los referendos en Quebec, para que puedan solucionarse conflictos de soberanía como el catalán que estalló en toda su magnitud en 2017 y que sigue sin resolverse, aunque sería una percha para cualquier nación sin Estado como la vasca. El PNV, que seguirá defendiendo este planteamiento, dice en la declaración aprobada por su Ejecutiva que “la experiencia confirma que la razón de Estado que suele esgrimirse para imponer esa visión excluyente de la identidad nacional y de la soberanía degrada siempre la calidad del Estado de Derecho y es, en sí, negativa para la construcción europea”.

EUROPA SOCIAL Y LENGUAS MINORIZADAS

Los jeltzales defienden también que la Conferencia sobre el Futuro de Europa debería desembocar en una III Convención que propicie una reforma de los tratados. Gorospe puso en valor que se haya escuchado la voz de la ciudadanía y que las propuestas se hayan debatido en el pleno. Enfatizó que ha pasado la criba la propuesta 48.2, que defendía el PNV, y que postula la creación de una institución u órgano para defender las lenguas minorizadas. También ha tenido apoyos la idea de tener en cuenta las propuestas de los parlamentos con competencias legislativas.

Los jeltzales aplauden la propuesta para acabar con la regla de unanimidad, o que el Parlamento Europeo tenga iniciativa legislativa y garantice la presencia de minorías nacionales, además de que creen que se ha podido poner en valor la salida solidaria a la crisis del coronavirus frente a la pasada austeridad. Y Bilbao aspira a que “Euskadi sea un sujeto activo en esta nueva Europa”, donde quiere ser un referente en innovación.