Observadora, analítica y empática. Su formación como periodista le lleva también a tratar de comunicar sin circunloquios, enfrascada nuevamente en un proceso negociador, esta vez para configurar un Govern liderado por Esquerra. Marta Vilalta (Torregrossa, Lleida, 3-XII-1984), sobre quien recae la responsabilidad de ser secretaria general adjunta y portavoz nacional de los republicanos, apremia a JxCat a dejar a un lado las evasivas para sellar sin dilación un acuerdo que permita investir a Pere Aragonès y poner en marcha la reconstrucción de Catalunya y la salida al conflicto político en clave independentista. “Basta de excusas”, conmina.Cuesta entender desde la distancia tanta demora en las negociaciones entre Esquerra Republicana y Junts.

—A veces desde la proximidad también cuesta entenderlo. Para Esquerra la investidura ya tendría que haber salido en marzo, no hay nada que lo haga imposible, no existen dificultades tan grandes para justificar que no tengamos ya como president a Pere Aragonès y formar gobierno. Sobre todo, por la necesidad de la situación, en una crisis enorme como consecuencia de la pandemia. Llevamos semanas y aún hay tiempo, pero por nosotros estaría ya todo hecho.

ERC ha situado el 1 de mayo como fecha ‘límite’. No sé si a modo de ultimátum o para ejercer presión sobre JxCat.

—Lo que hemos hecho es trasladar la necesidad imperiosa de tener gobierno en el actual contexto para dar a la ciudadanía una respuesta, principalmente a los sectores más afectados, al país en general. Manejábamos que entre el pasado viernes, Sant Jordi, y el 1 de mayo esto habría que cerrarlo porque tenemos prisa. Es la prisa del país, de la gente. Por eso hicimos ese llamamiento a Junts para que se ponga las pilas. No más excusas. La unidad no se predica, se practica.

Pero Junts no tiene prisa... Quizás para marcar impronta.

—Podría ser una estrategia negociadora pero eso es irresponsable. Han pasado dos meses y hay tiempo hasta el próximo 26 de mayo pero no deberíamos apurar hasta el último minuto. Cada día sin gobierno es un día más sin disponer de las herramientas. A esto se añade la situación de conflicto político y de represión que hace que desde el pasado octubre no tengamos president porque fue inhabilitado.

ERC facilitó la elección de Laura Borràs como presidenta del Parlament y, después, la sustitución de Cuevillas en la Mesa. ¿Falta generosidad desde JxCat?

—Les pedimos esa generosidad y responsabilidad que siempre hemos tenido. En todas las legislaturas durante todo el procés hemos apoyado a los presidentes del mundo convergente: a Mas, Puigdemont, Torra... Al revés parece que cuesta mucho.

¿El papel del Consell per la República al mando de la figura de Carles Puigdemont supone un obstáculo?

—Nosotros hemos hecho una propuesta global para desbloquear esto. Proponemos, lógicamente, que exista el Consell per la República pero reformulado para ser más útil en los aspectos relacionados con la internacionalización del proceso catalán. Y debe haber un espacio más discreto donde nos podamos encontrar, debatir y reunir las distintas organizaciones independentistas. Las instituciones catalanas, el Govern, el Parlament, el president, son quienes deben liderar y gobernar el país. Cada espacio debe tener su papel, no se puede mezclar todo ni supeditar unas cosas a las otras porque nos estaríamos equivocando.

Ni gobernar desde Waterloo...

—Obviamente. Quien debe gobernar Catalunya es el Govern de la Generalitat y quien se debe a la ciudadanía y al Parlament, no a organismos externos como el Consell. Es útil para avanzar a la independencia pero no puede tutelar la gobernabilidad.

¿El liderazgo de los fondos europeos es otro elemento de discusión?

—Aquí tampoco vemos un problema porque no se nos ha trasladado así. Hemos puesto sobre la mesa que haya un comisionado adscrito al departamento de Presidència que sea quien gestione estos fondos, que son tan importantes para la reconstrucción de Catalunya, y que haya una coordinación con los departamentos competentes en los temas que los financiarán. Es una buena fórmula de encontrarnos.

Previamente a las fallidas sesiones de investidura, ERC selló un acuerdo con la CUP. ¿Tan incompatible es con el ámbito posconvergente?

—No lo creo. Nuestro acuerdo con la CUP es importantísimo en el ámbito social y nacional. Es un pacto global en el que se habla de líneas estratégicas y programáticas para hacer frente a la crisis, y también de organización y estabilidad en la legislatura. Lo que hemos trabajado entre Esquerra y la CUP, y entre ERC y Junts, tiene que ser compatible y lo estamos haciendo compatible, porque si no no funcionará. No hay tanta sima. Por eso decimos que no es que haya problemas sino que son excusas las que han impedido sacar adelante la investidura. Y deben terminar lo antes posible, a poder ser a primeros de mayo. Ese consenso con la CUP consolida nuestra mayoría independentista y algo que salió de las urnas: el mayor peso de las izquierdas, en Catalunya y en el mundo secesionista. Además del 52% del independentismo, se pueden desarrollar políticas más progresistas relacionadas con la justicia social, donde no ganen los de siempre.

El Govern mantendría una estructura equilibrada en número entre Esquerra y Junts, y paritaria. Pero se habla además de la creación de nuevas consejerías pegadas a la actual coyuntura.

—A falta de la estructura definitiva, creemos que hay que incorporar una conselleria de igualdad y feminismo. También un departamento vinculado al cambio climático, sostenibilidad, medio ambiente... Y planteamos que haya una conselleria relacionada con el conocimiento, universidades, innovación y políticas digitales. Estamos abriendo las carpetas -un total de cinco: estrategia independentista, soberanía parlamentaria, prioridades del Govern, la arquitectura del Ejecutivo y los mecanismos de coordinación- y las responsabilidades serán compartidas entre ERC y Junts, sabiendo que la CUP no se va a incorporar al gobierno aunque sí le dará garantía de estabilidad. Y sí, será un Ejecutivo totalmente paritario.

¿La estrategia a seguir en las Cortes en Madrid será unitaria como reclama Junts?

—En este sentido tenemos vías estratégicas distintas. Pero a ver, lo esencial es que compartimos objetivo y necesitamos coordinación. Eso es la base del acuerdo. Lo de pactar todo al detalle es imposible ahora. Eso no significa que haya que supeditar las decisiones de cada uno. Tenemos unos resultados electorales de 2019 en Cortes españolas y nosotros nos debemos a la gente que nos apoyó con una propuesta muy clara: la apuesta por el diálogo y la negociación. Eso no quiere decir sí a todo, sino pelear por la solución y plantar cara a la vulneración de competencias o a los ataques a Catalunya. ¿Nos gustaría votar prácticamente en todo igual con los independentistas? Sí. Pero si no es posible, cada organización debe mantener su independencia porque se debe al respaldo que obtuvo en las urnas.

¿Sienten o temen que Junts persigue hacer oposición desde dentro del Govern? ¿Que no ha sabido asimilar que, aunque sea por solo un escaño, no es esta vez quien debe ostentar el liderazgo?

—Nosotros trabajamos por un gobierno de coalición que nos hubiese gustado incluso que sea más amplio, con los comunes. Si hay otras intenciones, que las explique Junts. Nuestra propuesta de acuerdo recoge un mecanismo de coordinación, de principios básicos como la lealtad y la corresponsabilidad, útil, para no cometer los errores pasados de reproches y peleas públicas dentro del gobierno.

JxCat incluso deslizó apoyar a Aragonès e irse a la oposición. Y hasta el exvicepresident del Parlament. Josep Costa, habló de “repetir elecciones antes de enterrar el mandato del 1-O con un mal acuerdo”.

—Hemos escuchado distintas posiciones de miembros destacados de Junts. No sabemos cuál es la buena.

La apuesta por la mesa de diálogo y los dos años de margen que otorgan al Gobierno español para conseguir avances es otro punto de debate. ¿Se puede confiar aún en esta herramienta bilateral?

—Somos los primeros en decir que no confiamos en el Gobierno español y que vemos muy difícil resolver este camino a través de la negociación por el posicionamiento del Estado. Somos muy escépticos. Pero estamos obligados a explorar al máximo esta vía y ver dónde llega Moncloa, qué contrapropuestas tiene para Catalunya. No queremos regalar la bandera del diálogo y la negociación al Estado. Desde el independentismo siempre se ha defendido esta estrategia para lograr un referéndum y la amnistía de nuestros representantes encarcelados. Sabemos que quizás no dará los resultados que nos gustaría pero hay que intentarlo y generar las contradicciones en el seno del Gobierno español. Como solo ha existido una primera foto de esa reunión de la mesa y luego llegaron la pandemia y los procesos electorales, hay que retomarla porque es lo responsable.

Los posicionamientos de Moncloa respecto al tercer grado de los presos o las sentencias de los tribunales, avalando por ejemplo el delito de sedición, no allanan desde luego el terreno.

—El Gobierno del PSOE y Unidas Podemos está perpetuando la represión que se instaló con el Ejecutivo del PP de Mariano Rajoy. Solo hemos visto buenas palabras pero no avances. Después está la guerra sucia de todos los aparatos del Estado. Pero el que supuestamente es el gobierno más progresista de la historia persiste en el inmovilismo. Bastaría con avanzar hacia una amnistía, dejar la judicialización y resolver el conflicto de modo político y democrático: votando. Sus negativas y falta de respuestas hacen más fuerte al independentismo.

La resaca del 14-F ha dejado al socialista Salvador Illa insistiendo en que ERC le deje paso, y el seguidismo de los comunes al exministro de Sanidad.

—Illa se cree que ha ganado una cosa que no ha ganado porque no es capaz de aglutinar mayorías. Y sí, la posición de los comunes es muy decepcionante. Catalunya en Comú no se despega del PSC y del PSOE, haciendo sucursalismo cuando había una ocasión de oro para una vía de amplio espectro, sobre todo por la necesidad social y económica. Se han quedado a un lado y sin salirse de su refugio junto al socialismo.

No pocas veces se ha censurado el escenario de Catalunya como triste espectáculo. ¿Qué le sugiere lo que acontece en Madrid de cara al 4-M?

—Ya lo dijo Ayuso: Madrid es España, y España es Madrid... (ríe). Prefiero no analizar lo que está pasando allí. Pero no puede estar todo a la espera de lo que suceda en Madrid, o de las disputas entre esos gobiernos.

“Pedimos a Junts la generosidad que ERC siempre ha tenido con ellos, sería irresponsable que esté demorando la investidura solo como estrategia”

“Pusimos de límite el 1 de mayo para que se pongan las pilas, hemos oído distintas posiciones de miembros de JxCat y no sabemos cuál es la buena”

“El Consell debe reformularse, es útil para avanzar a la independencia pero no puede tutelar la gobernabilidad, quien lidera Catalunya es el Govern”

“Proponemos un mecanismo de coordinación que preserve la lealtad entre socios porque no se pueden repetir reproches y peleas públicas”

“En Madrid cada organización tiene vías estratégicas distintas y debe mantener su independencia porque se debe a quienes le votaron en 2019”

“El Gobierno del PSOE y Podemos está perpetuando la represión que se instaló con el PP pero no regalaremos la bandera del diálogo al Estado”