Exdiputado de Cultura, Juventud y Deportes en Gipuzkoa, el dirigente socialista fue designado por Pedro Sánchez delegado del Gobierno español en la CAV apenas un mes antes del primer estado de alarma.

Afrontamos una etapa larga y complicada con un nuevo estado de alarma hasta mayo de 2021. ¿Qué diferencia este periodo del que se vivió a partir de marzo?

—Creo que a estas alturas todos somos un poco más conscientes del desafío al que nos enfrentamos. Por otro lado, en la medida en que la cogobernanza y el diálogo federal del Gobierno con las Comunidades Autónomas ha ido funcionando, con sus problemas y tensiones, en este momento son las comunidades las que tienen que emprender las medidas restrictivas que quieran bajo el paraguas legal y jurídico del estado de alarma. La confianza entre administraciones se tiene que robustecer porque solo así se puede alcanzar el éxito en frenar la pandemia.

El PP se abstuvo en la prórroga del estado de alarma y pidió la dimisión del ministro Salvador Illa. ¿No estuvo a la altura?

—El famoso viaje al centro que parece que quiere dar el PP lo pondría en cuarentena porque todavía hay muchas tensiones internas e intereses para seguir desarrollando una oposición inmisericorde, sin caer en la cuenta de que la ciudadanía nos quiere ver unidos, al menos en lo que es esencial. Es un momento histórico como para estar a la altura, lo que significa que era de desear que hubiesen adoptado una posición favorable al estado de alarma, que es el único paraguas jurídico que permite llevar a cabo las restricciones.

Las administraciones establecen las medidas que creen necesarias pero los ciudadanos también tienen que hacer su parte...

—Es evidente que ahí todos somos responsables, las administraciones y las instituciones tratando de ser pedagógicas con las medidas, pero todos y cada uno de nosotros podemos elegir entre ser un agente de transmisión o ser un agente de freno a la propagación del virus. Y no me refiero solo a la propagación física sino también a transmitir bulos y posiciones que son irracionales como las que han llevado a los recientes disturbios en Bilbao.

¿Qué tiene que decir sobre estas protestas negacionistas, que se han saldado con detenidos y la quema de contenedores?

—Es un negacionismo muy peligroso ante el que todos tenemos que poner freno en nuestras conversaciones, nuestras familias, nuestros centros de trabajo, nuestros centros de estudio€ Hay que argumentar y apelo al aspecto más racional del ciudadano y de la ciudadana para que no se deje llevar por ese tipo de posiciones que lleva a rechazar las pruebas empíricas de lo que representa este virus en términos de riesgo para la salud, y que nos pueden jugar una muy mala pasada.

Las ayudas de la Unión Europea contra la pandemia, ¿serán otro ejemplo de esa colaboración entre administraciones?

—Sin duda alguna. España ha llevado a cabo una negociación muy exigente en el ámbito del club europeo y las ayudas han de aplicarse con arreglo a la identidad de este Estado compuesto y complejo. La cogobernanza también implica una participación activa de las Comunidades Autónomas en el diseño de ese plan de choque y, por tanto, en la gestión de esas ayudas. Si bien es cierto que, por su propia naturaleza, el Gobierno de España se reserva una muy buena parte de los recursos para poderlos aplicar en proyectos de país, que trascienden las fronteras autonómicas en términos energéticos, ecológicos, de tejido empresarial e industrial.

Acaba de arrancar una nueva legislatura en Euskadi. ¿Cómo es su relación con el Gobierno vasco?

—La relación es de confianza y de mutua colaboración, las aspiraciones, estrategias y políticas que se pretenden llevar a cabo en Euskadi cuentan con la complicidad y el respaldo del Gobierno central. Es decir, tiene plena disposición a colaborar con el Gobierno vasco porque, en muy buena medida, el programa que han pactado los dos partidos que forman parte de la coalición de gobierno es compartido con el Gobierno de España.

¿Es optimista respecto a que se complete el traspaso de competencias pendientes?

—Sí, las prioridades del Gobierno vasco y del Gobierno de España han sido el combate sanitario y socioeconómico contra la pandemia, pero en las agendas de ambos sigue estando presente el calendario de negociaciones para la transferencia paulatina de materias y competencias que están pendientes. La voluntad es total y a partir de ahí hay que ir desatando los nudos jurídicos y financieros detrás de toda competencia. Pero hay una sintonía y una unión de intereses muy amplia para cumplir los objetivos pactados.

¿Aparece el Ingreso Mínimo Vital como una prioridad en ese calendario?

—En estos momentos lo está gestionando el departamento de Idoia Mendia a través de una encomienda de gestión y, evidentemente, se incorpora al calendario de las materias pendientes de transferir de forma prioritaria. Porque es un nuevo derecho que ha creado el Gobierno de España y consideramos que la comunidad autónoma es la que mejor lo va a gestionar porque además ya tiene una tradición y un recorrido andado con la RGI.

¿Cree que, esta vez sí, se aprobarán los presupuestos del Estado? ¿Cuál es la importancia de superar las cuentas de Montoro?

—La importancia es enorme porque todo Gobierno necesita un presupuesto propio como principal herramienta de gestión de las políticas que pretende llevar a cabo. Se agrava porque veníamos arrastrando unos presupuestos obsoletos de 2018 y de un Gobierno diametralmente opuesto en sus políticas sociales y de reparto de la riqueza, y la pandemia ha venido a plantear con mayor nitidez si cabe la exigencia de una nueva herramienta que nos permita llevar a cabo las políticas de choque específicas ante esta situación inédita.

La subida del impuesto al diésel se erige en el principal escollo para lograr el respaldo del PNV a estas cuentas, aunque la ministra Montero se ha abierto al acuerdo.

—Dentro del paquete de medidas progresistas en materia de transición ecológica, digital y de cohesión social que encierra este presupuesto, sabemos que nos enfrentamos a un Congreso muy heterogéneo con fuerzas que quizá tengan posiciones más conservadoras. Hay que salir al encuentro de esas fuerzas cuyo apoyo va a ser muy importante en la aprobación de los presupuestos, y por lo tanto estamos abiertos a dialogar y negociar.

¿Cuál es la afección en Euskadi de este proyecto de presupuestos estatales?

—Destacaría los más de 570 millones de euros en inversión ferroviaria, portuaria, aeroportuaria y de otra índole. La parte del león se la llevan los diferentes tramos de la alta velocidad, con más de 290 millones. Hay otro gran capítulo que representa el mayor paraguas social nunca antes desplegado en Euskadi con un incremento de más de 600 millones de euros, y que decreta el fin de la austeridad como manera de enfrentar una crisis social.

Sigue el tira y afloja entre el Gobierno español y el PP de cara a renovar el CGPJ. Por otro lado, la reforma legislativa planteada por el PSOE y Unidas Podemos suma cada vez más rechazos, el último el del TSJPV. ¿Cuál es la solución a este enredo?

—La aprobación de los órganos constitucionales por parte del Congreso de los Diputados es la prueba del algodón para el PP, y hablando de constitucionalismo, el PP no supera esa prueba cuando bloquea la renovación de ese tipo de órganos. Porque eso implica que cuando no gobiernan no están dispuestos a renovarlos como prevé la Constitución.

¿Tuvo alguna utilidad práctica la moción de censura a Pedro Sánchez?

—Es pronto para saberlo, hubo un discurso aplaudido por parte de Casado pero que tiene que acompañar con hechos para saber si, efectivamente, esa posición responsable y de país se abre camino en el seno del PP. Por lo demás, todos sabemos que la extrema derecha busca titulares. Creo sinceramente que sirvió para muy poco pero permitió visualizar que, por fortuna, hay una amplia mayoría que está en posiciones mucho más racionales.

¿Qué le parece el cordón sanitario alrededor de Vox en el Parlamento Vasco?

—A la extrema derecha hay que confrontarla con ideas racionales y argumentos, como hizo Pedro Sánchez con ocasión de la moción de censura, porque de este modo sus postulados no aguantan un asalto. Merece la pena hacer el ejercicio intelectual de combatirlos, de no dejar pasar ni una para no entregar un espacio gratuito a la causa del populismo.

¿Cuáles son las funciones de la Guardia Civil y la Policía Nacional desplegadas en Euskadi a la hora de garantizar el cumplimiento del estado de alarma?

—En el despliegue policial la Ertzaintza es la policía integral que se encarga de la seguridad ciudadana pero hay elementos del ámbito de las fronteras, las aduanas, los puertos, los aeropuertos y el condado de Treviño donde son la Policía Nacional y la Guardia Civil los que se encargan de esas tareas. La coordinación con el Departamento de Seguridad del Gobierno vasco es total, la interlocución es muy fluida, colaboramos con una mirada común y desde el respeto a las competencias de cada cual.

La adecuación de esos efectivos al actual tiempo sin violencia de ETA y garantizar que la Ertzaintza ejerce sus plenas competencias es una reivindicación recurrente.

—Eso está totalmente garantizado, la Ertzain-tza desempeña todas sus competencias, y es más, la Guardia Civil y la Policía Nacional también dan cabida a su participación en el centro de cooperación policial transfronteriza de Hendaia. Los efectivos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado están dimensionados a la tarea que tienen encomendada en estos momentos y a las competencias que deben desempeñar en Euskadi. No comparto las visiones excluyentes con unos cuerpos que, en general, han dado sobradas muestras de trabajar con vocación de servicio público.

El impacto por el desprendimiento del vertedero de Zaldibar es de largo alcance. Además de los trabajos que continúan en la zona, ¿cabe pensar a futuro para evitar que se vuelva a producir una situación así?

—Seguro que hay lecciones que aprender, siempre que pasan tragedias de estas características han de hacerse evaluaciones y analizar las posibles vías de mejora. Los objetivos de transición ecológica y de lucha contra el cambio climático deben ser compatibles con la gestión racional de los residuos industriales. También hay que tener la memoria puesta en las dos personas que fallecieron y en el deseo de que la persona cuyo cadáver aún no se ha hallado se halle cuanto antes para el descanso de sus familiares.

El Ministerio del Interior ha anunciado el acercamiento de ocho presos a cárceles próximas a Euskadi, el traslado más grande hasta la fecha. Usted lo ha enmarcado en el cumplimiento estricto de la legalidad.

—Así es. La legalidad penitenciaria incluye la reinserción y la resocialización de quienes han cometido delitos tan atroces como los que cometió la banda terrorista ETA. En la medida en que las personas den muestras de reconocer el dolor causado, de algún tipo de arrepentimiento, de cercanía y empatía hacia las víctimas, pueden hacerse acreedoras de algún tipo de beneficio penitenciario. La fortaleza del estado de derecho frente a quienes han utilizado la violencia de forma sistemática reside precisamente en establecer el eventual derecho de las personas a reinsertarse como una prioridad frente a quienes, desde el fanatismo, desprecian la vida. El estado de derecho no está para llevar a cabo políticas de venganza sino, una vez terminado el terrorismo, trabajar por la convivencia.

En sus redes sociales ha criticado los actos de recibimiento a presos de ETA.

—Porque demuestran una nula empatía hacia las víctimas, desandan el camino por la convivencia y resultan absolutamente innecesarios, hay mil maneras de agasajar a una persona de forma discreta y sin infligir un daño innecesario y revictimizador a las víctimas. Además, resultaría paradójico que determinados presos hubieran hecho ese reconocimiento sincero del daño causado y luego quienes están fuera esperándoles les recibieran como auténticos héroes. Esa idealización del delito echa por tierra la labor de muchos presos que están haciendo esa transición.

Cimentar una memoria crítica es otra labor en la que incidir en los próximos años.

—E inclusiva en lo posible. No estoy de acuerdo en imponer un único relato de lo sucedido. Tengo muy claro lo que representó ETA y aquellos duros años del plomo pero es evidente que hay documentales y producciones cinematográficas recientes como Patria que están permitiendo una mirada más caleidoscópica, compleja y completa de esta larga pesadilla del terrorismo.

"El negacionismo es muy peligroso y todos tenemos que ponerle freno con argumentos, por lo que apelo al aspecto más racional del ciudadano"

"Pondría en cuarentena el famoso viaje al centro del PP, todavía hay muchos intereses para desarrollar una oposición inmisericorde"

"La confianza entre las administraciones se tiene que robustecer porque solo así se puede alcanzar el éxito en frenar el virus"

"Resultaría paradójico que algunos presos hagan un reconocimiento sincero del daño causado y luego fuera les reciban como héroes"

"La voluntad para la transferencia de las competencias pendientes es total y a partir de ahí hay que ir desatando los nudos jurídicos y financieros"

"La relación con el Gobierno vasco es de confianza, el Gobierno central respalda las estrategias que se pretenden llevar a cabo en Euskadi"