exalcalde del PNV Pedro García Borobio gobernó durante una legislaturaGuerra Civil, lehendakari Aguirre

Con el tiempo, para Pedro, su tío Marcos fue como un padre. De hecho, en la localidad era conocido popularmente como Borobio. “A mi padre le trajeron a Galdakao porque sus tíos no podían tener hijos y, por ello, la familia decidió que se hicieran cargo de Pedro con solo 9 años de edad”, relata su hijo Gotzon García Loroño.

Pedro García Borobio contrajo matrimonio con Luke Loroño, de arraigado sesgo nacionalista. “La madre de Luke, mi amama Bernarda Zamakona, fue presidenta de Emakume Abertzale Batza en Galdakao y su marido, el aitite Elisardo Loroño, juez de paz nombrado por el lehendakari”, narra Gotzon.

Pedro nació en 1930 en Soria. Cuando sumaba seis años estalló la Guerra Civil tras un fallido golpe de Estado militar. Crecía en la provincia castellana mientras su tío Marcos Borobio luchaba por los derechos y libertades ante los sublevados contra la legítima Segunda República. Era zapador de un batallón del Euzkadiko Gudarostea. En aquellos días el Consejo de Ministros hizo un llamamiento “para que se humanizara la guerra” -aporta Gotzon García— y “condena la bárbara destrucción de Madrid, Gernika, Durango, Galdakao o Bilbao”.

Según un estudio realizado por Gotzon García, las víctimas registradas por el Ministerio de Defensa los días 7, 24, 29 y 30 de 1937 fueron 22 muertos y 34 heridos. “Marcos fue herido en los bombardeos de los montes de San Miguel, en Villaverde de Turtzioz. Fue bajado en camilla por Rufino Sagarminaga y Piquero, integrante de la Banda de música”.

Tras ser herido fue trasladado a Karrantza, al balneario del Molinar habilitado como hospital. “Allí le hicieron las primeras curas, y más adelante fue llevado al hospital de Valdecilla, en Santander”.

A su regreso al hogar familiar, finalizada la contienda, continuó con su comercio, puerta ante la que paraba el tranvía de la línea de Arratia. Fue entonces cuando Pedro García Borobio llegó a Usansolo con 9 primaveras y vio cómo su tío Marcos tenía “un dedo amputado y marcas de metralla en la cara” debidas a su lucha antifascista.

Pedro había arribado a Bizkaia en un tren procedente de Castejón (Nafarroa). Abando fue su destino. Tras pasar su primera noche en la calle del Cristo en Bilbao, se desplazó a la residencia de sus tíos Marcos Borobio y Pilar Angoitia, que le esperaban en aquella tienda de ultramarinos. Ella, además, impartía corte y confección.

Hecho a la vida de Galdakao, Pedro pudo estudiar bachiller en el colegio El Salvador de los Hermanos Maristas y a continuación en la Escuela de Náutica de Deusto. Sus primeras singladuras las hizo con la empresa bacaladera Copiba por Terranova y a continuación con la empresa Ybarra y Ciapor la costa peninsular transportando sosa en Santander, hierro en Asturias, madera en Galicia y aceite en Sevilla.

Más adelante trasladaría pasajeros entre Barcelona, Marsella, Génova, Cádiz, Montevideo y Buenos Aires. Con la Compañía de Pesca e Industrias del Bacalao navegó tres años. “Las prácticas de mar para sacar el título de capitán las hizo en Terranova”, agrega Gotzon.

En la Escuela de Náutica de Bilbao sacó el título oficial de piloto de la Marina Mercante. Se enroló en un barco en Alemania y acabó en 1955 siendo capitán. Tres años después, contrajo matrimonio con Luke Loroño. “Aita recordaba sus viajes a los países del Este con inquietud, en una época en que en los pasaportes se indicaba que se podía viajar a todos los países salvo a Rusia y sus países satélites”. Cuando llegaron a un puerto de Rumania la policía pinchaba los sacos por si se había escondido algún disidente. “No salía a tierra por miedo”, añade.

Sus siguientes singladuras correrían a cargo de la Flota Mercante Gran colombiana con viajes a Nueva York y Galveston. Pedro evocaba los apasionantes viajes por el Golfo de México durante la crisis de los misiles en la Guerra Fría entre EE.UU. y URSS. “En Galveston los americanos les hacían revisiones obscenas, les dejaban desnudos para comprobar si tenían enfermedades venéreas”, detalla Gotzon. Y las anécdotas continuaban. Por ejemplo, dos pintores contratados en el puerto de Guayaquil (Colombia) intentaron atentar contra Pedro y el mayordomo del barco Ciudad de Medellín “en estado de embriaguez y con cuchillo en mano”. Los revoltosos estuvieron “libando licor” en tierra, como exponía la prensa local, no pudiendo cometer su propósito por la intervención de los demás tripulantes”, agrega.

García continuó con su currículo en la Continental Oil Company durante 12 años. Tras tanto trasiego, en 1973 optó por abandonar la mar y pasó a tierra, entrando a trabajar en Vasco Catalana de Consignaciones de Santurtzi, en tráfico de buques. “Facilitó el viaje de Polixene Trabudua de Mandaluniz a Venezuela”, subraya.

En aquellos días, a consecuencia de la escisión de EAJ-PNV, el partido nacionalista quedó en minoría en el pleno del Ayuntamiento con Pedro García como alcalde al frente.“Comenzaron las legislaturas dirigidas con pactos de gobierno PNV/PSE-EE, tomado el relevo de Pedro Egileor”, señala Gotzon.

Durante la legislatura que estuvo al frente, se concluyó el Polideportivo de Usansolo, se reordenaron los servicios municipales en la plaza de la Cruz. Se cedieron las escuelas de Erletxe a asociaciones agrarias y se llevó a cabo la revisión del PGOU “por su alta edificabilidad y problemas de vialidad y accesos”.

Entonces, García y su equipo del PNV presentaron las bases para un nuevo frontón de La Cruz y se inició el proceso de gasificación del municipio así como la adjudicación de las obras de Torrezabal Kultur Etxea o la plantación del retoño del árbol de Gernika en el municipio. Pedro concluyó la legislatura de 1987 a 1991, hasta su jubilación.