- La gestión unilateral de Pedro Sánchez en la crisis del coronavirus, de espaldas a las comunidades autónomas y con una política de hechos consumados desde su mando único, comienza a pasarle factura y a demostrarse insostenible. La oposición y también sus socios de investidura se sienten maltratados, y ayer le aplicaron un primer correctivo: el PNV, el socio más leal desde la etapa de la moción de censura, hizo perder una votación a los socialistas en la Mesa del Senado y permitió que prosperase una petición del PP para reunir de inmediato a la Comisión General de Comunidades Autónomas.

Lo sucedido ayer tiene una fuerza simbólica indudable y provoca que tome cuerpo la advertencia del PNV, que un día antes había anunciado tras la reunión semanal de la ejecutiva en Sabin Etxea que está perdiendo la confianza en Sánchez. Las fuentes consultadas admiten que en las últimas horas ha habido intentos del PSOE para reconducir la situación y evitar el varapalo con esta comisión. También ha habido movimientos en el Gobierno español para flexibilizar el cierre de empresas, justo después de la advertencia del PNV y de que anunciara que no votaría la convalidación del decreto. Algo empieza a moverse, aunque sea de manera tímida en este contexto de mando único y decretos. La ministra Montero, en esta situación, pidió perdón ayer por el proceder de su gobierno y prometió mayor colaboración. A última hora de la tarde, el PNV admitió que Madrid está rectificando hacia posiciones más razonables, aunque no óptimas.

Fuentes jeltzales consultadas por este periódico aseguran que no les quedaba otra alternativa que apoyar la comisión, porque habían intentado por todos los medios que el presidente español escuchara la voz de Euskadi en la toma de decisiones, pero Sánchez le dio la espalda con medidas como el cierre de las empresas por el virus. Por ello, había que buscar otro foro para el diálogo, y ese es la comisión del Senado. El PNV había interpretado que la estrategia de lealtad y apoyo expreso y público a Sánchez en el estado de alarma no estaba dando resultados. Lo sucedido ayer es la primera consecuencia práctica de la pérdida de confianza que había anunciado la ejecutiva jeltzale un día antes. El PNV se esforzó en aclarar que el apoyo a este foro del Senado es una decisión de último recurso, porque no es santo de su devoción en la medida en que apuesta por una relación bilateral entre el Estado y la comunidad autónoma vasca y Nafarroa, y este órgano del Senado, por el contrario, es multilateral y reúne a todos los gobiernos en la misma melé.

El PSOE había huido de esta convocatoria como del agua hirviendo, con el argumento de que ya existe un control político en el Congreso, y también con la idea de que es una imprudencia sanitaria reunir el foro del Senado de manera presencial. El jeltzale Imanol Landa tuvo ayer el voto del desempate entre los tres escaños del PP y los tres del PSOE en la Mesa. Que el PNV haga perder una votación al PSOE es algo que duele mucho a Sánchez, máxime cuando fueron los socialistas quienes cedieron el escaño a Landa en la Mesa. Da la sensación de que no lo habían visto venir porque el PNV siempre ha sido un socio disciplinado que ha salvado a Sánchez en trances como la investidura, ha tenido una actitud negociadora en los Presupuestos y los asuntos relacionados con el techo de gasto, y salvó los decretos sociales en la época de la moción de censura.

La duración de la cita de ayer en la Mesa, de tres horas, da una medida del alto voltaje del debate que se mantuvo entre los representantes políticos. El PNV defendió la comisión “para debatir las propuestas e inquietudes de las administraciones vascas” y buscar una gestión de la crisis “más coordinada y acordada”. Además, reafirma su “lealtad” pero cree que no tiene sentido que “el Parlamento esté paralizado en una situación como la actual” y que basta con garantizar la salud de los senadores y el personal de la institución. El Senado es amplio y hay margen para reunir una comisión respetando el espacio entre escaños, aunque en teoría se desaconseja. El PNV tiene la intención de mantener una actitud responsable y no desestabilizar la legislatura o dejar caer al Gobierno socialista, con el que ha abierto una senda de diálogo para cumplir el Estatuto de Gernika. Sin embargo, no es descartable que se sigan produciendo correctivos.

La Mesa de la comisión, presidida por los socialistas, tendrá que poner fecha a la reunión, que el PNV quiere que sea inmediata. La vicepresidenta del Senado, la socialista Cristina Narbona, había defendido que el Gobierno ya rinde cuentas en el Congreso, y que esta comisión pone en riesgo la salud. A la comisión pueden acudir los gobiernos autonómicos, aunque se espera que asistan los consejeros del área sanitaria y no los presidentes. La vía de las videoconferencias del domingo entre los presidentes y Sánchez ha demostrado ser un espejismo donde cada uno lee su discurso y el presidente expone decisiones que ya ha tomado de manera unilateral.