- Otra de las cuestiones que ha vuelto a evidenciar la crisis del covid-19 es la división interna en el Gobierno español y los continuos roces entre los ministros del PSOE y los de Unidas Podemos. Ayer, estas diferencias provocaron una gran demora en el Consejo extraordinario, que se preveía fuera a durar dos horas y se prolongó hasta siete. El motivo del retraso fue la bronca entre los de Sánchez y los de Iglesias debido a si el decreto de alarma debía acompañarse de medidas económicas para intentar paliar la gravísima situación que afronta el Estado.

En este sentido, el líder de Unidas Podemos exigía medidas sociales y económicas de mayor calado que las que se estaban planteando en el decreto que se debatía. Las tesis de Pablo Iglesias eran apoyadas por la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, también partidaria de aumentar las partidas para ayudar a los sectores más perjudicados por la crisis del coronavirus.

Los dirigentes morados tenían enfrente a las tres vicepresidentas, Carmen Calvo, Nadia Calviño y María Jesús Montero que abogaban por retrasar las medidas a la próxima semana y por la moderación a la hora de aumentar el gasto público. Finalmente, fue la tesis de las ministras socialistas la que se impuso, y el decreto del estado de alarma presentado ayer no estuvo acompañado de las partidas económicas que ansiaban en Unidas Podemos.

En medio del enfrentamiento entre los dos bandos del Ejecutivo está el propio presidente Pedro Sánchez, que ya en las últimas semanas se ha afanado en apagar fuegos en discusiones relativas a las leyes de educación y abusos sexuales, así como a la fallida comisión de investigación sobre las cuentas suizas del rey Juan Carlos. Pese a los reproches vividos ayer en el Consejo de Ministros, desde La Moncloa intentan rebajar la tensión y tachan de normal la demora del encuentro debido a las decisiones de gran trascendencia que se estaban tratando y a la gravedad de la situación.

De cualquier manera, en los partidos de la derecha aprovecharon para atizar al gabinete bicolor por sus momentos de duda y división en plena crisis sanitaria. Así, el secretario general del PP, Teodoro García Egea, aseguró que el Gobierno de coalición "no estaba pensado para gobernar" y por ello sus componentes son "incapaces ante una crisis gravísima".

En una serie de mensajes en su cuenta de Twitter, García Egea criticó la demora en la aprobación del decreto de declaración del estado de alarma y la publicación de las medidas específicas acordadas para hacer frente a la crisis del coronavirus. A su juicio, Pedro Sánchez se ha equivocado al declarar un estado de alarma "24 horas antes de aplicarlo", lo que se debe a la "bronca entre Sánchez e Iglesias". Todo ello, mientras "los autónomos y trabajadores siguen esperando" y "los españoles y el personal sanitario dan una lección al Gobierno".

Por su parte, el líder de la ultraderecha Santiago Abascal también hizo referencia a las tensiones en el Ejecutivo bicolor y ofreció su voto a Pedro Sánchez para decretar el estado de alarma y "escapar del miserable chantaje comunista y separatista" al que, en su opinión, lo están sometiendo Podemos y los nacionalistas vascos y catalanes.

Así las cosas, las costuras del Ejecutivo español se rompen en el peor momento posible, en medio de la peor crisis sanitaria que ha azotado el Estado español en este siglo, y las críticas a Pedro Sánchez y a sus ministros arrecian por la gestión en los últimos días, por la tardanza en anunciar medidas contundentes y por la falta de información a la ciudadanía.

Son estos tres últimos argumentos los que está empleando la derecha como arma arrojadiza contra los socialistas y morados, a quienes la emergencia sanitaria ha cogido en el peor momento respecto a la unidad del Ejecutivo de coalición que echó a andar el pasado mes de enero.

La bronca de ayer en el Consejo de Ministros no es más que el último episodio de los roces vividos en las últimas semanas, en las que ambas formaciones se han acusado mutuamente de filtraciones, de deslealtad y de malmeter en leyes de ministerios ajenos.

El caso más evidente se produjo al hilo de la norma de abusos sexuales redactada en el Ministerio de Igualdad de Irene Montero, que acusó a la vicepresidenta Carmen Calvo de maniobrar para paralizar la promulgación del nuevo proyecto legislativo. El desencuentro acabó incluso con acusaciones de "machismo" hacia el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, desde las filas moradas, lo que obligó al propio presidente del Gobierno a intervenir y llamar al orden a su gabinete.

Después de lo vivido ayer en el extenso Consejo de Ministros, está por ver si Pedro Sánchez logrará reconducir las posiciones enfrentadas en su Gobierno o si la división continuará en las próximas jornadas.