Bilbao - Desde quien considera que el Tribunal Supremo ha metido delitos con calzador para de esta manera castigar al proceso soberanista de Catalunya, a quien señala que la sedición encaja perfectamente con los hechos probados por un tribunal de una imparcialidad y nivel técnico que no son cuestionables. La sentencia dictada el pasado lunes por el Supremo, aunque ya desde el viernes se filtró buena parte de la misma, se abre a mil aristas e interpretaciones. Para las filas del soberanismo las penas son durísimas y castigan intenciones y no hechos. Para los partidos de la derecha constitucionalista -especialmente PP y Ciudadanos-, el alto tribunal ha pecado de debilidad.

DEIA ha pulsado la opinión de tres expertos. El catedrático de la Universidad de Barcelona Joan Queralt se muestra muy crítico con la sentencia y ve en ella muchos matices políticos. Para Ignacio González, portavoz de Jueces para la Democracia (JpD), la imparcialidad y capacidad técnica y profesional de los miembros de Supremo está fuera de toda duda. Por último, Iñaki Esparza, catedrático de Derecho Procesal de la UPV/EHU, cree que el alto tribunal debe atenerse a los hechos y eludir las valoraciones y los juicios de valor.

Como el propio Esparza y González reconocen, esta sentencia llena de aristas tiene mucho recorrido por delante. Ahora, los ya condenados en firme podrán recurrir ante el Constitucional y ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.