bilbao - El asunto de las reuniones de Pedro Sánchez para negociar su reelección como presidente español se ha convertido ya en un auténtico enredo. Ayer se conoció que el candidato tiene previsto viajar a Euskadi el miércoles de la próxima semana para negociar el voto a favor del PNV en su investidura, cuando tan solo unas horas antes los socialistas habían dejado caer que quizás no habría más encuentros y habían dejado en el alambre la posibilidad en sí misma de que Sánchez opte a la investidura antes del 23 de septiembre. Esta es la reunión que, para más señas, viene coleando desde principios de agosto y no ha terminado de producirse. Además, los jeltzales volvieron a enterarse de las intenciones del socialista por la prensa. No es la primera vez que Sánchez anuncia públicamente una reunión sin cerrarla antes con el PNV. Ya sucedió cuando anunció que viajaría a Bilbao a partir del 19 de agosto y, finalmente, la cita nunca llegó a producirse. Los jeltzales mostraron ayer por boca de varios portavoces su sorpresa con la forma en que está gestionando Sánchez todo este asunto y las negociaciones para su investidura.

Sánchez parece dirigir todos sus pasos a construir el relato de que está haciendo todo lo posible para evitar la repetición de las elecciones, mientras sigue dejando para el final al interlocutor más decisivo porque sus apoyos son indispensables para articular una mayoría suficiente: Unidas Podemos y su líder Pablo Iglesias, a quien quiere presionar con todos estos movimientos. El PNV se pronunciará hoy sobre los asuntos de actualidad política tras la reunión de su ejecutiva, en el acto de arranque del curso político en Zarautz, donde tomará la palabra Andoni Ortuzar.

El presidente del PNV en Araba, José Antonio Suso, confesó ayer en Onda Vasca que no entiende nada de lo que está pasando. Sobre la reunión que viene coleando desde agosto, Suso dijo que no le consta que haya un atisbo de reunión o de aproximación de fechas. Opinó que, o bien se está “trabajando el relato para lo que ya se tiene decidido”, o se quiere “marcar a la otra parte para ver si mete la pata”. “Estamos mareando la perdiz. Para ser el Gobierno del Estado, no es lo más gratificante. Estas cuestiones son mucho más serias”, dijo, para recordar después que esta demora está afectando también a las arcas de varias comunidades autónomas. Después de que los socialistas dijeran que Sánchez solo se presentará a la investidura “si ha lugar”, le recordó que es su potestad dar pasos para evitar las elecciones. Suso recordó que este bloqueo afecta a las transferencias y los plazos del TAV.

El portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, se pronunció en un sentido similar ayer en declaraciones previas al pleno del Congreso. Dijo que no sabe “nada” del Gobierno español y “nadie” los ha llamado. El jeltzale explicó que el PNV se reunió con Ábalos el 27 de julio y les comunicó que la intención de Sánchez era mantener una nueva reunión. “Y no hemos sabido nada más. Nadie ha llamado”, dijo. Esteban añadió que fue entonces cuando surgió el rumor desde ámbitos socialistas de que Sánchez iba a viajar a Bilbao a partir del 19 de agosto para reunirse con Ortuzar. Pero tampoco llamó nadie. “Ahora parece ser que tendrá lugar el miércoles de la semana que viene. Tampoco sabemos nada”, concluyó.

mayoría suficiente Los socialistas anunciaron ayer que Sánchez hará doblete el miércoles con una reunión con el PNV y con el Partido Regionalista de Cantabria, que ya ha garantizado el voto a favor de su único diputado. El PNV tiene seis. Pero dejará a Iglesias para el final, y lo citará a partir del 9 de septiembre, dos semanas antes del último intento posible para lograr una investidura que evite la repetición de las elecciones el 10 de noviembre. Todo parece encaminado a presionar a Iglesias. Este modo de actuar supone que los socialistas ofrezcan un acuerdo al PNV cuando no se sabe si ese entendimiento quedaría en papel mojado: al no existir un acuerdo con Iglesias ni indicios claros de que pueda haberlo, lo que firmaran los jeltzales podría acabar en agua de borrajas si se produjera una repetición electoral. El PNV había defendido semanas atrás que Sánchez debía cerrar primero una mayoría suficiente, y ha mantenido un perfil discreto a la espera de que se concrete.