BILBAO - Contra todo pronóstico, y cuando se estaba a la espera de conocer el documento que el PSOE trasladaría a Unidos Podemos tras pergeñarlo con diversos colectivos sociales; la formación de Pablo Iglesias le ganó la batalla del relato mediático al presentar ayer a Pedro Sánchez una oferta de gobierno de coalición, con diferentes alternativas, pero que tampoco pasó el visto bueno de los socialistas, que instan nuevamente a explorar otras fórmulas de investidura. De nada sirvió que la fuerza morada esté en disposición de renunciar a la cartera de Trabajo en dos de las cuatro propuestas planteadas y en las que subraya su intención de hacerse con la vicepresidencia de Derechos Sociales e Igualdad, además de contar con tres ministerios. Las discrepancias en cuestiones de Estado y la “desconfianza mutua” son la base en que se apoya Sánchez para este rechazo.

A través de un comunicado oficial, el PSOE consideró “inviable” el requerimiento de Podemos pese a agradecer un plan que “en lo programático nos resulta muy próximo”, aunque en la nota añaden desde Ferraz que “no hay ningún avance respecto a la posición mantenida desde el principio” por los morados. “Defendemos un único gobierno, con una estructura de funcionamiento clara y eficaz que evite la existencia real de dos gobiernos dentro del mismo Consejo de Ministros”, aseguran los socialistas, para quienes “con la investidura fallida se evidenció la inviabilidad de un gobierno de coalición”. El partido liderado por Sánchez menciona la crisis del procés como un motivo principal de su negativa, por la distancia entre ambas formaciones en temas como “la crisis de convivencia” en Catalunya. Ello, pese a que en la oferta de Podemos no se menciona el referéndum y se habla solo de una mesa de partidos como posible solución al conflicto catalán. “La propuesta del PSOE es conocida: diálogo dentro de la legalidad, respeto a la Constitución y fortalecimiento del Estado autonómico”, apunta el comunicado.

En la fallida investidura Iglesias ofreció su “lealtad” en este aspecto pero no parece que los socialistas lleguen a creérselo. En este contexto, Sánchez proseguirá con su estrategia de poner sobre la mesa un “programa abierto progresista para ser debatido con el resto de fuerzas, especialmente con Unidas Podemos”. “Esperamos que pueda lograrse un acuerdo amplio que permita desbloquear la situación política y que, pronto, España cuente con el gobierno que votaron de forma mayoritaria los españoles: progresista, feminista, ecologista y europeísta liderado por el PSOE”, concluye la nota, que invita a Podemos “a trabajar en esa dirección”.

Otra cartera clave En este evidente clima de recelos recíprocos, el documento previo de la formación encabezada por Iglesias, de 119 páginas, que sobre las 10.00 horas llegó tanto a Ferraz como a los medios, contenía cuatro escenarios que en su día Podemos rechazó por estar vacío de competencias: una vicepresidencia de Asuntos Sociales, que sería para Irene Montero, y la disposición a prescindir de Trabajo en dos de los supuestos pero a cambio de Transición Energética, carpeta a la que los socialistas se aferran. “Es una propuesta integral de medidas programa?ticas, distribución de responsabilidades y competencias de carácter flexible”, justifican en Unidas Podemos. “Es el momento de un Gobierno de coalición que trabaje por y para la gente, cohesionado y que trabaje con lealtad en diálogo permanente entre las fuerzas que lo componen”, demandan los morados, para quienes “no es el momento de reproches y si? de aprovechar la oportunidad que con generosidad nos brindaron los ciudadanos”.

Podemos dice querer “retomar el diálogo dónde se dejó en el mes de julio” y señala que fue “la escasez de tiempo” lo que “impidió” conseguir un acuerdo semejante. Las últimas palabras que cruzaron Sánchez e Iglesias fueron en el pleno del Congreso, el 25 de julio, cuando el secretario general de la marca emergente propuso a última hora apoyar la investidura si también conseguía las políticas activas de empleo, transferidas mayoritariamente a las comunidades autónomas. Pero el único objetivo de Sánchez es ahora rubricar un Ejecutivo de cooperación con apoyos externos, como el posterior a la moción de censura con la que desplazó a Mariano Rajoy. Podemos defiende que su nueva propuesta programática está basada en la segunda versión del documento España Avanza que el PSOE hizo público en julio y en el acuerdo presupuestario para 2019 firmado por ambos el otoño pasado. Falta por saber si los movimientos de uno y otro partido permitirán avanzar en el diálogo o si ambos tienen claro que, a falta de una alianza antes del 23 de septiembre, todo esto forma parte de gestos de precampaña para desquitarse de responsabilidad de vuelta a las urnas el 10 de noviembre.

Medidas moradas En el meollo del documento expuesto ayer, Podemos pretende elevar la presión fiscal, con alzas en IRPF, IVA, Sociedades, Patrimonio y varios gravámenes para el sector financiero; derogar la reforma laboral, con una subida del salario mínimo a 1.200 euros; impulsar el gasto social; políticas feministas y una ley LGTBI+; garantizar servicios públicos en los pueblos e invertir en infraestructuras para vertebrar el territorio; el cierre de las puertas giratorias y la creación de una unidad policial especializada en corrupción que dependa de los jueces; bajar los precios del alquiler para solucionar lo que califica como “emergencia habitacional”; fijar objetivos ambiciosos de emisiones de CO2 e impulsar una ley de cambio climático; un plan para incentivar el regreso de los investigadores; así como trazar una nueva Europa, más democrática y más social.

Por parte del equipo negociador de Podemos, Pablo Echenique reiteró que responde a una “propuesta integral” encaminada a retomar el diálogo; mientras que el líder de IU, Alberto Garzón, destacó que “estamos hablando de unos ministerios que el PSOE llegó a ofrecer en algún momento”, por lo que, “con voluntad política, el camino tendría que ser sencillo”. Desde la bancada de la derecha, y tras conocerse el texto morado, el PP lamentó que vuelva el “espectáculo” que hace escasas semanas marcó la investidura frustrada, puntualizando que la oferta es una “mera declaración de intenciones en la que lo que preocupa es lo que no pone”, según su secretario general, Teodoro García Egea. Todo apunta a que queda abierto el telón de otro mes frenético e incierto.