bilbao - Tras una semana dedicada a la reflexión y a digerir los resultados de las elecciones municipales y forales en la comunidad autónoma, a partir de hoy comenzarán el cortejo y el tanteo entre los partidos para asegurar la estabilidad de las instituciones durante los próximos cuatro años. Las miradas se centran en el PNV, al que corresponde tomar la iniciativa por su contundente victoria.

Los jeltzales darán el pistoletazo de salida a los contactos tras definir hoy la estrategia en la reunión semanal del Euzkadi Buru Batzar. El análisis se centrará fundamentalmente en las opciones que puede haber con EH Bildu y el PSE, aunque parece asumido que la opción más clara pasa por repetir la alianza con los socialistas, que además ha sido avalada en las urnas. El acuerdo con la coalición abertzale es más complicado a la luz de la disputa por la hegemonía que mantiene con el PNV y que será cada vez más intensa a medida que se acerquen las elecciones autonómicas del próximo año. Además, la coalición abertzale, junto a Elkarrekin Podemos, ha sido la primera en posicionarse sobre los pactos poselectorales en municipios como Durango, con una apuesta nítida por desalojar al PNV antes incluso de que arranquen las negociaciones a nivel de las ejecutivas.

Como adelantó el burukide Koldo Mediavilla en la entrevista publicada ayer por este periódico, de la reunión de la ejecutiva saldrá un planteamiento global que afecte a todas las instituciones y que vincule a todo el partido, con un pacto de no agresión con el socio que se escoja finalmente. Si estos días se confirmara el pacto con el PSE, ese acuerdo global y de no agresión afectaría a Irun, donde el PNV de Gipuzkoa había lanzado ya a su candidato Xabier Iridoy para disputar la alcaldía al socialista Santano. Este anuncio contribuye a generar un clima de confianza con los socialistas para la negociación, porque habían pedido un pacto que respete a Santano en Irun y habían amagado con disputar Gasteiz a Gorka Urtaran en caso contrario. El acuerdo en la comunidad autónoma, además, no se va a condicionar a ningún otro escenario en Nafarroa o el Estado. A partir de ahí, quedaría por confirmar qué pasará con la decena de ayuntamientos donde podrían producirse pactos alternativos para desbancar al más votado. PNV y PSE podrían desalojar a EH Bildu de ocho plazas, aunque los socialistas no han hecho público aún un interés en las alcaldías que caerían bajo su mando, Andoain y Pasaia. En el caso jeltzale, el PNV podría optar, por ejemplo, a Alonsotegi. En el otro lado de la balanza, EH Bildu disputa Durango y Galdakao al PNV.

En cuanto a las fórmulas de gobierno (coalición o pacto de legislatura), se dejarán abiertas para adaptarlas mejor a las necesidades de cada caso, pero el PSE no ha recibido bien esta ambigüedad. Está en duda qué va a suceder con la Diputación de Bizkaia y la alcaldía de Bilbao, donde Unai Rementeria y Juan Mari Aburto se quedaron a un escaño de la mayoría absoluta y no tienen tantas apreturas para gestionar y ni necesitarían una presencia nutrida del PSE en los gobiernos. El pacto de jeltzales y socialistas alcanzaría la mayoría absoluta en todos los territorios y capitales, salvo en Gasteiz. Hay dudas sobre la fórmula concreta en las localidades donde existe una especial rivalidad que hace más complicada una convivencia estrecha. Por otro lado, hay más de una decena de ayuntamientos cuya alcaldía dependerá de los pactos que se alcancen, incluso para desbancar al más votado. La duda se despejará el próximo día 15, en la sesión de constitución de los ayuntamientos.

El acuerdo entre PNV y PSE es la opción más clara para la gobernabilidad porque ha funcionado en estos cuatro años con relativa placidez, salvo por los casos de Barakaldo e Irun. También gestionan codo con codo en el Gobierno vasco. Los resultados electorales han reforzado esta coalición. El PP no tiene apenas representación, y Podemos no va a facilitar gobiernos jeltzales.La alianza con EH Bildu es complicada por la pérdida de confianza del PNV en la izquierda abertzale tras el fracaso de la negociación presupuestaria a nivel autonómico, la dimisión del consejero Darpón y las tensiones que han surgido en torno al nuevo estatus de autogobierno. Además, EH Bildu no oculta su interés en desalojar al PNV de municipios concretos como Durango o Galdakao, aunque en ese caso tiene que sumar también a la plataforma Auzoak.