bilbao - PNV y PDeCAT realizaron ayer un esfuerzo evidente para proyectar en público que su relación sigue viva a pesar de haber separado sus caminos y de presentarse en candidaturas diferentes a las elecciones europeas del 26 de mayo. Con la sala de prensa repleta y en medio de una expectación evidente, los presidentes de ambas formaciones, Andoni Ortuzar y David Bonvehí, se dieron un apretón de manos y firmaron en Sabin Etxea su acuerdo poselectoral, la Declaración de PDeCAT y PNV para reforzar su cooperación en Europa. Es un acuerdo de mínimos de seis puntos, donde se ha priorizado aquello que une a los dos partidos a pesar de sus diferentes estrategias en este momento, tanto en sus respectivos territorios como en Madrid. Por encima de todo, quieren cuidar la relación. El acuerdo puede resumirse en una defensa del diálogo democrático como única vía de resolución posible frente a la tozudez del Estado en responder con vetos y tribunales, se pide también avanzar en el reconocimiento de las naciones vasca y catalana y su derecho de autodeterminación, y promover un debate en Europa y que las instituciones comunitarias puedan acompañar un proceso de diálogo resolutivo en el Estado.

Bonvehí quiso aclarar ayer que “las relaciones no se acaban, sino que se intensifican”, y que el propósito del acuerdo es dejar claro que, aunque no haya coalición, la relación “será la de siempre e igual de intensa, y se va a estructurar en una colaboración”, quizás también en el Congreso y el Senado con iniciativas conjuntas.

La de ayer fue una jornada de gestos. PNV y PDeCAT reforzaron su colaboración, a pesar de las evidentes diferencias en su estrategia política y en la actitud de bloqueo o de posibilismo que se debe mantener en el Congreso. El expresident Carles Puigdemont apuesta por una vía de confrontación con el Estado, el sector pragmático ha perdido posiciones en un contexto anímico muy complejo por el encarcelamiento de los líderes soberanistas, y el grupo de los nacionalistas catalanes en el Congreso de los Diputados se negó a apoyar los Presupuestos estatales de Pedro Sánchez, un movimiento decisivo para que la legislatura acabara de manera abrupta y prematura y se decretara el adelanto electoral.

Con vistas a la sesión de investidura que llegará después de los comicios del día 28, persiste la duda de si JxCat optará por una estrategia de bloqueo por el rechazo del presidente Sánchez al referéndum. Andoni Ortuzar, que pidió no dar por hecho tampoco su apoyo a Sánchez, reconoció con naturalidad esta divergencia en las estrategias y lo resumió de manera sencilla: “Nuestra relación política se cimenta en que ambos nos debemos a nuestro país. A veces se escenificará en que los vascos voten que sí, y los catalanes voten que no”, dijo, para añadir después que lo que han firmado supone apoyarse en todas las iniciativas que tengan como fin reconocer los derechos nacionales.

El PNV y la antigua Convergència mantenían una colaboración electoral para Europa desde 2004, pero ahora se ha producido un paréntesis por el deseo de JxCat de elaborar una lista exclusivamente catalana y liderada por Puigdemont. Bonvehí justificó el fin de la coalición en que se ha producido un procés en Catalunya, ha habido presos, y JxCat quería una lista catalana en exclusiva, pero las relaciones con el PNV se mantendrán. De hecho, Bonvehí tuvo el gesto de viajar a Bilbao para firmar el acuerdo en la sede del PNV, y agradeció “la acogida” y estar en la sede de ese “gran partido”. El PDeCAT atraviesa por una situación delicada a nivel interno, con los rumores de escisión alentados por la exdirigente Marta Pascal, y las tensiones con el sector de Puigdemont, pero Bonvehí aseguró ayer que las opiniones de la exlíder son personales. Añadió que su partido es transversal y todos comparten el pacto de ayer.

el acuerdo PDeCAT y PNV quieren mantener su relación. La antigua Convergència es consciente de que el nacionalismo vasco ha sido un aliado histórico y una de las pocas voces que ha roto una lanza a favor del diálogo con Catalunya, además de que el PNV cuenta con una capacidad de interlocución valiosa y evidente con Madrid. Los jeltzales, por su parte, evitan una ruptura traumática para su electorado. Ortuzar y Bonvehí firmaron un documento de cinco páginas, en catalán, euskera y castellano, donde se recrimina a las fuerzas mayoritarias españolas que hayan obstaculizado el desarrollo pleno del autogobierno, y que opten por “imponer un marco jurídico en el que miles de ciudadanos no se sienten representados”. Los firmantes avisan de que los conflictos se resuelven “mediante un diálogo libre, y no la confrontación ni la judicialización de la política”.

En los seis puntos del acuerdo, se apuesta por socializar donde tengan representación “la necesidad del diálogo democrático como única vía de resolución posible”, avanzar “en el reconocimiento de las naciones vasca y catalana y en el derecho inherente de autodeterminación”, promover en Europa el encaje de las naciones sin Estado y arbitrar “vías legales y de representación para ellas”, lanzar un llamamiento doble al Estado para que abra un diálogo resolutivo y a Europa para que acompañe ese proceso, colaborar en objetivos sectoriales, y redactar un plan de trabajo.