Madrid - El presidente del PP, Pablo Casado, insistió ayer en su idea que el castellano sea la lengua vehicular en las escuelas y en la Administración, insistiendo en su propuesta de aprobar una la ley de lenguas si llega a la presidencia del Gobierno español, con el objetivo de evitar la existencia de una administración “paralela y endogámica”.

Pretende así garantizar “que no se pueda acceder a un puesto público si no sea hace con igualdad de todos los españoles”, por lo que reivindicó que las lenguas cooficiales (euskera, catalán y gallego) “no sean un requisito, sino en todo caso un mérito”. De llevarse a la práctica esta iniciativa, se relegaría el uso de los idiomas cooficiales a un uso opcional en la administración, la escuela o la señalización urbana.

Casado parte de la premisa de que “no es justo” que una persona de Madrid “no pueda opositar en Catalunya, y sí al contrario”, aunque precisa que “otra cosa es que luego tengan que aprender el idioma”, lo que en su opinión sucederá especialmente en aldeas o pedanías en las que, por ejemplo, el gallego o el valenciano sea el idioma usado de forma “mayoritaria” por la población.

El dirigente conservador explicó que su propuesta atiende a las necesidades del “usuario” monolingüe del servicio público de las comunidades autónomas en las que son cooficiales el castellano y la lengua vernácula del territorio en cuestión. En su planteamiento no tiene en consideración el derecho al usuario de la administración que se dirige en euskera, catalán o gallego.

En este punto, Casado tira del manual habitual sobre la mejor capacitación de los profesionales contratados que hablan en castellano pero desconocen la otra lengua oficial. “Imagino que alguien en Valencia preferirá que venga el mejor médico, aunque sea extremeño y no hable valenciano, a no ser que quieran una administración paralela”, subrayó, para apostillar que esto mismo sucede en el ámbito de la docencia y de la administración en general.

Así, además de reivindicar que el castellano sea el utilizado en la Administración, destacó la necesidad de que las oposiciones públicas sean en castellano con el objetivo de que los castellanohablantes estén en igualdad de condiciones. “Es bastante sensato que en un país unido no pueda haber privilegios que además acaben en una administración endogámica”, apostilló.

Además de esa ley de lenguas, Casado también prometió una ley de símbolos “para evitar ultrajes a la bandera y que no se permita a los funcionarios públicos lucir “emblemas políticos” como ocurre en la actualidad con los lazos amarillos. Asimismo planteará la ilegalización de los partidos que fomenten la violencia “o la kale borroka como se está viendo en Catalunya”, aunque no especificó cuáles. - DEIA