BILBAO - “Si alguna lección hemos aprendido de la historia es que no se puede gobernar excluyendo a las minorías”. Con esta aseveración quiso despojarse ayer Pedro Sánchez de las críticas recibidas desde las formaciones de la derecha y de pesos pesados de su partido por entablar un diálogo con los independentistas catalanes con intención de que haya un relator en las conversaciones. Lo hizo con intención de cortar la hemorragia interna y externa en su intervención en el Consejo de Europa, en Estrasburgo, ante el comité de ministros de los 47 estados miembros, y refiriéndose, de manera indirecta, a la actual situación política en el Estado. “Cuando se prima la crispación sobre el acuerdo, cuando se prima la ruptura unilateral sobre la búsqueda de consensos, o cuando se defienden fórmulas simplistas, anacrónicas y ya fracasadas para resolver problemas complejos, la democracia se debilita y se resiente”, argumentó en clara alusión a PP, Ciudadanos y Vox, aseverando el líder socialista que “cuando se recurre a la mentira o a la manipulación, cuando se promueven agravios o nostalgias inventadas, la democracia se debilita y se resiente”.

Sánchez no vive un día sosegado con el clima político generado y los nubarrores con los que encara la tramitación de los Presupuestos, pendientes de las enmiendas soberanistas. En la jornada en que se desplazó también al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para desplegar la campaña internacional que el Gobierno español está haciendo para contrarrestar los mensajes del independentismo contra la Justicia española en puertas del juicio por el 1-O, Sánchez se vio obligado a ahondar en las bondades del diálogo para resolver conflictos como el catalán. Pero el anuncio de la aceptación por parte de Moncloa de introducir la figura del relator, facilitador, mediador o notario, según quién lo defina, ha vuelto a hacer temblar los cimientos del PSOE con la censura recibida por parte de algunos barones y opositores al sanchismo. “Profunda vergüenza”, “inaceptable”, “tomadura de pelo”, “perplejidad absoluta”, son algunas de las expresiones que reflejan el desconcierto de estos díscolos.

Voces como la del presidente castellano-manchego, Emiliano García Page; la de la diputada y ex portavoz parlamentaria, Soraya Rodríguez; o la del presidente de Aragón, Javier Lambán, no tuvieron inconveniente en expresar su malestar públicamente, y otras se refugiaron en el anonimato para evitar un desgarro mayor. “Esto me deja perplejo. No lo entiendo. Que hablen en el Parlament. Hay que mantenerse en el marco constitucional respetando el fondo y la forma (...) Que retransmitan las reuniones por streaming y así somos todos relatores. Si necesitan un relator es porque pretenden abrir un proceso de negociación: si vamos a hablar de España, entonces hablamos todos”. Así se despachó García Page, que reclamó la convocatoria del Consejo Territorial, un órgano del partido, presidido por el extremeño Guillermo Fernández Vara, que Sánchez siempre se ha resistido a reunir y que, en esta ocasión, según el presidente castellano-manchego debería debatir sobre este asunto. Para Vara, la figura del relator también resulta difícil de entender. Lambán fue más duro al avisar en un tuit que “aprobar un Presupuesto no justifica cesiones que pongan en cuestión la Constitución, la unidad de España, el Estado de Derecho ni la decencia”. Soraya Rodríguez rechazó esa persona neutral en la conversaciones Govern-Moncloa señalando que la solución no puede ser en ningún caso una mesa en la que solo se sienten algunas formaciones catalanas. “El diálogo entre el Estado y una comunidad autónoma necesita respeto a la Constitución y a las instituciones”, comentó.

El expresidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra se unió a este coro de censuras destacando que “si cuando era presidente de Extremadura, me dicen que tiene que haber un relator para la negociación de los partidos, les mando al carajo”. El presidente valenciano, Ximo Puig, aunque más tibiamente, también pidió explicaciones e incluso el secretario general de los socialistas castellano leoneses, Luis Tudanca, fiel sanchista consideró apropiada la idea de convocar el Consejo Territorial. Misma posición que la del PSOE andaluz, que entiende que “nunca está de más si hay alguna incertidumbre o algo que aclarar”. Otros socialistas que evitaron salir a la palestra lamentaron que “es la primera vez que una persona -por Sánchez- que una persona utiliza todo un partido, todo un Gobierno y todo un país en beneficio propio”, sintiéndose “desolados”.

Por hablar lo hizo hasta el expresidente español Felipe González, que no ve necesidad de relator alguno. Para él, la mesa de partidos -sea de ámbito catalán o estatal- es totalmente innecesaria “salvo que se pretenda degradar institucionalmente, lo cual es muy peligroso para el funcionamiento de la democracia, el valor del Parlament” y el del conjunto del Estado en Madrid.