iruñea - Vox aterrizó ayer en Nafarroa con fuerza. Con el impulso de los resultados de la formación de derecha populista en Andalucía, el partido de Abascal confió en que su fuerza será clave para “expulsar al nacionalismo, al populismo y al filoterrorismo de Navarra”, acabar con el fomento del euskera batua -la “pata del nacionalismo vasco en Navarra”- y hacer de la Comunidad Foral un territorio más de régimen común, con repliegue en el autogobierno y con recortes en el sector público, en ese “funcionariado improductivo” del que habló Javier Horno, presidente de la gestora de Vox en Nafarroa y presumible candidato.

Horno, acompañado por Santiago Abascal, presidente de Vox, e Ignacio Garriga, portavoz de le ejecutiva nacional y miembro del partido en Catalunya, llenaron el salón Roma (con capacidad para unas mil personas) del hotel Iruña Park en una exaltación del repertorio de Vox, donde es imposible no ver la mano de Steve Bannon, exasesor de Trump que ahora se dedica a la consultoría política en Europa y que ha ayudado a Rafael Bardají (uno de los ideólogos de Vox) a impulsar el proyecto. Ayer salieron todos los clásicos: no faltaron los ataques a la prensa, las fake news (“ya no os creéis sus titulares”, dijo, como si fuese un brujo, Abascal; o “La ETB se ha convertido en una máquina de propaganda de guerra); la “ideología de género” -el feminismo, ese “caballo de Troya para destruir la familia” a juicio de Garriga-; y el tono más belicista con la crisis catalana -el “no verán a España muerta, no se lo consentiremos nunca” de Abascal- y, por analogía, contra un Gobierno de Nafarroa al que le dieron tres meses: “La luz brillará en mayo: Barkos, Asiron, no os queremos aquí”, dijo Garriga. “Como en Andalucía, también haremos historia aquí”, cerró Abascal.

Horno se encargó de los toques navarros, aunque arrancó con un guiño a la teoría de la conspiración por la que “los atentados de marzo de 2004 están aún sin esclarecer”. Se centró en tres aspectos: cargar contra el euskera, contra Skolae y el autogobierno foral. Desarrolló una diatriba eterna contra el batua para ilustrar, con esa concepción del euskera como cosa simpática de museo, que “Iruña puede ser un apelativo cariñoso, pero como nombre cooficial de Pamplona es una imposición”. Criticó que Skolae “con sus blasfemias, sus gestos procaces y sus burlas al clero” es un “panfleto comunista” que “ignora la realidad biológica” y poco tardó en dejar claras las propuestas de Vox para Nafarroa. “El primer paso es devolver competencias esenciales al Gobierno del Estado, como por ejemplo la educación. Y que se recorte en un funcionariado improductivo para que se pueda fomentar la riqueza”.

Más fugaz fue Ignacio Garriga. Portavoz del partido en Catalunya. Al margen de los ataques al feminismo apeló a los presentes a que en Nafarroa no ocurra “lo que en Cataluña”, que “los tibios del PP, PSOE y UPyD” dejaron que “la bestia creciese”, lamentó Garriga poco antes de dar paso a Abascal.