Los delitos relacionados con el narcotráfico le cuestan a la sociedad neerlandesa hasta 4.100 millones de euros cada año en gastos para el sistema penal y los costes médicos, sociales y económicos, un problema que ha convertido a Países Bajos en la región ideal para el tráfico internacional de drogas y obliga a su gobierno a movilizarse.

Los costes sociales del narcotráfico se sitúan entre 3.200 y 4.100 millones de euros anuales, según un informe enviado esta semana por el ministro neerlandés de Justicia, Ferd Grapperhaus, al Parlamento, a quien había prometido investigar el impacto del narcotráfico en el sistema legal, económico, social y sanitario del país.

Para el Gobierno neerlandés, esta investigación es un argumento añadido a los estudios que se han realizado hasta ahora y que “hacen tangible el enorme daño social” de los delitos relacionados con las drogas y “también proporciona una mejor comprensión de cómo y dónde ocurre ese daño en un sentido financiero”.

La policía gasta entre 1.100 y 1.600 millones de euros al año en combatir las drogas, lo que supone de 170 a 270 millones de euros anuales de costes para la administración de la Justicia en Países Bajos. El servicio de instituciones penitenciarias (DJI) gasta hasta un 35% de su presupuesto anual (de 400 a 700 millones de euros) en delitos del narcotráfico.

En torno al 20% de todos los detenidos en las prisiones neerlandesas están directamente relacionados con la violación de la Ley del Opio, y pasan más tiempo que el promedio en la cárcel, lo que hace que los costes totales asciendan hasta a 2.700 millones de euros, según los cálculos.

El aspecto sanitario también es relevante: la adicción le cuesta al país 250 millones de euros cada año, mientras que los costes sociales incluyen los 320 millones de euros en prestaciones por desempleo a parados relacionados con las drogas (un 5 % del total de prestaciones), y 200 millones de euros en casos de seguro de discapacidad.

La economía nacional también se ve afectada por el narcotráfico, un impacto calculado en 600 millones de euros, sin contar con los 550 millones que los bancos gastan en combatir el blanqueo de capitales; se estima que circulan cada año 16.000 millones de euros en dinero negro en Países Bajos, la mayoría relacionados con el tráfico de drogas y fraude.

40.000 RAYAS DE COCAÍNA AL DÍA EN ROTTERDAM

Otro análisis de las aguas residuales de la ciudad portuaria de Róterdam ha expuesto los términos del consumo de drogas en sus vecindarios. Los investigadores han encontrado rastros de lo que supondría al menos 40.000 rayas de cocaína, 25.000 rayas de anfetamina y 67.000 porros que se consumen diariamente en la urbe.

Las conclusiones de este estudio, el primero de este tipo en Róterdam, encendieron esta semana las alarmas entre las autoridades: la metanfetamina que se usa en esta ciudad, donde se transfieren unos 2.400 porciones cada día a los usuarios, supera la de Ámsterdam, La Haya, Eindhoven y Utrecht.

“A mi no me sorprende el resultado, no es excepcional al compararlos con otras ciudades como Ámsterdam, Utrecht y toda la región de Eindhoven en los últimos diez años. El consumo per cápita es muy similar”, dice a Efe Thomas Ter Laak, del Instituto de Investigación del Agua (KWR).

Las ciudades neerlandesas sí “lideran” el consumo de cocaína y éxtasis cuando se comparan con el resto de la Unión Europea.

Este tipo de investigaciones de las aguas residuales, añade Ter Laak, ayuda en diferentes formas al gobierno. A nivel local, “saber qué tipo de drogas se usan y en qué cantidades, puede ayudar a definir las medidas” y después para “hacer un análisis y ver si tus medidas realmente están funcionando” en reducir el consumo de drogas.

A nivel nacional e internacional, estos estudios dan una idea del tamaño del consumo en cada mercado y cuánto dinero moverá el consumo local en el sistema ilegal, con sus efectos en el blanqueo de dinero negro.

Aunque tradicionalmente Países Bajos ha estado relacionada con el consumo y venta de marihuana, esa droga blanda ha sido eclipsada estos años por las sintéticas, tanto en su uso -el 8% de los neerlandeses adultos ha consumido éxtasis alguna vez, en comparación con el 5% de los europeos- como en la producción, con Brabante como un laboratorio popular.

Otra investigación mostró en 2017 que se producen unos 972 millones de pastillas de éxtasis y 613 millones de gramos de anfetamina cada año en Países Bajos, lo que tiene un valor total de mercado de hasta 21.700 millones de euros. A modo de ejemplo: producir una pastilla de éxtasis cuesta 0,20 euros y se vende en Australia por 20 euros.