Entre el 3 y el 5 de septiembre se han dado a conocer los resultados de doce sondeos electorales a nivel federal y todos ellos coinciden -aunque con matices de diversos colores- en que Biden sigue liderando la campaña. El tanteo de Critical Issues Poll de la Universidad de Maryland estima que Biden goza de una ventaja de trece puntos sobre Trump; The Economist, USC Dornslife y Quinnipiac le dan a Biden una ventaja de entre diez y once puntos, mientras que Emerson College y Rasmussen Reports presumen de que Trump se sitúa a tan solo cuatro puntos de distancia de Biden. En líneas generales, los medios coinciden en conceder a Biden una ventaja sobre Trump de 7,4 puntos, que no es sino el promedio de los doce últimos estudios de opinión, esto es, un compromiso matemático, una cifra que realmente no tiene más valor que una alucinación o una profecía. A pesar de ello este 7,4 ha dejado correr mucha tinta.

Como todas las mañanas, Trump se ha mirado al espejo y le ha dicho que él es el más bello, por lo que ha señalado con rotundidad y sin ambigüedades que los sondeos señalan claramente que va a ganar las elecciones. Esto a pesar de que los más de cuarenta resultados de todos y cada uno de los sondeos que se han realizado durante esta primera semana de septiembre y la práctica totalidad de los sondeos desde enero de este año le dan la victoria a Biden. Algunos de los más agresivos analistas políticos de la Fox han tenido que dar una explicación a los augurios del líder afirmando que el primero de julio Trump se hallaba 9,6 puntos por debajo de Biden, por lo que se ha producido -y por tanto aseguran que se seguirá produciendo- un incremento en el apoyo electoral al elefante rojo. En la Fox se ha afirmado asimismo que el candidato incumbente siempre acaba cosechando una ventaja electoral el día de las elecciones como ocurrió en 2016.

Nada de esto convence. De hecho, Biden se situaba a poco menos de cuatro décimas por encima de Trump en enero y a partir de entonces la distancia se ha incrementado progresivamente hasta que el candidato demócrata ha superado a partir del 10 de junio una marca crítica: desde entonces ha mantenido el apoyo de más del 50% del público. El espejito mágico de Trump se cuartea, pero no necesariamente por lo que dicen las encuestas. Los factores son de mayor calado y los estudios, más interesantes.

Comentaristas de todos los colores, Fox News Channel , MSNBC, CNN, CBSN, US News y otros, aseguran que la ventaja de Biden proviene en buena parte del fuerte apoyo electoral de las mujeres y los votantes suburbanos a Biden. Según un estudio realizado por la fundación Barbara Lee Family, la presidencia de Trump ha sido un factor determinante en la movilización femenina y los resultados de estas movilizaciones han impulsado a este colectivo social y a las asociaciones que lo representan a involucrarse más decididamente que en 2016 en el proceso electoral. A partir de 1980 se ha producido un constante y progresivo trasvase del voto femenino -tradicionalmente alineado al Partido Republicano- hacia el Partido Demócrata y según Debbie Walsh, directora del Centro para Mujeres y Política Estadounidenses de la Universidad de Rutgers, estamos a las puertas de que se produzca una brecha de género que va a constituir un factor de voto determinante a medio plazo en la historia de las elecciones en este país. Nadie ha hecho más que Trump por acelerar este avance hacia la citada brecha, la cual ha conocido un nuevo incremento a partir de 2016, agrega Morley Winograd, de la Universidad del Sur de California, que ha subrayado el enorme impacto del voto de la mujer en las victorias demócratas de 2017, 2018 y 2019.

Trump dijo que ningún presidente había hecho tanto como él por los derechos del colectivo afroamericano desde Abraham Lincoln. Inspirado por los aplausos de sus correligionarios, ha asegurado posteriormente que tal vez ni tan siquiera Lincoln hizo tanto como ha hecho él. Por lo mismo, bien podría declarar que nadie ha hecho más que él por el movimiento de liberación de la mujer en los Estados Unidos desde que Elizabeth Cady Stanton y Susan B. Anthony crearon la Asociación Nacional por el Sufragio de la Mujer. Y es que el voto femenino explica algunos de los resultados más destacados de los últimos sondeos. En aquellos “estados batalla” (battleground states) donde ni el elefante rojo ni el asno azul son siempre o habitualmente vencedores, Biden se ha adelantado a Trump con determinación ya que las ventajas sobre Trump son más amplias que aquellas de las que gozaba Hillary Clinton en 2016.

cuatro estados clave

Hay cuatro “estados batalla” especialmente críticos, Pennsylvania, Wisconsin, Arizona y Carolina del Norte. Trump venció en todos ellos en 2016 y en todos ellos los sondeos dan ahora la victoria a Biden con márgenes de entre cuatro y nueve puntos. En Wisconsin, el 53% de las mujeres votaron por Clinton en 2016 y un 43% por Trump. El sondeo de la Universidad de Marquette muestra que Biden goza a día de hoy de una ventaja de más de veinte puntos entre las votantes, con un 55% de apoyo frente al 33% de Trump. El apoyo del voto masculino no ha variado sustancialmente, por lo que ha sido el cambio de voto de la mujer lo que ha dado a Biden una ventaja de tres puntos sobre Trump en este crítico estado. En Pensilvania, con el decidido apoyo del 57% de las votantes, Biden adelanta a Trump en tres puntos porcentuales. Algo parecido ocurre en Carolina del Norte y en Arizona, un estado de gran tradición republicana, donde Biden cuenta con el apoyo del 55% del voto femenino frente al 48% de apoyo a Trump, lo que supone una ventaja nada despreciable de nueve puntos en total.

En otros dos de los mayores estados en juego, con 29 y 38 electores respectivamente, Florida y Texas se pueden decantar por Biden, en buena medida debido al voto de la mujer. Según los sondeos, Biden tiene el apoyo del 51% del voto femenino en Florida frente al 38% de Trump y aventaja a aquel por tres puntos. En Texas las votantes de los suburbios se han convertido en uno de los segmentos sociales que han impulsado más decididamente el crecimiento del Partido Demócrata, lo que ha contribuido a lograr concluyentes victorias en las cámaras del estado y del país en los últimos años. Los sondeos señalan un empate en la intención de voto en este feudo republicano pero el voto de la mujer lo va a convertir en el mayor campo de batalla de las elecciones presidenciales.

Tal como señalaron Michael D. Hais y Morley Winograd, las elecciones de 1992 fueron llamadas las del “año de la mujer” porque el número de senadoras pasó de dos a seis y veinticuatro mujeres fueron elegidas para el congreso. Las elecciones de 2020 lo pueden volver a ser pero por razones diferentes. En este caso el Partido Demócrata podría obtener el respaldo de un número decisivo de mujeres procedentes de diversos grupos sociales. Este apoyo del voto de la mujer no está solo haciendo peligrar la presidencia de Trump sino la mayoría republicana en el senado. Al igual que en las presidenciales, las elecciones al senado en el estado de Arizona constituyen un nuevo y determinante paisaje electoral. La actual senadora republicana Martha McSally está por detrás de su oponente Mark Kelly debido fundamentalmente al voto de la mujer. Kelly es un renombrado astronauta que saltó al ámbito de la política tras el intento de asesinato de su esposa, la excongresista Gabby Giffords, lo que lo convirtió en un decidido defensor del control de armas. Si bien McSally mantiene una ligera ventaja entre los votantes masculinos (48% a 45%), los sondeos apuntan a que Kelly ha obtenido el apoyo del 61% de las mujeres frente al 33% de McSally, lo que le da una ventaja general de doce puntos sobre aquella (53% a 41%).

Algo parecido ocurre en Carolina del Norte donde el senador republicano Tom Tillis se halla muy por detrás de su oponente Cal Cunningham. Los nueve puntos de ventaja se deben sobre todo al voto de la mujer, que según los sondeos se ha decantado por Cunningham por un abrumador margen de 22 puntos (56% a 34%). Según Hais y Winograd, la alineación de género en la política estadounidense constituye el mayor cambio en las corrientes de afiliación desde que el Partido Republicano arrebató el “sólido Sur” al Partido Demócrata en las últimas décadas del siglo XX. La cantidad de mujeres electas en 2018 fue notable por lo que ese ciclo electoral fue denominado la “ola de las mujeres” que ha dado lugar a un nuevo tipo de movimiento feminista más diverso, más efectivamente feminista y sobre todo más ambicioso. Un total de 148 mujeres fueron elegidas para cargos ejecutivos estatales, además de nueve gobernadoras y quince vicegobernadoras. El movimiento por la igualdad también hizo historia en la Cámara de Representantes, sobrepasando la cifra de más de cien escaños por vez primera. Más de 2.000 mujeres sirven ahora en las legislaturas estatales, casi el 30% de los escaños. El momento más notable de esta ola lo vivimos en Nevada, el primer estado de la Unión en tener una legislatura de mayoría femenina. En los estados donde el movimiento tuvo más éxito en 2018 (Nevada, en Colorado, Connecticut, Illinois, Maine y New York), la legislatura de 2019 ha supuesto un decidido avance en la aprobación de normas de sabor demócrata sobre igualdad económica y social, justicia y equidad, activismo verde y reforma por el control del uso de armas.

La alineación de género ha continuado ganando impulso debido fundamentalmente a la actitud y los comentarios del presidente que se estrellan con una lucha por los derechos de la mujer que en 2019 celebraba un importante centenario: la conquista del derecho al voto. Trump ha hecho todo tipo de observaciones degradantes sobre sus oponentes Hillary Clinton, Heidi Cruz, Nancy Pelosi y Elizabeth Warren, entre muchas otras. Incluso mujeres que lo respaldan o que forman parte de su equipo de gobierno han sufrido este trato. Por ejemplo, hace tan solo unas horas ha pedido a Fox News que despidan a Jennifer Griffin, quien confirmó algunas partes de la historia publicada por la revista Atlantic sobre los comentarios del presidente acerca de los soldados norteamericanos muertos en la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, Trump declaró en una entrevista a la Fox que su asesora Kellyanne Conway era genial, pero que seguramente le habría hecho algo a su esposo, George, quien se mostraba crítico con la administración Trump. “Ella debe haberle hecho cosas malas porque ese tipo está loco”, aseguró. Trump agregó que su personal sintió que tenían que ser amables con ella porque “es una mujer y tenemos que ser amables”. Finalmente, Conway ha dimitido “por cuestiones familiares”. Cuando se le ha preguntado sobre su actitud hacia las mujeres, Trump ha asegurado tajantemente: “Yo amo a las mujeres”. Pero el amor no siempre es recíproco. El análisis de Pew encontró que en 2018 su índice de aceptación era del 44% entre los hombres y del 31% entre las mujeres, la brecha de género más amplia desde la presidencia de George H. W. Bush y uno de los más bajos índices de aceptación en la historia del país.

La plena igualdad de la mujer puede ser uno de los grandes argumentos de estas elecciones y sin embargo no ha sido y probablemente no será uno de los temas centrales de los debates presidenciales. Pero, pese a ello, su voto será determinante. Forward out of darkness, leave behind the night; forward out of error, forward into light se leía en una de las pancartas de un desfile prosufragio femenino de 1913 que más tarde se convirtió en el lema del Partido Nacional de las Mujeres. Necesitamos aprender, cultivarnos y formarnos para iniciar una nueva era y tan solo un voto de castigo lo hará posible. No sé si tendremos el privilegio de vivirlo.El autor es Director del Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada

Ni la indecisa estrategia defensiva demócrata ha logrado intensificar la ventaja de Biden sobre Trump ni la agresiva estrategia republicana ha podido recortar distancias