Berlín - La canciller alemana, Angela Merkel, ha alcanzado un acuerdo de gobierno para poner en marcha un plan de choque contra el calentamiento global de 54.000 millones de euros para los próximos cuatro años. La medida fue anunciada ayer mientras cientos de miles de personas protestaban en decenas de ciudades de Alemania por la inacción ante la emergencia climática.

En este paquete de medidas, serán grabadas como una nueva tasa las emisiones de CO2 y los combustibles para vehículos y calefacción se encarecerán. También lo harán los billetes de avión -pero, a cambio, bajará el precio de viajar en tren- y se promoverán la energía eólica y la solar con ayudas e incentivos.

Todo esto para alcanzar en 2030 una reducción del 55% de las emisiones de CO2 (con respecto a 1990), en línea con lo acordado dentro de la Unión Europea. El reto es cumplir este objetivo después de que el Gobierno alemán haya reconocido ya que no va a lograr cumplir con la reducción del 40% que se había propuesto para 2020.

Según distintos estudios, Alemania -el sexto mayor emisor de gases contaminantes- no iba a alcanzar el objetivo de 2020 hasta 2028 si no tomaba nuevas medidas. Y el de 2030 no lo iba a poder alcanzar hasta 2046. “Ahora no somos sostenibles”, reconoció la canciller alemana al presentar este paquete de 70 medidas, su carta de presentación para la cumbre extraordinaria convocada para este lunes por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Merkel reiteró además su “compromiso” para que Alemania sea “neutral” en materia de emisiones contaminantes para 2050.

“Hay evidencias masivas del mundo científico”, añadió la canciller en alusión a la crisis climática, y “quien pretenda ignorarlas no actúa con justicia hacia el futuro”.

Al ámbito político le corresponde “llevar a la práctica lo que es practicable”, continuó consciente de que las medidas van a aparecer como “insuficientes” a muchos de los que “en Berlín, como en todas partes del mundo”, salían ayer a la calle reclamando acciones contundentes.

Dentro de ese término de “medidas practicables” se inscribe el paquete de iniciativas concretas que la coalición de conservadores y socialdemócratas implantará “progresivamente”, con la supervisión periódica de un organismo independiente de monitoreo que controlará los avances y exigirá, si es necesario, nuevos impulsos para cumplir con los objetivos.

La medida estrella -a la que más tiempo han dedicado los negociadores de la coalición- es el establecimiento de una tasa nacional a las emisiones de CO2, que crecerá progresivamente hasta poder poner en marcha un mercado de derechos en el que participen las empresas que produzcan o distribuyan combustibles para el transporte o la calefacción.

A partir de 2021 se empezará a pagar 10 euros por tonelada de CO2 y el precio irá subiendo progresivamente hasta que en 2025 cueste 35 euros la tonelada, entonces está previsto que entre en funcionamiento el mercado de derechos de emisiones. Esto afectará al precio de la gasolina, el diésel, el gasóleo para calefacciones y el gas natural.

No obstante, se controlará la banda de fluctuación del precio de la tonelada de CO2 para evitar que lastre mucho el poder adquisitivo de los consumidores, que a la vez verán aumentar la desgravación en la declaración de la renta por su desplazamiento diario al trabajo.

El tren pasará a ser más barato, porque el impuesto sobre el valor añadido (IVA) pasará del 19 al 7%. El precio del billete de avión se encarecerá, avanza el programa, aunque sin dar detalles. Según distintos medios, el objetivo era encarecer de forma notable los vuelos nacionales.

Además, se fomentará la producción de las energías renovables, donde Alemania ha realizado grandes avances en los últimos años pese a que el carbón supone en la actualidad más de un tercio de su mix energético. En concreto están previstas ayudas para la extensión de la fotovoltaica e incentivos (un porcentaje de los beneficios) para que los municipios instalen plantas eólicas. La aplicación y el efecto de todas estas medidas se irá siguiendo anualmente por un comité independiente, con el objetivo de que se cumplan los objetivos de reducción de emisiones para 2030.

Merkel subrayó, asimismo, que este programa se va a llevar a cabo manteniendo la “estabilidad presupuestaria”. También se ha descartado emitir instrumentos financieros similares a los “bonos verdes”, pese a que esta opción se barajó -según algunos medios- durante algún momento de las negociaciones.

No al carbón Greenpeace considera que la Cumbre del Clima que se celebraba ayer por todo el mundo -incluida Alemania, donde cientos de miles de personas protestaron ayer en decenas de ciudades- solo será un éxito si un “grupo de países interviene y anuncia que va a tomar medidas vinculantes para reducir la emisiones al nivel y ritmo necesarios” para revertir la crisis climática. Así lo cree la directora ejecutiva de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, quien cita como ejemplos la promesa de no construir ninguna planta de producción de energía que emplee carbón o que se corten los subsidios a los combustibles fósiles. “El cambio climático está ocurriendo ahora y está golpeando a la gente más vulnerable que está sobre el terreno”, advierte la activista de Greenpeace Internacional. - Efe