Londres - El backstop o salvaguarda es una cláusula incluida en el pacto del Brexit, definida por Bruselas como una póliza de seguro, para garantizar que la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda (dentro del bloque) permanecerá abierta tras este divorcio, en cualquier circunstancia. Este mecanismo solo se activaría si antes del final del periodo de transición del Brexit, fijado inicialmente para diciembre de 2020 (aunque esa fecha podría extenderse), Londres y Bruselas no han acordado una nueva relación comercial.

En ese escenario, la salvaguarda prevé que el Reino Unido permanezca en la unión aduanera y que Irlanda del Norte también esté alineada con ciertas normas del mercado único, hasta que ambas partes pacten un nuevo marco de relaciones, un proceso que puede durar años.

¿Por qué es necesaria? La UE y el Gobierno de Dublín consideran que, durante ese hipotético periodo de negociaciones, la salvaguarda asegurará la libre circulación de bienes y personas por la frontera, clave para proteger las economías de las dos Irlandas, altamente conectadas. Todas las partes, incluido el ultraconservador DUP, también entienden que la invisibilidad de la frontera durante 20 años de proceso de paz ha favorecido la reconciliación entre nacionalistas-católicos y unionistas-protestantes, por lo que la vuelta de los controles a una franja altamente fortificada en el pasado es vista como un retroceso peligroso. No obstante, la UE ha advertido de que un Brexit sin acuerdo podría implantar una infraestructura fronteriza, ante la necesidad de proteger el mercado interior de bienes procedentes de terceros países y garantizar que estos cumplen con los estándares comunitarios.

¿Por qué se opone el DUP? Al dejar a Irlanda del Norte dentro del mercado único, los unionistas temen que el backstop traslade la futura frontera entre el Reino Unido y la UE al mar de Irlanda, separándoles de Gran Bretaña (Escocia, Gales e Inglaterra). El DUP no solo considera que esa opción les perjudicaría económicamente, pues sostiene que el Reino Unido es su principal mercado. También cree que pone en riesgo su relación con la corona británica, pues, ante todo, es un partido unionista. La formación liderada por Arlene Foster ha dejado entrever que podría aceptar el backstop si fuese temporal, con una fecha de caducidad fija, y si Londres pudiera salirse de este mecanismo unilateralmente, provisiones que ha rechazado la UE.

¿Qué ofrece May? Después de las dos contundentes derrotas a su plan de salida, la premier obtuvo de Bruselas aclaraciones sobre la temporalidad de la salvaguarda y las vías para abandonarla, pero los unionistas y el ala euroescéptica del los conservadores consideran que no son legalmente vinculantes. - Efe