Hacer deporte en el salón ante la pantalla de un ordenador o de la televisión se ha convertido en una práctica común por el confinamiento, gracias a los esfuerzos de muchos entrenadores y centros que han volcado clases gratuitas a la red. Algunos de ellos están intentando rentabilizarlas.

Con la actividad de más de 4.500 centros deportivos -que dan trabajo a unas 214.000 personas- detenida durante las siete semanas de confinamiento, muchos de ellos han optado por ofrecer clases gratuitas a través de las redes sociales para mantener el contacto con sus usuarios y ayudarles a pasar la pandemia lo mejor posible.

El siguiente desafío para los gimnasios y entrenadores personales es cómo extraer de esas clases digitales algún tipo de ingreso en un contexto de instalaciones cerradas, cuotas congeladas, ERTEs y una desescalada que obligará a que las reaperturas se realicen con menos aforo.

Aunque el 99 % lo hacen de forma gratuita, según explica la Federación Nacional de Empresarios de Instalaciones Deportivas (FNEID), algunos centros están intentando generar clientes digitales, con resultados tímidos pero esperanzadores.

Es el caso de AutSpain, una pequeña cadena de gimnasios madrileña con tres centros en la capital, que ante la crisis sanitaria decidió invertir en una plataforma digital con la que poder aportar algo a sus socios.

"Antes de esto no teníamos nada en cuanto a entrenamiento digital", explica uno de sus fundadores, Rubén Hurtado.

Tras congelar las cuotas de todos sus clientes, lanzaron un abono digital por algo menos de la mitad del coste habitual con el que ofrecen sesiones de entrenamiento por videoconferencia con un máximo de 15 personas, en las que el entrenador observa a los alumnos y puede ir corrigiendo sus posturas al hacer los ejercicios.

"Los primeros 15 días solo facturamos el 5 % de lo habitual, pero una vez que la gente vio que esto iba para largo, duplicamos la facturación, y en abril la volvimos a duplicar. Estaremos en un 15 % respecto a un mes normal", añade Hurtado.

Este centro, que cuenta con una metodología propia que combina diferentes disciplinas -halterofilia, yoga, 'crossfit', calistenia, artes marciales o carrera- también mantiene las sesiones de entrenamiento personal. "En ellas hemos reducido el precio un 20%, porque el entrenador dedica igualmente una hora a una persona", explica Hurtado.

"LAS CLASES GRATUITAS NO SON SOSTENIBLES"

Otro modelo para rentabilizar las clases virtuales es el que ha puesto en marcha la empresa alemana Urban Sports Club, una aplicación que ofrece el acceso a diferentes clubes deportivos (más de 1.400 entre Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla) y colabora tanto con centros pequeños como con algunas cadenas de franquicias.

Tras el cierre de todos los centros con los que trabajan por el confinamiento, esta compañía diseñó una plataforma para que los instructores pudieran impartir sus clases por videollamada con los usuarios de su aplicación, y también con los clientes de sus propios gimnasios.

En su caso, los usuarios mantienen sus cuotas anteriores (tienen cuatro planes diferentes, de entre 29 y 129 euros mensuales), el 80 % de la facturación se distribuye entre los gimnasios que dan las clases y el 20 % restante entre el resto de los gimnasios teniendo en cuenta el número de accesos de los seis meses anteriores, con el objetivo de apoyar a quienes no están pudiendo dar clases virtuales.

"Ahora mismo este sistema tiene el mismo coste que anteriormente porque estamos llamando a la solidaridad con los centros. Las clases gratuitas no son sostenibles a largo plazo", explica a EFE la responsable de Marketing para España de esta compañía, Araceli Escobedo, que admite que se plantean que haya un precio específico para los usuarios de clases digitales.

Un centenar de centros, la mayoría gimnasios pequeños, se han apuntado a dar clases virtuales a través de su sistema y han generado más de 5.300 sesiones a distancia, que pueden visualizar tanto los usuarios en el Estado como los de los otros países donde está presente la plataforma (Alemania, Francia, Italia, Bélgica, Portugal, Dinamarca y Países Bajos).

"Las clases son a través de videollamadas, bidireccionales, el profesor puede corregir al alumno... Es lo más parecido a una clase presencial", asegura Escobedo. Yoga, entrenamiento funcional, danza o 'crossfit' son las disciplinas que más abundan en su catálogo.

UN FUTURO DE CONVIVENCIA DE LO PRESENCIAL Y LO VIRTUAL

Son todavía iniciativas minoritarias, pero sus protagonistas auguran un futuro del sector de la actividad física en el que lo virtual y lo presencial convivirán, a corto plazo por el miedo al contagio, y a largo plazo por la comodidad para realizar algunas disciplinas.

"Una suscripción mixta, con actividades presenciales y 'online' puede ser una solución para mucha gente", apunta Araceli Escobedo.

Coincide con ella Rubén Hurtado. "El 'online' va a convivir con el presencial sí o sí. Creemos que va a haber un poco de pánico a encerrarse en un centro".

De la misma forma que muchas empresas están descubriendo las posibilidades del trabajo desde casa, puede que muchos deportistas adopten el entrenamiento a distancia como una alternativa de la normalidad post-pandemia.

"Igual que muchas empresas optarán por el teletrabajo, mucha gente va a optar por el teleentrenamiento", sentencia Hurtado.