Una semana después del primer rescate del barco humanitario Aita MariAita Mari, la tensión en cubierta no deja de ir en aumento, según ha explicado este lunes Izaskun Arriaran, responsable de la misión. "Hemos tenido varias peleas desde el domingo por la tarde", reconoce.

El buque de la ONG Salvamento Marítimo Humanitario continúa a la espera de recibir el permiso para desembarcar en algún puerto a más de un centenar de personas en condiciones precarias. El paso de los días no hace sino agravar la situación insostenible que viven los 112 migrantes rescatados en el Mediterráneo central tras cuatro operaciones durante la semana pasada.

Según ha desvelado Arriaran, el hecho de ser rescates escalonados no ha facilitado que los náufragos puedan acomodarse a bordo en las mejores condiciones ya que "cada uno se ha hecho su hueco", en un espacio que resulta reducido para más de un centenar de personas. El último operativo se desplegó el viernes, cuando puso a salvo a 45 náufragos a la deriva en un pequeño bote.

DIFERENTES CULTURAS Y COSTUMBRES

Las diferentes culturas que viajan a bordo en esta tensa situación se están revelando como una dificultad añadida, según ha podido constatar la tripulación. Entre los rescatados viajan varias familias con menores. Compartir espacio con otros jóvenes "que fuman y tienen otro ritmo de vida" no está siendo fácil.

Por todo ello, la tensión a bordo no deja de aumentar conforme pasan las horas. Este lunes ha habido náufragos que se han negado en redondo a desayunar, alegando que lo único que necesitan es pisar tierra firme, llegar a puerto en Italia. El domingo por la tarde incluso algunos náufragos amenazaron con lanzarse al mar, según ha detallado Arriaran.

"Necesitamos ya un puerto seguro. Estas personas a las que obligamos a cubrir travesías tan peligrosas tienen el derecho de circular libremente, de buscar una vida mejor", ha defendido Arriaran, que ha trasladado este mensaje con motivo del Día Mundial de las Personas Refugiadas, que se celebra este lunes.

"No les podemos someter al sufrimiento de sus países, de Libia, ni al riesgo de atravesar el Mediterráneo". Por ello, la responsable de la misión ha solicitado a los gobiernos de Italia, Malta y España, y al conjunto de la UE, que den respuesta a este drama humanitario. "Estas personas deben llegar a un puerto seguro cuanto antes". La tripulación sigue, por el momento, sin recibir una notificación al respecto.

Además de los rescatados por el Aita Mari, 492 migrantes se encuentran a bordo del barco humanitario Sea Eye 4 a la espera también de un puerto. El último rescate del Aita Mari se produjo tras el aviso del velero Nadir de la ONG Resq Ship que localizó el bote en el que iban 24 varones, tres mujeres y 18 menores.