huelva - No te rías que es peor. Ese es el nombre del programa, emitido en TVE entre 1990 y 1995, que le valió la fama a un por entonces treintañero Pedro Reyes, que con sus intervenciones se ganó el título del rey del humor absurdo y se abrió un hueco en el panorama teatral y cinematográfico. De actividad incesante, en la actualidad había dejado aparcada su faceta de monologuista para representar en el teatro la obra Taxi con Felisuco y Josema Yuste y se había embarcado en la aventura de dirigir una película, El último fin de semana, una historia rodada en Valencia, ciudad en la que el martes por la noche le sorprendió la muerte a los 53 años. Humorista, escritor, actor, director, múltiples facetas que revelaban su propia personalidad, su forma de enfrentarse al mundo que agudizó en los últimos años, con la llegada de la crisis, frente a la cual consideraba que no se puede perder el tiempo en lamentaciones. “Hay que buscar salidas en cualquier género, siempre con propuestas que gusten”.
amigos Reyes nació el 8 de mayo de 1961 en la localidad marroquí de Tánger, si bien creció en tierras andaluzas, concretamente en Huelva, de donde era su madre y en donde inició su carrera, cosechó sus primeros éxitos y conoció al que fue su primer compañero de aventuras en el mundo del arte, Pablo Carbonell, el amigo que ayer por la mañana comunicó vía Twitter la noticia de su fallecimiento que, a la espera de que se le practique la autopsia, parece que se debió a un infarto. Carbonell lamentó profundamente la muerte de su amigo y compañero. “Le debo muchísimas risas”, aseguró. Si la causa de la muerte es la citada, le sorprende porque “era una persona que se cuidaba mucho: ni fumaba ni bebía”. Con la voz entrecortada, Carbonell reconoció que no se hubiera “lanzado” en esta profesión “sin el espejo de Pedro”. Juntos empezaron, “sin dinero ni ropa”, a hacer teatro callejero para buscarse “la vida”. En el parque del Retiro actuaban todos los días hasta que la periodista Rosana Torres, presentadora entonces del programa El carro de la farsa, “les descubrió” y les enseñó el camino que les llevó a participar en el mítico programa La bola de cristal, en compañía de Alaska. La última vez que se vieron fue hace unos meses, en el concurso Pasapalabra, Carbonell le invitó a cenar en su casa, pero no pudo porque tenía compromisos profesionales.
Con él, después de que en 1977 crearan el grupo de teatro Centuria, se marchó a Sevilla, donde crearon el grupo Pedro y Pablo, y en 1982 tomaron rumbo a Madrid, centrándose en el mundo del teatro, hasta que al inicio de la década de los 90 entró en televisión, concretamente en el programa No te rías que es peor, plataforma que le sirvió para ser conocido. A este sumó otros programas y series como La bola de cristal, Pero esto qué es, Uno para todas o Maquinavaja, en las que comenzó a forjarse uno de los máximos exponente del humor “absurdo y surrealista” en España, el maestro, capaz de arrancar una sonrisa al público con palabras incomprensibles y gestos algunas veces imposibles.
Desde entonces realizó incursiones en el cine, como en películas de Fernando Trueba (El año de las luces), José Luis García Sánchez, Antonio Mercero y el italiano Marco Ferreri, entre otros directores, y participó junto a Carmen Maura en el rodaje de Ángeles negros y Atraco a las 3 y media, pero nunca abandonó el teatro. “La faceta teatral siempre me ha atraído, pero tengo magnetismo y me atrae todo: cine, teatro o televisión, pero hay que buscarlo. Lo que más hago es teatro, luego cine de vez en cuando y muy poco ya televisión”, reconocía el propio Reyes apenas hace unos meses.
La red social se llenó de tuits lamentando la muerte del humorista. El hashtag Pedro Reyes se convirtió en trending topic. Al anuncio de Carbonell respondió Antonio Banderas, quien dijo sentir “enormemente” la pérdida. Santiago Segura alabó al humorista, a quien definió como “el primer auténtico y revolucionario stand up comedian de España” y recordó que Reyes fue el primero en darle trabajo “como guionista”.
La muerte le sorprendió sin avisar. El rey del humor absurdo se marchó dejando impronta en los que lo conocieron personalmente, quienes destacan su calidad humana, y los millones de españoles que seguro que alguna vez se han reído con sus chistes incomprensibles, con sus monólogos o han disfrutado con sus representaciones teatrales y cinematográficas. Se marcha todo un artista en la acepción más amplia de la palabra. - Efe