nueva york. Douglas Engelbart, visionario de internet, inventor, murió el martes 2 de julio a los 88 años. El estadounidense falleció debido a una dolencia renal en su casa en Atherton, cerca de Palo Alto, según informó el Instituto SRI International, para el que trabajaba desde hace décadas. Sin él, la forma en que se ve actualmente internet y los ordenadores personales (PC) sería complemente diferente.

Engelbart no era considerado solo un inventor con ingenio, sino también como un pensador visionario. Ya en la década de los años 50 reclamaba que la ciencia sacase más provecho de la capacidad de las máquinas de cálculo eléctricas para poder realizar verdaderos avances. Entonces los ordenadores eran prohibitivos, ocupaban habitaciones enteras y tenían una capacidad que un teléfono móvil puede superar hoy con facilidad. Además su manejo era más complicado: para trabajar en ellos había que escribir largas secuencias de órdenes.

En diciembre de 1950, justo después de su compromiso, Engelbart tuvo una visión: se vio a sí mismo ante un PC con símbolos en la pantalla, aunque le faltaba una forma fácil de manejarlo, según recordó más tarde. Estuvo rompiéndose la cabeza con otros científicos hasta que en diciembre de 1968 creó una cajita de madera con dos rueditas. Su movimiento se transformaba a través del cálculo en un diagrama que la computadora entendía. Y eso a su vez en un movimiento con una pequeña flecha en la pantalla. Había nacido el ratón. A fines de los años 60 patentó la idea.

Aun cuando los expertos mostraron interés, no se podía hablar de un avance. Hubo que esperar a fines de los años 70, cuando los investigadores del legendario centro de investigación PARC unieron a la computadora Alto un ratón con el que se podían hacer cálculos, marcar textos y abrir ficheros.

Steve Jobs, encandilado El fundador de Apple, Steve Jobs, vio Alto en 1979 y asumió la interfaz gráfica de usuario. La computadora Lisa, de Apple, fue el primer ordenador que tenía ratón. Con los Macintosh se propagó y luego el pequeño artilugio se impuso, a pesar de que al principio costaba varios cientos de dólares. Y a su difusión contribuyó una empresa fundada en Suiza y que ganó dinero a montones con los ratones: Logitech.

En los años 80 el uso de los ratones se estandarizó y también Microsoft los incluyó para Windows. Casi treinta años después de la presentación de Engelbart, los ratones se han convertido en un objeto de uso cotidiano. El ratón contribuyó considerablemente a manejar el PC y contribuyó a que la tecnología llegara a una gran cantidad de personas.

En la actualidad se fabrican anualmente más de mil millones de ratones, desde los modelos estándar hasta ejemplares de coleccionista y algunos de precisión, que también cuestan varios cientos de dólares. Desde hace tiempo se han convertido en símbolo de la era internet y decoran carteles o logos.

La primera videoconferencia Célebre fue su intervención en una conferencia de 1968 hecha desde su propia casa a través de un módem casero, en la que empleó el elaborado sistema on line de su laboratorio para ilustrar sus ideas a la audiencia. Fue la primera demostración pública del uso del ratón y de la videoconferencia.

Aquella intervención, la llamada madre de todas las presentaciones, tuvo lugar en el Civic Auditorium de San Francisco durante la Conferencia de Otoño de Empresas de Informática. El ratón se presentó bajo el nombre oficial X-Y Position Indicator for a Display System (Indicador de Posición de X-Y para un Dispositivo de Pantalla) y venía a sustituir al lápiz-puntero y al joystick.

De hecho, la intervención sirvió de precedente a las grandes presentaciones de innovaciones tecnológicas como la que más tarde hizo Steve Jobs para Apple en Cupertino, a apenas un par de minutos en coche de Palo Alto. En Jobs influyó considerablemente Engelbart, que siempre tenía ideas visionarias como el mundo pudo saber unos años más tarde o décadas más tarde.

Engelbart es uno de los ingenieros más premiados en Estados Unidos. Pero no se hizo rico con el ratón, pues la pequeña cajita se hizo popular cuando su patente expiró en 1987. Y eso fue algo que no le molestó nunca, según dijo en cierta ocasión al diario local San Jose Mercury News, aunque tampoco le hubiese importado: "Habría sido agradable", dijo.

Engelbart siempre receló de su fama y explicó que sus hallazgos fueron producto del trabajo conjunto con sus compañeros. "Muchas de esas innovaciones llegaron gracias a ellos, incluso me las tenían que explicar para que las comprendiera. Merecen más reconocimiento", sostuvo en una biografía escrita por su propia hija.