Inminente expresidente del Consejo General del Poder Judicial español: Llama la atención que los papeles lo presenten como un héroe dispuesto a inmolarse porque ha puesto en marcha el mecanismo de su dimisión en diferido. Como si no llevara ya cuatro años ocupando el cargo en interinidad. Vamos, que su gesto presuntamente digno llega un poco tarde, después de ni se sabe cuántos amagos y rapapolvos ventajistas a los partidos que siguen sin apañar el cambio de cromos para la renovación del órgano de gobierno de la judicatura caducado desde hace 48 meses. Habrá que ver si su tardía renuncia (todavía sin fecha) sirve para romper el bloqueo interminable. No parece. Pero a usted, qué más le da. No se va a quedar en la calle.