El thriller vasco y navarro está totalmente en auge, y entre los nombres propios que se encuentran tras uno de los géneros más demandados destaca por ejemplo el del autor Javier Díez Carmona, cuya nueva aportación a la literatura es una novela llena de misterios y con muchos secretos por desvelar.  

Su trayectoria profesional y académica está relacionada con la economía, pero la vida le ha conducido también a la literatura. 

Bueno, yo trabajo en una entidad financiera, en Caja Laboral, o sea que mis alubias salen de lo que he estudiado. Pero me gusta escribir. He escrito durante mucho tiempo. Lo que sucede es que escribía cuentos, me presentaba a concursos y por ahí iba manteniendo un poquito viva la llama de la escritura. Luego al final ya me dediqué a escribir novela, y esta es la cuarta que publico, la cuarta para público adulto, porque tengo dos novelas juveniles.

¿Qué prendió esa llama? 

No lo sé. A mí siempre me ha gustado mucho leer, he leído muchísimo desde crío. Hay un momento que yo recuerdo, porque yo de pequeño leía mucho Los cinco, Los Hollister... Luego empecé a leer a Agatha Christie, Conan Doyle y tal, pero el cambio de chip llegó cuando leí Cementerio de animales, de Stephen King. De esa novela me acuerdo mucho. Luego he leído millones de novelas de Stephen King y ya por esas fechas empecé a escribir. De hecho, gané algún concurso literario con 17-18 años, luego una temporada larga lo tuve que dejar, y cuando he tenido tiempo lo he retomado y por fin ha cristalizado en algo con un poco más sustancia.

¿Qué diferencias aprecia entre presentarse a esos concursos de relatos y escribir una novela?

No tiene nada que ver. Cuando escribes un relato tienes que conseguir algo cerrado y tiene que sorprender y tener calidad en 4-5-6 páginas. Es un desafío que a mí me encanta. También escribes con la presión de que te vas a presentar a un concurso en el que participan doscientas personas y es muy difícil ganar en esas circunstancias. Cuando escribes novela, es mucho más tranquilo, porque tienes 200-300-400 páginas para explicar todo lo que quieres explicar. A priori yo lo escribo sin presión, y la presión viene luego, cuando hay que intentar venderlo. Pero para mí es mucho más relajado escribir una novela.

¿Y es parecida la dinámica del concurso y el tratar de vender esa novela una vez está terminada?

De hecho, a mí me ha resultado más frustrante intentar publicar la novela que presentarme a concursos. Si no ganas, no pasa nada. Pero cuando tú intentas presentar una novela a editoriales o agentes literarios con lo primero que te encuentras es que de quince a las que lo envías solo te responde una. El resto no se molestan ni en responder. El silencio de las editoriales es muy doloroso. Al final, te va minando un poco. Yo he seguido, he seguido, pero he tenido mis momentos de decir “¿merece la pena meterte quinientas páginas de una novela para que luego ni se molesten en responderte?”. Pero al final a mí me ha merecido la pena, y recomiendo a todo el mundo que no se rinda nunca.

Después de la novela Justicia, ahora llega a las librerías con Solas. ¿Guardan alguna relación ambas publicaciones? 

Sí, el protagonista es el mismo. Justicia está protagonizada por Osmany Arechabala, el cubano que ha llegado a ver quién ha matado a su hijo aquí en Bilbao, y ahora se encuentra enredado en otra historia. Un amigo suyo de Cuba se entera de que está en Bilbao y le llama diciendo que su hija hace años se casó con un ganadero de Balmaseda y lleva unos 4-5 años sin dar señales de vida, así que le llama a ver si puede ir a visitarla a ver qué tal está. Entonces, cuando Osmany va a Balmaseda se encuentra con que la mujer ha desaparecido. Dijo que se quería mudar a Madrid, desapareció y a nadie más le ha importado nada. Entonces, él empieza a investigar, empieza a desenterrar cosas, y donde parecía que no pasaba nada resulta que pasaban muchas cosas.

¿Cómo ha sido el proceso de documentación de creación de esta novela? 

No tiene mucho proceso de documentación, porque he escrito con un personaje al que ya conozco muy bien, que fue naciendo conmigo, y he escrito sobre una comarca que conozco -porque yo vivo en Encartaciones-, sobre un clima que conozco y sobre un tema que todos conocemos, como es la violencia contra la mujer. Todo estaba en torno a donde yo vivo. He retrocedido un poco a los años 80, ahí sí que he buscado en la prensa para rebuscar cosas que todos sabíamos, tener documentadas historias que conoces. 

Hablaba del clima, que juega precisamente un papel muy importante en Solas. 

Mucho. Al final en Euskadi vivimos siempre muy pendientes del clima aunque parece que se nos está olvidando; y en Enkarterri, que es una zona muy aislada, muy húmeda y fría, de media siempre tienes 3 o 4 grados menos que en Bilbao. Hay mucha niebla y situar allí una trama criminal, situar allí a mujeres que viven solas en un caserío aislado rodeado siempre de niebla, me parecía que casaba de cine para una novela de este estilo. 

¿Qué supone para usted escribir sobre lugares que le son tan conocidos? Seguramente muchos vecinos le habrán comentado algo al respecto.

Bueno, tienes que tener un poco de cuidado, sobre todo para asegurarte de que ningún personaje que sale en la novela se parezca a ninguna persona a la que conoces o del pueblo. Tienes que buscarte personajes totalmente distintos.

Vamos, que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. 

(Risas) Pura coincidencia. De hecho, ni siquiera Balmaseda es exactamente como la retrato en la novela, y en el palacio de Horcasitas, que es el caserón que hay en el centro y es un edificio municipal hoy en día, yo sitúo a una familia viviendo. Para que quede claro, que todo es ficción, que no me he basado en nadie. Pero por lo demás es muy cómodo escribir sobre algo que conoces perfectamente, por donde pasas todos los días. 

¿Qué le depara el futuro?

Como los tiempos de edición de las editoriales grandes son largos, yo ya he escrito otra. Es una novela que también está protagonizada por Osmany Arechabala. No era mi intención en ningún momento, pero parece que he conseguido una trilogía. Justicia y Solas son autoconclusivas, pero he terminado de escribir una novela que enlaza un poco las otras dos. 

PERSONAL


Fecha de nacimiento: 25 de marzo de 1969.


Lugar de nacimiento: Bilbao.


‘Solas’: Agurtzane Loizaga, profesora de la universidad de Bilbao, se mudó hace poco con su pareja a un caserío de la comarca de Las Encartaciones. En ese baserri aislado se creían felices hasta que, de la noche a la mañana, su novia desaparece. Aunque la policía le resta importancia, una serie de indicios le hacen sospechar que su marcha no ha sido voluntaria. Osmany Arechabala lleva meses afincado en Bilbao, lejos de su Cuba natal, cuando un viejo amigo le pide ayuda para encontrar a su hija. No hay noticias suyas desde que dejó la casa de las ancianas que cuidaba en una pequeña villa de Las Encartaciones. Osmany, acompañado de Nekane Gordobil, suboficial de la Ertzaintza de baja laboral, decide aceptar el encargo sin ser consciente de las dimensiones de su empeño.