Durante el invierno de 2003-2004, un estudiante de la Universidad de Harvard llamado Mark Zuckerberg crea Facebook. El 4 de febrero de 2004 se lanza por primera vez bajo el nombre Thefacebook. Era la versión digital de la tradición americana de los libros con caras y datos personales de los estudiantes. La pequeña diferencia que cambió la historia es que estos datos personales quedaron digitalizados y publicados.
Creció muy rápido; era fácil ligar y encontrar gente interesante que no podías conocer de otra manera. En otoño de 2005, el 85% de los estudiantes universitarios americanos estaban registrados. Un 60% de ellos entraba a diario. En septiembre de 2006, se renombra a la actual Facebook e introduce un cambio fundamental: cualquiera con un email y más de 13 años se podría hacer la cuenta.
En estos 15 años se ha convertido en un gigante que concentra a 2.300 millones de usuarios (un tercio de la humanidad, que son a la vez proveedores y clientes). Nunca antes en la historia se ha visto una dimensión de esta naturaleza. Zuckerberg tiene hoy 34 años y acumula una fortuna cercana a los 80.000 millones de dólares. 2018 ha supuesto un nuevo récord de ventas: 55.838 millones de dólares. Facebook es hoy más rentable que nunca. En promedio, gana 7.37 dólares al trimestre por cuenta. Unos 30 dólares al año con nuestros datos.
Pero los escándalos no cesan. Zuckerberg, a comienzos de 2018, dijo que su propósito para ese año era arreglar Facebook. ¡Menos mal! Han sido numerosos los escándalos: (1) Se ha confirmado que durante las elecciones presidenciales de 2016 en EE.UU. organizaciones rusas usaron sus páginas para favorecer el voto a Donald Trump; (2) 87 millones de sus usuarios sufrieron un grave abuso de privacidad de una consultora llamada Cambridge Analytica; (3) unos delincuentes robaron datos personales de unas 50 millones de cuentas; (4) según The New York Times, Sheryl Sandberg, la directora de operaciones, ordenó investigar los datos personales del multimillonario George Soros para poder acallar sus críticas; (5) Zuckerberg ha declarado ante el Congreso de EE.UU. por el uso de datos personales; y (6) la red ha sido empleada para organizar acciones violentas en Myanmar, India, Sudán del Sur o Sri Lanka.
Parece que internamente tampoco las cosas van bien. Facebook, que engloba otros imperios de datos como WhatsApp e Instagram, ha visto cómo no se le para de ir gente clave. En abril de 2018 se fue Jan Koum, cofundador de WhatsApp. No compartía la idea de Facebook de usar los datos personales de los usuarios para monetizarlos vía publicidad. Los fundadores de Instagram (Kevin Systrom y Mike Krieger), se fueron en septiembre. El ansia de Facebook por ser el lugar favorito de los jóvenes de entre 14 y 21 años les ha llevado a cambiar la esencia con la que nació Instagram. El mercado manda. Ahora quiere integrar los servicios de mensajería de WhatsApp, Facebook e Instagram. ¿Qué derechos de intimidad y privacidad nos quedarán cuando todo estén nuestras comunicaciones instantáneas bajo el mismo cártel de datos?
La era Facebook nos genera la sensación de exposición permanente. En la era pre-Facebook, uno podía desconectarse y tener cierto sentido de privacidad. Ahora esto resulta prácticamente imposible: no solo depende de ti tu privacidad, sino también de tus círculos cercanos y del uso que hagan de Facebook (amigos, trabajo, infracciones administrativas, etc.). Sin embargo, si queremos tener una verdadera economía digital, debemos hacerlo sobre la confianza y la privacidad de los usuarios. De lo contrario, será un sector que tendrá los años contados.
Zuckerberg quizás sea la persona no electa más poderosa del mundo. Pero, ni aún nombrando como director general de Facebook a Gandhi arreglaríamos el problema del enorme poder y capacidad de desestabilización que tiene. Creo que Facebook será descrita en el futuro como un notable éxito que fue difícil de gestionar.