bilbao - Un vestido de novia realizado en mikado, una tela con mucho cuerpo de seda, cuello halter, hombros al descubierto y mucho movimiento. ¿Se lo imaginan? Pues ahora imagínense a Boris Izaguirre dentro presentando la gala de los premios de la Academia de Televisión. Él feliz, contento y sintiendo como si hubiera nacido con el vestido puesto. El próximo día 11 estrenará programa en DKISS, ¡Sí, quiero ese vestido! A la vez, sigue en La 1 en MasterChef Celebrity; no se le daba bien y ya habla de alta cocina, ¿osadía? No, Boris en estado puro.

Entre fogones y vestidos de novia, no deja nunca de sorprender.

-¡Qué sería la vida sin sorpresas! Me encanta poder sorprenderos con cada cosa que hago y si además os puedo divertir y hacer reír, ya es lo máximo.

No me lo imaginaba entre tules, gasas, bordados y novias nerviosas por elegir las mejores galas para un solo día.

-Pues ya ves. Pero seguro que tampoco me veías preparando platos de alta cocina.

¿Alta cocina? ¿Tan lejos ha llegado en ‘MasterChef’?

-Me gusta el riesgo. La gente a mi edad empieza a pensar en la jubilación, en el pasado, en por qué trabajar más?

Pero si solo tiene 53 años?

-¿Tantos?

La Wikipedia no engaña.

-Vale. De repente, me he encontrado haciendo cosas que quiero hacer. Estoy tan feliz que no sé qué decir.

No me va a decir quién gana ‘MasterChef’, pero ¿cómo le va a usted?

-Muy bien. Estoy reinventándome. Tanto que se utilizaba esa palabra por la crisis y ahora la uso yo. Estos dos programas, aunque no lo parezca, son un gran riesgo para mí y me lo estoy pasando muy bien. Es una satisfacción.

¿No sintió pánico al enfrentarse al fuego y los cuchillos? Y, sobre todo, ¿no sintió pánico ante alguna de sus compañeras de fogones?

-Ja, ja, ja? Yo siempre soy muy positivo. Una vez traspasadas esas puertas que son el decorado del programa, me di cuenta de que estaba en lo correcto. He aprendido mucho y eso no tiene precio.

¿También se siente en el lugar correcto ayudando a elegir vestidos de novia?

-Claro. Me he sentido fenomenal. Además, salgo vestido monísimo con tres trajes fabulosos que son mi uniforme. El programa no se va a emitir cronológicamente, es salpicado y ahí salgo yo con mis tres trajes; me vuelven loco, estoy tan genial. He descubierto tantas cosas en este programa.

¿Por ejemplo?

-Todo lo que implica hoy en día un traje de novia. No es lo que significaba para tú mamá, ni tampoco para ti?

¿Sabe lo que significaba un traje de novia para mí?

-No te estoy llamando mayor, pero ahora es otra cosa. Seguro que para ti tenía también un significado especial.

¡Sí, arréglelo! ¿Qué cree que significa ahora un traje de novia?

-Hoy las mujeres han convertido el traje de novia en una seña de identidad y en una bandera de todas las cosas por las que están luchando, vivimos un nuevo feminismo y, sin lugar a dudas, el traje de novia es uno de sus estandartes.

¿No le parece que decir que el traje de novia es un estandarte del nuevo feminismo es una frivolidad?

-Te juro que no. Pienso que el traje de novia da una gran profundidad al feminismo además, es algo completamente femenino y una de las poquísimas cosas que respetan a la mujer y la mujer ha sabido darle la vuelta a todo lo que podría complicarlo.

¿Qué era lo complicado en un traje de novia?

-Lo cursi, lo convencional, que estuviera vinculado a una ceremonia religiosa. La mayoría de mujeres que se casan con traje de novia lo hacen para una ceremonia civil. Eso es una estadística y para mí una revelación. Me hace ver de otra forma el traje de novia.

¿Se ve vestido con traje de novia?

-Claro. Es más, me lo puse para los Premios Iris de la Academia de Televisión? Estaba espectacular.

Me lo imagino.

-He estado seis semanas rodeado de novias y sus vestidos y muriéndome de ganas por saber qué se siente cuando se lo ponen. ¿Sabes qué descubrí?

No, seguro que me sorprenderá.

-Que es exactamente igual al esmoquin?

¿Lo dice por lo incómodo o por lo prepotente que puede resultar?

-La gente tiene mucha manía al esmoquin por lo protocolario o prosopopéyico que puede resultar. En realidad, te viste impecablemente en cinco minutos. El traje de novia es lo mismo y entra por la cabeza.

¿Qué tiene que ver eso?

-Que a mí es algo que me vuelve loco. Me encantaría vestirme por la cabeza todos los días en vez de por los pies.

Describa el vestido que llevó.

-Ja, ja, ja? ¿Tienes curiosidad? Llevaba cuello halter, sabes cómo es, ¿no?

Sí, se ciñe alrededor del cuello y deja los hombros al descubierto.

-Eso es. Un vestido largo y con una tela maravillosa que me gusta mucho, mikado. Tiene volumen y a las novias les parece que les hace un poco señoras. Siempre les pregunto “¿no te parece fantástico ser señora? Yo prefiero ser señora”.

¿Perdón?

-Ser señora es una actitud ante la vida, lo más fantástico es ser señora. No siempre las he convencido, pero el traje que llevé era sensacional y lo mejor era lo bien que me movía dentro. Era como si hubiera nacido allí. No te lo puedes ni imaginar.

¿Le pareció cómodo?

-¿Qué es comodidad? Para mí es aquello que me hace sentir bien y me sentí estupendo vestido de novia.

¿Tienen buen gusto las novias que han elegido vestido con usted?

-Bueno, ellas tienen sus criterios?

A eso se le llama diplomacia.

-Yo no sé lo que es el buen gusto, ¿lo sabes tú? Creo que la gente que habla de buen gusto es gente antipática.

¿Me está llamando antipática?

-Ja, ja, ja? Por supuesto que no. Pero me parece de una total antipatía criticar la casa de alguien, su manera de sentarse o cómo va a vestirse. Las novias llegan con su criterio y mis asesoras o yo las escuchamos, vemos lo que se ajusta a lo que traen en su cabeza y empezamos a probar.

¿Qué prefiere: corte sirena o corte princesa?

-Depende. Suena como una promoción, pero es como se plantea esta historia. Te voy a decir que en el programa muchas sirenas salen princesas y muchas princesas salen sirenas. A fin de cuentas, es lo maravilloso de esta historia; no eres tú el que escoge el traje, es el traje el que te escoge a ti.

Volvamos a los fogones, usted no tenía ni idea de cocinar.

-Siempre he tenido una cocina de supervivencia. He vivido mucho tiempo en Miami solo, Rubén estaba en Madrid. Así que allí me encontraba con una sartén en la mano echándole cosas?

Suena muy poco apetecible.

-Sé seguir una receta. Salí en MasterChef con un libro de Armando Scannone y decidí ir con lo poquito que sé. He sido como un libro abierto capaz de absorber todo lo que he podido. Me ha ido muy bien. Estoy en un programa que es un hito televisivo y me lo estoy pasando bomba.

¿Se ha atrevido a preparar una cena romántica y de alta cocina a Rubén?

-Por supuesto. Es de las primeras cosas que hice y quedó bien satisfecho. Ya se ha hecho con sus platos favoritos de mi nuevo aprendizaje.

“Me he sentido fenomenal. Salgo vestido monísimo con tres trajes fabulosos que son mi uniforme”