Entender el divorcio no como un final sino como una oportunidad tanto para el amor como para la vida es uno de los mensajes que el británico Richard Loncraine proyecta con su último filme, Bailando la vida. Todo ello con una comedia que el director presenta como “moderna, divertida y conmovedora”.

La historia arranca cuando Sandra Abott descubre que su marido, con el que está casada hace 40 años, tiene una aventura con su mejor amiga, y esta decide buscar refugio en Bif, su hermana mayor. Las dos son diametralmente diferentes: Sandra es un pez fuera del agua en comparación a su descarada hermana, que encadena citas sin el más mínimo complejo. Pero Sandra necesita probar algo nuevo y, de mala gana, deja que Bif la arrastre a su clase de baile donde poco a poco empieza a encontrar el ritmo... y el amor. Porque según irá descubriendo, la jubilación es solo el comienzo y el divorcio puede ser una nueva oportunidad.

Según apunta Richard Loncraine -Ricardo III, Hermanos de Sangre- no dudó en sumarse al proyecto ya que le encantó el guion. “El tema principal son las personas de cierta edad”, comenta, pero su alcance va mucho más allá ya que “se trata de dar una segunda oportunidad a la vida, un mensaje con el que todos los públicos pueden identificarse”.

Porque cuando Sandra, la protagonista de Bailar con la vida, descubre que su marido la ha estado engañando se cuestiona si podrá reinventarse a sí misma. La actriz británica Imelda Staunton -Harry Potter, Shakespeare in Love- es la encargada de encarnar al personaje, a quien le liga las etiqueta de “patetismo”, pero siempre “desde el humor y pensando en un futuro”.

La película retrata también la relación con su hermana, “una rebelde a la que le gusta disfrutar de la vida, sin importarle un comino lo que piensen los demás”. Y en esta nueva vida también jugará un papel clave Charlie, el mejor amigo de Bif, “un amante del jazz que fuma marihuana y vive en una barca”. Su relación con Sandra es uno de los hilos de la película, ya que “los polos opuestos se atraen”, comenta Loncraine. Las peleas y conflictos entre ambos teñirán de comedia el largometraje.

Otra de las claves son las clases de baile que organizan en el grupo. “A Sandra el baile le permite ser libre y desbloquear cosas que ha mantenido encerradas durante muchos años”, señala Staunton. En ese sentido, continúa, cree que “muchas mujeres sacrifican cosas para conservar sus matrimonios, y eso es lo que ha hecho mi personaje”. Por ello, el baile será el punto de encuentro y conexión para el grupo de amigos, incluidos los opuestos Charlie y Sandra.