EL ASX imita esta temporada al Outlander, el otro gran referente comercial de Mitsubishi. La marca japonesa de los diamantes retoca el maquillaje del más coqueto y popular de sus modelos. De paso reordena su gama, integrada desde ahora por tres variantes motrices (gasolina de 117 CV y diésel con 114 y 150), dos modalidades de tracción (delantera e integral) y de transmisión (automática y manual), así como tres puestas en escena. Acumulando descuentos por lanzamiento y financiación, es posible adquirir el ASX más sencillo por 15.900 euros.

La renovación del ASX se inspira en la vieja teoría de que lo que funciona no precisa cambios. Mitsubishi no parece dispuesto a correr el menor riesgo en la puesta al día de este crossover ligero, que le reportó el año pasado dos de cada tres clientes; esa proporción se mantiene invariable en lo que va de 2017. Así pues, la evolución del modelo es mínima, casi exclusivamente formal, y deja como secuela un intenso parecido con los productos más recientes de la casa. En especial con su hermano mayor el Outlander.

Desde el punto de vista técnico, el coche es el mismo que antes. Mitsubishi continúa ofreciendo tres motorizaciones. Son dos turbodiésel, 160 DI-D de 114 CV y 220 DI-D con 150 CV y uno de gasolina, 160 MPI de 117 CV. Este último va ligado a tracción delantera y a caja manual de cinco velocidades. El gasóleo menor la lleva de seis y ofrece también opción de 4x4; el más solvente monta de serie el sistema de cuatro ruedas motrices y lo vincula a transmisión automática.

Aterriza en el mercado proponiendo tres niveles de ejecución. El más asequible sale de fábrica provisto de un interesante equipamiento. A los recursos habituales suma elementos como programador de velocidad, climatización, radar de proximidad trasero, llantas de aleación de 16 pulgadas y activación automática de luces y limpiaparabrisas.