EN mayo de 1989, la creación de Masamune Shirow se levantó de la camilla y comenzó a dar sus primeros pasos en un manga de tres volúmenes que presentó en las librerías niponas un cóctel nunca visto que mezclaba el thriller futurista de espionaje con dilemas morales y filosóficos bajo una fascinante estética cyberpunk. Ghost in the Shell había nacido y con ella, la absorbente animación adulta con inevitables y aterradoras reflexiones que el próximo 31 de marzo dará su último y definitivo salto: la primera gran película en formato acción real de la franquicia protagonizada por Scarlett Johanson.

En 1995, las viñetas cobraron vida en la película de anime que adaptaba el ya por aquel entonces aclamado manga de Shirow: Mamoru Oshii dirigía una lisérgica cinta que seguía al Sector 9, un departamento policial nipón especializado en combatir terrorismo informático en pleno año 2029. Allí los millones de fans pudieron reunirse de nuevo con Major, la protagonista del manga y anime a la que da vida Scarlett Johansson en la inminente adaptación que se enfrenta al crimen mientras afronta su propia naturaleza como una mujer-cyborg dentro de la división policial.

Aquella primera película de animación hablaba con extraña familiaridad de miedos que años más tarde, son muy reales. La premonitoria cinta de Oshii fue un clásico instantáneo y su cuidada estética cyberpunk junto a un guión dolorosamente existencial ahogaba al espectador entre rascacielos futuristas y claustrofóbicos pensamientos sobre el yo.

remakes Más tarde llegaría una secuela en 2004 que reeditaba el éxito de la primera entrega localizando su relato en 2032 y otorgando el testigo protagónico a Batou, el fiel compañero de Major en la primera película al que interpretará Pilou Asbæk (Juego de Tronos). La franquicia era tan aclamada que en 2008 tendría lugar un remake del filme de animación original y en 2015, llegaba Ghost in the Shell: The Rising, que recuperaba a Major para la causa.

Mientras Ghost in the Shell colonizaba las viñetas y la gran pantalla, sus irresistibles tentáculos también se extendieron al negocio de los videojuegos con dos entregas: Ghost in the Shell, un shooter en tercera persona que replicaba la estética cyberpunk de la saga y llegaba a Europa en 1998. Por su parte, la segunda iteración jugona de la franquicia sería Ghost in the Shell: Stand alone complex, lanzado en 2005 manteniendo la misma dinámica y estética del primer juego. - E. P.