La mayoría de las personas guarda los huevos en la puerta del refrigerador sin pensarlo dos veces. Es cómodo, accesible y, en muchos modelos de nevera, incluso se ofrece un compartimento especial para ellos. Sin embargo, diversos estudios y expertos en seguridad alimentaria coinciden: la puerta del refrigerador es el lugar menos seguro para almacenar huevos.
Aunque puede parecer un detalle sin importancia, la ubicación dentro de la nevera puede afectar significativamente la calidad, frescura e incluso la seguridad de este alimento tan cotidiano.
Por qué la puerta de la nevera no es ideal
La puerta del refrigerador es la zona más expuesta a cambios de temperatura. Cada vez que se abre, esa área sufre variaciones térmicas que afectan a los alimentos que se encuentran allí. Mientras que el interior de la nevera mantiene una temperatura más constante, la puerta puede subir varios grados en solo unos segundos.
Este ambiente fluctuante acelera el proceso de degradación de los huevos y puede poner en riesgo su seguridad alimentaria. Las bacterias, como la salmonella, prosperan cuando los huevos se almacenan a temperaturas inestables o demasiado altas.
¿Qué sucede cuando los huevos cambian de temperatura?
Los huevos tienen una cáscara porosa que actúa como barrera natural contra microorganismos. Cuando se exponen repetidamente a cambios de temperatura, se forma condensación en su superficie. Esta humedad puede facilitar que bacterias del exterior penetren la cáscara y contaminen el interior del huevo.
Además, la humedad generada por estos cambios térmicos contribuye a una pérdida más rápida de frescura, afectando tanto el sabor como la textura del huevo. Incluso en refrigeradores modernos, donde la tecnología ayuda a mantener mejor la temperatura, la puerta sigue siendo el lugar menos constante.
El mejor lugar para guardar los huevos
Según expertos en seguridad alimentaria, los huevos deben almacenarse en la parte media o inferior del refrigerador, preferiblemente en su envase original y alejados de la puerta. Esa zona ofrece una temperatura más estable y segura, que suele mantenerse entre los 1 °C y los 4 °C, ideal para conservar la frescura y prevenir el crecimiento bacteriano.
El envase original del supermercado no solo protege a los huevos de posibles golpes, sino que también contiene información útil como la fecha de caducidad y el número de lote. Cambiar los huevos a otro recipiente puede parecer más estético, pero puede aumentar el riesgo de contaminación cruzada.
¿Y qué dicen las autoridades sanitarias?
Organizaciones como la Agencia de Normas Alimentarias del Reino Unido (FSA) y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) coinciden en que la mejor forma de conservar los huevos es mantenerlos refrigerados y en su envase original, lejos de la puerta del frigorífico.
En algunos países, como Estados Unidos, los huevos se lavan antes de venderse, lo que elimina la película natural protectora de la cáscara. Esto hace que el almacenamiento en condiciones óptimas sea aún más crucial. En otros países, como algunos de Europa, esa película se mantiene, lo que ofrece una protección adicional, aunque el almacenamiento en frío sigue siendo fundamental una vez que los huevos llegan al hogar.
Mitos comunes sobre el almacenamiento de huevos
Uno de los mitos más extendidos es que los huevos pueden conservarse sin refrigerar. Aunque esto puede ser cierto por períodos muy cortos y en ciertas condiciones específicas (como en climas templados o si los huevos no han sido lavados industrialmente), lo más seguro es refrigerarlos cuanto antes para alargar su vida útil y reducir riesgos.
Otro error común es pensar que “mientras el huevo no huela mal, está bien”. Pero la realidad es que la salmonella no altera el olor ni el sabor del huevo, por lo que confiar en el olfato puede ser engañoso y peligroso.
Consejos prácticos para conservar los huevos de forma segura
- Almacenar los huevos en su envase original, en la parte media o inferior de la nevera.
- Evitar colocarlos en la puerta del refrigerador, donde la temperatura es menos constante.
- No lavar los huevos antes de guardarlos, ya que esto puede eliminar su capa protectora natural.
- Revisar las fechas de caducidad y consumir primero los más antiguos.
- No romper los huevos directamente sobre los alimentos, para evitar contaminación cruzada.
Aunque guardar los huevos en la puerta del refrigerador parece un hábito inofensivo, es una práctica que puede comprometer tanto su frescura como la seguridad del consumidor. Cambiar esta costumbre y optar por un lugar más frío y estable dentro del frigorífico es una forma sencilla y efectiva de proteger la salud y prolongar la vida útil de los alimentos.