bilbao - Está disfrutando con el discurrir de la política en estos momentos, un tema que le apasiona como profesional. Aunque entiende que la ciudadanía esté algo cansada, también cree que está interesada en los vaivenes actuales.

Ha pasado un año desde que se hizo cargo de ‘Gabon’, ¿Cuál sería el balance?

-Creo que a día de hoy el programa está más empastado; durante la temporada pasada hicimos muchos cambios. El programa empezó de una forma y terminó de otra. Creo que ahora los oyentes identifican perfectamente el estilo. Es mucho más plural.

¿En qué sentido?

-Cada persona del equipo tiene su lugar, su estilo marcado y es cuando realmente estamos disfrutando del programa.

¿La actualidad pierde sentido con la noche?

-Para nada, hemos conseguido darle la vuelta a la actualidad con un toque muy nuestro. En esta segunda temporada es cuando todo el equipo está más satisfecho. Los oyentes colaboran mucho. Está muy asentado.

¿Se ha acostumbrado a trabajar con nocturnidad y alevosía?

-Ja, ja, ja... Yo me habitúo a trabajar en todos los horarios, no tengo problemas. He pasado por todos, todo es hacerte; lo que hacías antes por la tarde, ahora lo haces por la mañana. Sigo levantándome pronto. Eso no ha cambiado, me gusta oír la radio desde primera hora, leer la prensa y estar activa desde muy pronto.

¿No desconecta de la información?

-Me gusta estar con el chip puesto todo el día. Pensaba que me iba a costar más porque soy muy activa por las mañanas y que la tarde se me iba a hacer un poco más dura y más de bajón; pero tenemos tanto trabajo que eso no ocurre, no paramos desde que entramos al mediodía. Así que cuando llega la hora de ponernos en antena, las ocho de la tarde, estamos como una moto.

Unos meses con actualidad muy cargada.

-Está interesantísima, ha sido un año en el que no hemos parado en ningún momento. A mí me encantan los procesos electorales...

Pues tiene que sentirse en la gloria.

-Me gusta mucho la política y llevamos meses en los que estamos viviendo situaciones políticas inéditas, que podemos contar con testimonios directos de Euskadi y de Madrid. Se abren tiempos políticos nuevos con una representación diferente.

La ciudadanía está cansada de la incompetencia de la clase política para formar Gobierno en España.

-A mí también me ha cabreado en ocasiones. Es interesante ver cómo se retratan. La política española cambia al surgir nuevos partidos.

No sé si yo llamaría cambiar a lo que va a llegar.

-Los nuevos agentes políticos tampoco han actuado de una forma muy diferente. Cada uno se ha ido situando y se ha retratado en, como dice usted, su incompetencia. La política son acuerdos y diálogo.

Precisamente lo que no hemos visto desde el 20 de diciembre...

-También es interesante desde ese punto de vista, de ver que no llegan ni al diálogo ni al acuerdo.

Va a haber Gobierno español, pero los ciudadanos ‘pasan’ ya de tanta información y desvarío político.

-El interés por la política es más elevado ahora. Se habla mucho del hartazgo de la ciudadanía, pero vemos cómo los programas de radio o de televisión sobre política son los que realmente levantan las audiencias y los que más enganchan. Todo el mundo se interesa de alguna forma por la situación política.

¿Qué otros temas le interesan?

-Los sociales siguen siendo pilares fuertes del programa. Los temas humanos son importantísimos y ahí debe estar la política para solucionarlos. Todo es política. Me gusta mucho la actualidad internacional.

Para que no se aburre, en breve llegan las elecciones americanas.

-Me encantan, creo que a todos los periodistas. Quizá gustan por el punto que tienen de laboratorio, sus procesos electorales no tienen nada que ver con los que vivimos en Europa. Son fascinantes. Elegir entre uno u otro candidato a la presidencia de Estados Unidos es elegir entre lo malo y lo peor.

¿Se imagina a algún candidato de estos lares expresándose como Trump y llamando asqueroso a su rival?

-Es que parece que tiene algún tipo de demencia. Lo que asusta es que sea el candidato republicano y que haya llegado hasta donde está. No se nos pasaría por la cabeza ese término tan directo, pero también aquí se descalifica al adversario.