Un equipo internacional de científicos ha descubierto una nueva vía de señalización celular que podría ser la diana de determinados fármacos y dar lugar a tratamientos personalizados para combatir algunos de los cánceres más agresivos.
Algunos tipos de cáncer -el melanoma ocular, el carcinoma de células renales, el de conductos biliares o el mesotelioma maligno- suelen presentar mutaciones en un gen supresor tumoral (el BAP1); los tumores con esas mutaciones tienen un pronóstico muy desfavorable, y los investigadores han comprobado que en estos casos se activa además un ‘proto-oncogén’ -un gen que contribuye al desarrollo del cáncer- que bloquea la autofagia, el proceso de reciclaje y regeneración de las células.
Así, los científico han comprobado que usando una combinación de inhibidores de ese oncogen -que ya se usan para otros tratamientos- con inductores de la autofagia, se podrían lograr buenos resultados contra algunos de los cánceres más agresivos.
El descubrimiento, cuyos resultados ha publicado la revista científica Autophagy, ha sido coordinado por los investigadores españoles Samuel Peña-Llopis, jefe del grupo de Genómica Traslacional del Departamento de Oftalmología del Hospital Universitario de Essen (Alemania), y Silvia Vega Rubín de Celis, directora del grupo de Autofagia en el Cáncer del Instituto de Biología Celular del mismo centro.
Patente
Los científicos han utilizado líneas celulares, xenoinjeros (trasplantes de otras especies) y organoides derivados de tumores de pacientes (minitumores cultivados en el laboratorio), y han solicitado ya una patente internacional para esta terapia combinada, aunque han incidido en que la estrategia investigadora que han trazado debe continuar para iniciar los ensayos clínicos.
Según los investigadores españoles, algunos cánceres originados en distintos órganos se caracterizan por las mutaciones en el gen supresor de tumores (el BAP1) que provoca que la proteína pierda su función. Los pacientes tienen en ese caso peor pronóstico y opciones muy limitadas de tratamiento, ya que los cánceres que se desarrollan son muy agresivos y tienden a diseminarse rápidamente a otros órganos.
En su trabajo, los investigadores describen cómo la mutación de ese gen provoca además que se bloquee la autofagia, que es esencial para el reciclaje de los orgánulos y otros componentes celulares, “y algunos tumores se aprovechan de ello para crecer y diseminarse”.
Y han comprobado que esa combinación de fármacos tienen un efecto sinérgico que permite -han explicado- disminuir las concentraciones administradas y por lo tanto minimizar los efectos secundarios en ese tipo de pacientes, por lo que el tratamiento podría llegar a ser altamente selectivo y de medicina personalizada.
Los fármacos inhibidores que proponen ya se están utilizando en la práctica clínica para tratar algunos tipos de cáncer -entre ellos algunos tipos de leucemia mieloide crónica-, pero sin embargo los inductores de la autofagia que proponen no se han probado todavía en humanos.
Sin efectos secundarios
Los estudios que se han realizado en ratones sugieren que esos inductores no producen efectos secundarios y que inducir esa autofagia -ese proceso de regeneración de las células- puede tener efectos muy beneficiosos también a nivel fisiológico.
Los científicos han detallado los diferentes pasos y pruebas que han seguido hasta probar la combinación de fármacos que proponen -protegida ahora por una patente internacional- en modelos pre-clínicos de organoides generados a partir de tumores de pacientes con diferentes tipos de cáncer.
Han expresado además su intención de comenzar los estudios clínicos lo antes posible “pero con todas las garantías de seguridad”, por lo que van a iniciar trabajos en modelos animales para comprobar la efectividad y los efectos secundarios, y han observado que los inductores de la autofagia no están todavía aprobados por las agencias del medicamento y requerían iniciar ensayos clínicos para demostrar su eficacia y comprobar que no son tóxicos.
El apunte
Los cánceres más mortales. Este descubrimiento supone un avance que puede ser clave para combatir los cánceres más mortales. Entre ellos destaca el de pulmón, con una superviviencia relativa a 5 años; el de colon y recto, que se estima sufrirán 1 de cada 23 hombres y 1 de cada 26 mujeres a lo largo de su vida; el de hígado, cuya letalidad radica en que no produce síntomas; el de estómago, cuyos principales factores de riesgo son el abuso de alcohol, el tabaco y la obesidad, y el de mama, que padecerán 1 de cada 8 mujeres.