Contar una tragedia desde el amor y así echar luz sobre la última dictadura de Argentina, el periodo más oscuro del país. Ese es el objetivo de Abuelas de Plaza de Mayo para chic@s, un libro que busca explicar de forma didáctica a la infancia la labor de la popular organización de Derechos Humanos. “Esta historia que te vamos a contar es como un puchero”, comienza la obra, y continúa: “Como cualquier receta en casa, tiene un condimento secreto que hace diferente su sabor: el amor de abuela”.

Abuelas de Plaza de Mayo es una organización fundada en 1977 que tiene como finalidad localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños secuestrados o desaparecidos por la última dictadura militar argentina (1976-1983), y sus fundadoras son las protagonistas de la obra que integra la serie Aventureros. “Partimos desde el profundo respeto y admiración que nos generan estos casi cuarenta años de búsqueda”, explicaba la autora, Vanesa Jalil, al tiempo que añadía que “ellas, a través de su historia, enseñan valores que son necesarios recuperar como el amor, el coraje y la valentía”.

A pesar de que el inicio del libro está abocado a explicar qué sucedió durante el régimen militar y define conceptos como revolución, dictadura y desaparecidos, el foco de la historia vira rápidamente a la “búsqueda desde el amor”. La obra narra las peripecias de las abuelas que, aún en la dictadura, se disfrazaban y buscaban trabajos para estar cerca de sus nietos, y también se concentra en algunos reencuentros.

De esa manera, las ilustraciones de Julio Ibarra complementan, con colorido y escenas emocionantes, la narración de Jalil. “Con mi dibujo lo que trato es de representar un tema delicado de forma poética, a través de la metáfora visual”, subrayaba Ibarra. A través de las páginas pueden verse abuelas en globos aerostáticos arrojando corazones o reencontrándose con sus nietos a la salida de un laberinto.

Cuatro casos La historia se completa con los casos reales de cuatro nietos recuperados que cuentan cómo los diversos recuerdos de la infancia dispararon la memoria de su “anterior vida”. Una de las nietas, por ejemplo, rememoró su historia cuando su abuela le mencionó el apodo con el que ella llamaba a su padre; otra, a través del color de las paredes de su habitación original.

Para ese capítulo del libro, Jalil invirtió meses de investigación en el archivo textual, fotográfico y documental de Abuelas de Plaza de Mayo, y volcó lo aprendido en relatos didácticos. “Cuando uno habla de procesos generales y de contexto se pierden las historias personales” que es lo que pretende rescatar con el libro.

En este sentido, apuntó que le fue complicado elegir solo cuatro casos de los 119 nietos recuperados hasta el momento, y que eligió aquellos en los que la memoria se reactivaba con esos recuerdos de la infancia. La escritora se encontró con un último desafío a la hora de planificar su obra: cómo contar esta historia a la juventud que ha nacido y vivido siempre en democracia.

Logró sortear ese obstáculo gracias a que se enfocó en explicarlo a través del “amor de abuela”, como aclara en la introducción. “La imagen de una abuela presente, que consiente al nieto, es la puerta de entrada para que los chicos y chicas piensen que hay personas que crecieron sin ese vínculo”, concluyó Jalil.