Bilbao. Alto, atractivo y emprendedor. Rafael Medina se ríe cuando le nombramos su título que, según él, no le reporta nada positivo en el mundo de los negocios. Junto con dos amigos creó hace cinco años la marca Scalpers y ha multiplicado en este tiempo sus puntos de venta hasta llegar a más de cien. El joven duque de Feria está convencido de que lo más importante es tener los pies en el suelo para no morir nunca de éxito.
¿Cómo podemos definir el estilo de Scalpers, su línea de ropa, calzado y complementos?
Es una marca urbana y limpia, nuestras tiendas están en las grandes ciudades. Nuestro ADN es el de una marca joven, rebelde y con un aire pretty.
¿Es usted fiel o infiel a su marca?
Siempre llevo mi ropa. Se puede llevar en el día a día, en una boda o un evento.
Empezó vendiendo corbatas en moto, una forma curiosa de empezar un negocio.
Eso es, y haciendo camisas a medida en casa.
Vemos de Rafael Medina una imagen impecable, impoluta. ¿Tarda mucho en prepararse?
No, gasto mucho tiempo en pensar lo que me pongo.
¿Quizá porque todo le cae muy bien?
Ja, ja, ja... No será para tanto, pero quizá invierto poco tiempo porque sé cómo debe ser mi imagen en cada momento.
¿Es coqueto? Eso dicen los que le conocen bien.
Creo que coqueto, coqueto no soy; digamos que soy una persona organizada y que desde pequeño me han enseñado a ir con la camisa por dentro, con cierto cuidado, pero nada más.
¿Utiliza cremas cosméticas?
Las justas, no mucho; la verdad es que no soy de muchas cremas.
Según todos los datos, ustedes, los hombres, se han apuntado al uso intensivo de cosmética.
Ha crecido mucho el consumo en los últimos años gracias a los grandes grupos industriales que han visto un nicho importante. Utilizo un par de cremas, pero no me he apuntado a un consumo excesivo.
¿Utiliza perfume?
Sí, siempre he utilizado un perfume.
¿Cuál es su preferido?
La verdad es que nunca he tenido uno en concreto. Me gustan los de esencia de ámbar.
¿Dónde está la elegancia?
En la armonía.
¿Qué parte de culpa tiene su madre, Nati Abascal, de que se haya dedicado a la moda?
Poca, ella quería que fuera banquero...
Ahora no están tan bien vistos...
No todo el mundo es igual. Al final, yo terminé haciendo lo que más me gustaba y lo que más me llenaba. ¿Le llenaba más ir vendiendo corbatas en moto?
No teníamos inversores y empezamos vendiendo puerta a puerta, luego en mercadillos, después haciendo camisas en casa, después en un sótano y... hasta ahora.
Lleva cinco años montando tiendas y no le va mal. ¿Dónde está el secreto?
En tener los pies en el suelo, no tenemos ningún grupo inversor detrás. Las marcas de moda pueden ser víctimas de su éxito.
¿Qué éxito persigue usted?
Mantener viva mi marca de moda en ese caso.
Usted tiene el título de duque de Feria, no me diga que esa circunstancia no le da cierto peso ante los bancos...
Nada, al contrario. En la mayoría de los casos cuando vamos a hacer una negociación con los bancos no voy yo para no ser una limitación, tampoco voy cuando hay un local que nos interesa...
No me lo puedo creer.
Pues así es, intento no estar para que no se haga una valoración negativa.
Pensaba que ser aristócrata era algo que se valoraba...
No es algo que ayude a día de hoy, todo lo contrario; te lo digo por experiencia.
¿De qué sirve ser duque de Feria?
Tener un título en España es un tema meramente representativo, no tiene ningún tipo de privilegio.
Perdone que no tenga ni idea al respecto, ¿cuesta dinero ser duque?
Ja, ja, ja... Cuando lo heredas tienes que pagar por el título.
¿No es chocante decir a su edad: "Soy duque"?
Soy muy joven y solo llevo diez años con el título, el tiempo que hace que falleció mi padre. Me preguntas por lo chocante que es. En este caso te vuelvo a decir lo mismo que antes, hay que tener los pies en el suelo. Puede que sea chocante, pero es una cosa que he heredado, que me ha tocado. Es que no puedo hacer nada.
A usted le gusta emprender negocios. ¿Mantiene también los de restauración?
No, desafortunadamente no. Tampoco eran proyectos en los que yo estuviera involucrado al cien por cien. Me salí de ese barco y hoy en día me dedico en cuerpo y alma a la gestión, diseño y producción de nuestra marca.
Tengo una curiosidad. ¿Por qué empezó en la moda diseñando corbatas? ¿Tanto le gustan?
Me gustan, pero también era una manera mucho más fácil de llegar a nuestro cliente. Nuestros primero clientes eran abogados, banqueros, notarios, arquitectos...
¡Vaya nivel!
Qué va, lo que pasa es que ibas a su despacho y lo más fácil era venderles una corbata. Yo viví diez años en Estados Unidos y vi que allí había una variedad enorme de corbatas y aquí era muy limitada y en muchos casos de precios excesivos. Apostamos por hacer una corbata diferente a un precio diferente.
¿Es usted rebelde?
Soy bastante rebelde para todo aquello que no me gusta.