Bilbao. Este periodista bilbaino ya está pasando las vacaciones en su ciudad porque siempre intenta llegar a la vez que Marijaia. Ya puede contar que ha estrechado la mano del nuevo presidente de Francia.
¿Los años de elecciones presidenciales son de mucho más trabajo para un corresponsal?
Sí, pero sarna con gusto no pica. Lo estoy disfrutando mucho. Los reportajes, la actualidad diaria, los cotilleos... Los ojos han estado puestos en Francia este año y eso se nota en el día a día. Además está la guinda del pastel: el cambio en el Elíseo, que ha hecho todo mucho más apasionante todavía.
¿La campaña fue menos interesante que la de hace cinco años?
No lo creo. Puede que al principio despertara menos interés. Entonces Ségolène Royal -tal vez porque Zapatero estaba en el Gobierno español-, vendía mucho. Esta vez Sarkozy ya era un viejo conocido y Hollande despertaba mucho menos interés, pero según avanzaba la campaña y, sobre todo, tras su victoria me da la sensación de que estamos en uno de los momentos que más miramos las decisiones que está tomando París. Compararlo con Rajoy da un contrapunto interesante a los informativos.
¿Usted veía claro que Sarkozy iba a perder?
Yo no daba un duro por Hollande. Y como yo, la mayoría de corresponsales y politólogos de Francia. Fue un cambio por el que pocos, poquísimos, apostaban. Hasta que vi que Hollande adelantaba a Sarkozy en la primera vuelta, no pensaba que ganaría el socialista, y eso me ha costado más de una comida. Por cierto, ¡todavía no la he pagado!
¿La derrota de Sarkozy fue culpa de la crisis que se ha llevado por delante a todos los Gobiernos europeos o hubo otros factores?
La crisis le hizo mucha pupa, pero sabía vender bien la moto sobre la situación económica francesa. Al final, el principal enemigo de Sarkozy ha sido él mismo. Su hiperactividad, su ímpetu... los franceses no lo tragaban y eso era algo que notábamos desde el minuto cero y que reflejábamos en nuestras crónicas, pero nos costaba creer que solo por eso iba a caer en las urnas.
¿Ha estado usted cerca de Hollande? ¿Despierta tan poco entusiasmo como parece?
He estado cerca y hasta le di la mano en una rueda de prensa que ofreció en su ciudad natal mientras hacía campaña, aunque eso no tiene mucho mérito porque se la da a todo el que puede y más. Le encanta saludar absolutamente a todo el mundo. Aquel primer contacto me sirvió para convencerme todavía más de que ese hombre nunca sería presidente. ¡Ya ves que olfato tengo...! (se ríe). Lo bueno que tiene es que es muy cercano, demasiado. Pero a pesar de su cercanía, no despierta ningún tipo de entusiasmo.
¿Le ha sorprendido en los pocos meses que lleva en la presidencia?
Sí, pero sólo porque no esperaba gran cosa de él. Y creo que los franceses están igual. El voto antiSarkozy fue el que llevó a Hollande al Elíseo y no unas grandes esperanzas puestas en el candidato socialista. Si no esperan mucho de ti, siempre vas a decepcionar menos. Y eso es lo que está pasando con Hollande. Pero la vuelta al cole se presenta caliente, con varios ERE en marcha en grandes empresas y con la recesión de la economía francesa asomando a la vuelta de la esquina. Ahí será interesante ver lo que hace Hollande.
Esta semana se han cumplido 100 días de Hollande en el Elíseo. ¿Cómo le va en las encuestas?
Ha bajado un poco, pero aun así su nivel de popularidad sigue siendo aceptable. Está en torno al 55%. Los franceses creen que está cumpliendo con lo prometido, y eso es bueno. Lo malo es que Hollande no les acaba de dar seguridad a la hora de hacer frente a la crisis. Aunque les guste lo que él llama "la economía justa", no confían en que así vayan a salir del pozo. Cien días no son suficientes y después de los cambios más simbólicos que ha hecho, ahora le toca demostrar que su receta funciona. Y eso es el más difícil todavía.
Usted entrevistó a Marine Le Pen. ¿Le sorprendieron sus resultados y los del Frente Nacional?
Volvieron a la Asamblea Nacional, que es lo que el partido quería después de 25 años fuera. Pero no hay duda de que es una amarga victoria, porque ella era la salvadora, la Juana de Arco del partido, y no ha conseguido ser diputada. Tiene a su joven sobrina para manejarla como quiera, pero está claro que para ella no conseguir ser diputada es una importante derrota personal. Esta apuesta también la perdí, porque después de visitar el pueblo por el que se presentaba y verla como pez en el agua, pensé que sacaba el escaño fijo. ¿Que? ¿Ya estás pensando en qué apostarte conmigo? (se ríe)
¿Da menos juego la nueva pareja presidencial o también dará pie a muchas crónicas sociales?
Pensábamos que no iba a dar juego, pero tener una periodista en el Elíseo es muy divertido. Al principio jugó a ser la primera dama más independiente de entre todas las independientes, pero ¿cómo se come eso si escribe desde su despacho oficial en el palacio, con un equipo de colaboradores que cobran una media de 9.000 euros mensuales pagados por el Estado? Después llegó el famoso tuit-puñalada a Ségolène Royal, digno de telenovela latinoamericana. Y últimamente hemos estado a vueltas con su posado en la playa. La mujer libre que dice ser y que pretende ejercer el periodismo con libertad e independencia ha intentado prohibir a sus colegas de profesión que publiquen fotos de la pareja presidencial en bañador. Que haya intentado censurar sus fotos en bikini no es muy inteligente por su parte.
¿Echa de menos a Carla Bruni, a Giulia y al resto de la familia?
No. En seis meses no nos dio tiempo a cogerle cariño a la pequeña y Carla ya está demasiado vista. Por cierto que su no posado de este verano también ha dado que hablar. Recuperándose todavía del embarazo, dicen que este año no habrá foto de ella en bikini. También ha sido noticia una estatua suya que han plantado en una de las plazas de París. Ya ves que no tenemos motivos para echarlas de menos… Seguirán dando que hablar, seguro.
¿Cómo ven los medios franceses la situación económica y social española?
La portada de Libération con la bandera española ocupándolo todo y la palabra Perdidos escrita en la franja amarilla lo dice todo. Miran a España con gran preocupación. Tienen miedo al efecto dominó y no es para menos, porque ellos también están viendo cómo sus cifras de desempleo no paran de crecer, y no parece que la cosa vaya a cambiar.
¿Qué está pasando en Amiens?
Las imágenes recuerdan bastante a las de 2005, cuando vimos coches quemados en los suburbios de París. Parece que las autoridades de Amiens avisaron hace tiempo de que la situación se estaba calentando. El nivel de paro, que en el barrio alcanza el 45%, tendrá algo que ver. Con 16 agentes heridos y grandes destrozos, a Hollande no le quedó otra y tuvo que reaccionar, prometiendo combatir la violencia. Pero hay una pega: en el tema de la seguridad, los franceses tenían más confianza en Sarkozy que en él. Si la cosa se extiende puede convertirse en un problema para Hollande, aunque creo que ya lo tiene todo muy pensado y tiene a su ministro del Interior para hacer de poli malo, nunca mejor dicho.
¿Ha sido un drama que un inglés se lleve el Tour?
Creo que se la tienen más jurada a los españoles. En los guiñoles no dejan de bromear con el dopaje en el deporte español, pero la verdad es que no he seguido mucho el Tour este año. Me ha parecido muy aburrido.