Alec Baldwin ni siquiera le sirvió su intento de escapar hacia los baños. El martes, la estrella de Hollywood tuvo que abandonar un avión cuando estaba a punto de despegar de Los Ángeles a Nueva York porque la tripulación no lo aguantaba más. El motivo fue que se puso a jugar con su teléfono, aunque las azafatas le dijeron que no lo hiciera. American Airlines se defendió ayer de las acusaciones del actor, que aireó en su Twitter el incidente, y en un comunicado explicó que se limitó a cumplir con la normativa de la Administración Federal de Aviación (FAA). "Debido a que un cliente ha comentado mucho su expulsión de un vuelo de American Airlines, hemos decidido ofrecer los detalles del asunto al igual que las normas de la FAA que deben seguir todas las aerolíneas", detalló la compañía. American Airlines recuerda que todos los móviles y aparatos electrónicos se pueden usar cuando la puertas del avión se encuentran abiertas, pero deben apagarse cuando se cierran y se ilumina la luz del cinturón de seguridad, señal previa al inicio de la maniobra de despegue. "El pasajero se negó a apagar su móvil cuando se le pidió. Después se levantó (con la luz del cinturón de seguridad encendida y las puertas del avión ya cerradas) y se llevó el móvil al lavabo del avión. Cerró la puerta del lavabo tan fuerte que alarmó a los asistentes de vuelo", añade la empresa. A continuación, según American Airlines, el actor fue "extremadamente maleducado" con la tripulación de cabina y empleó un lenguaje "ofensivo", por lo que fue expulsado del avión y no se le permitió entrar de nuevo.
No es la primera vez que los famosos se ven obligados a desembarcar porque no cumplen las normas indicadas por la tripulación. Pero estas normas no les afectan solo a ellos, y hace tiempo que su utilidad es polémica. Apagar los teléfonos, mantener abrochado el cinturón, los respaldos de los asientos en posición vertical y, por supuesto, nada de fumar. Estas son las reglas que todo el mundo conoce pero no todos cumplen. Hace dos meses, Whitney Houston estuvo a punto de ser expulsada porque se negaba a abrocharse el cinturón de seguridad. El actor irlandés Jonathan Rhys Meyers ni siquiera pudo embarcar, porque había pedido alcohol mientras esperaba en el lounge a primera hora de la mañana. El cineasta Kevin Smith tuvo que bajarse de un avión por sus kilos de más y el actor Josh Duhamel también fue expulsado, igual que Baldwin, porque no quería apagar el teléfono. "No hacemos estadísticas de famosos", dijo Les Dorr, de la administración federal de aviación. Sin embargo, las autoridades aéreas sí registran los vuelos que son cancelados o sufren retrasos debido a problemas con los pasajeros. "La buena noticia", dice Dorr, "es que el número de casos no aumenta". La mala es que hay problemas casi a diario.
Para las compañías aéreas, estos incidentes suponen elevadas pérdidas, mientras que el resto de pasajeros debe soportar largos retrasos. Por ejemplo, un vuelo de París a Dublín se prolongó casi cuatro horas en lugar de los noventa minutos previstos porque a bordo iba Gérard Depardieu. El astro francés quería ir al baño antes de que el avión despegara, pero una azafata se lo prohibió así que Depardieu cogió una botella. "Señorita, tengo que orinar. No estoy enfermo, no soy un terrorista. Solo necesito orinar", contó después. Pero parte del líquido se salió de la botella ("era demasiado pequeña") y Depardieu desató la indignación entre los pasajeros y provocó titulares por todo el mundo. La supermodelo Naomi Campbell acabó ante los tribunales cuando hace tres años desapareció una de sus maletas. Campbell insultó a la tripulación llamándolos racistas, los escupió y se presentó ante la policía con todo su glamour. Pero no le sirvió de nada: como multa, tuvo que limpiar los baños. Se presentó con un abrigo de pieles. Un chófer con un Rolls-Royce la esperaba al terminar. "Seguramente, no es un problema de los famosos", comentó el portavoz de una aerolínea europea. "Simplemente, llama más la atención". Muy comentado fue también el incidente de Melendi en un vuelo con destino a México. El avión tuvo que regresar a Madrid después de que el cantante increpara a la tripulación tras haberse tomado unas copas. El piloto consideró que en esas condiciones no era seguro afrontar un vuelo de larga distancia. Melendi viajaba en primera clase, pero eso no le otorgó derechos especiales, como tampoco el hecho de ser famoso.