bilbao. Quienes perdieron el rastro de Hugo Silva en Los hombres de Paco lo pueden encontrar en La princesa de Éboli. El personaje atractivo, rudo y seductor que era Lucas, tiene ahora todo el poder del mundo en la convulsa corte de Felipe II, en la que es su secretario. Pero también es el amante de Ana Mendoza, princesa de Éboli, viuda y madre de diez hijos. Una historia de amor de época con un final muy trágico.

Un papel totalmente diferente al que estamos acostumbrados a verle.

Sin duda. Bastante distinto. Casi siempre he hecho personajes de la calle -quiero decir que te los puedes encontrar hoy en día-, y a este seguro que no lo encuentras por la calle en ningún momento.

¿Nos pegaríamos un susto?

No. Antonio Pérez no es una mala persona, es un hombre enamorado que vive en una encrucijada. Es un personaje que ha existido, es real, quedan huellas de su vida: hay documentos escritos de su puño y letra y eso hace que tengas algo a lo que agarrarte a la hora de construir al personaje.

Una pera en dulce, esos papeles a los que Hugo Silva no se resiste.

Por supuesto, que no me resisto, jamás. Es un personaje que te enriquece muchísimo, sobre todo la leyenda que hay alrededor de él. Toda la oscuridad que envuelve la historia que empezamos a contar. Ha sido apasionante hacer este papel.

¿Conocía la historia de la princesa de Éboli?

Sí, pero no tan en profundidad como ahora. Sobre la princesa de Éboli se han escrito muchos libros, pero no los interiorizas hasta que no tienes un guión delante.

Antonio Pérez es un hombre con poder en la corte de Felipe II, ¿se lo imagina ahora?

En aquellos tiempos, igual que ahora, el poder era efímero. Lo mismo estabas en gracia que en desgracia. No me imagino el poder, nunca me he planteado ejercer ese tipo de poder; queda muy bien en la historia, pero no era una época feliz, al menos totalmente feliz. Aunque pensándolo bien, ninguna época lo es.

Además, era un adúltero en tiempos de la Inquisición.

Encima eso. Es un papel que me ha llenado muchísimo, me ha permitido pasearme por un siglo muy estudiado por todos, pero, a veces, desconocido en sus matices. He estado muy contento de tener en mis manos este papel. El elenco de actores ha sido magnífico y qué te voy decir de la dirección y la producción. Creo que ha quedado un trabajo estupendo.

¿Cómo ha visto la época?

La época que abarca el tiempo de la princesa de Éboli es amplísima. Nuestra historia se concentra en diez años. Un tiempo suficiente para que el espectador pueda sentirse cómodo. Es una época oscura, con muchas artimañas en la corte real, tanto por parte de Felipe II como de Antonio Pérez.

¿Cuesta retroceder en los siglos para acomodarse al personaje que vive una época tan diferente, incluso habla un castellano distinto?

Es cierto, tiene un tono de castellano antiguo. Pero el trabajo de adaptación que se ha hecho es muy accesible a los tiempos actuales. La directora, Belén Macías, ha realizado una labor importante para que, sin perder la esencia de la historia, sea comprensible y aceptada.

¿Se diferencia mucho el siglo XVI del XXI?

Supongo que te refieres a la esencia de vivir. Las emociones se parecen en todas las épocas: amores, engaños, trampas, infidelidad, alegría, sueños, desamores, amargura, guerras, la maldad… Si recorremos siglo a siglo, la humanidad nos encontraremos con todo esto. Después tendremos que ir sumando cambios sociales, tecnologías... Los sentimientos personales no son muy diferentes.

Compiten con "Águila Roja", parece que se han puesto de moda las series de época.

Bienvenida sea esta moda. Te permite unas vivencias de interpretación impresionantes, te hacen crecer mucho.

Han grabado en escenarios reales.

Trabajar en el castillo Manzanares ha sido impresionante, nunca había grabado en un castillo y, la verdad, impone.

A usted siempre le van a conocer como uno de "Los hombres de Paco".

Me imagino que eso me va a quedar para toda la vida. Yo tengo un buen recuerdo de la serie y también tengo que ser agradecido. El trabajo en esa serie es el que me ha traído aquí. El personaje de Lucas me ha dado mucho.

Recuerdo que a usted el plus de popularidad que le daba esta serie llegaba a molestarle.

A veces ante el exceso de publicidad, te llegas a sentir solo. Pero acabas aceptando esa popularidad, aprendes a vivir con ella y viene motivada por el cariño que me tiene la gente.