La madera es un recurso natural muy apreciado en la construcción, de manera especial en nuestro país en unifamiliares, sean viviendas situadas en una urbanización o en el entorno rural. Vigas, frisos, tarimas o porches de jardines, áticos o terrazas son algunos de sus usos más comunes. Pero la madera es un recurso natural y es fundamental que sea sostenible si no queremos que esta tendencia en la construcción se convierta en un desastre natural, como sucede en tantas ocasiones. Todos sabemos lo que está ocurriendo en zonas como la Amazonia o los bosques de extensas zonas de África y Asia.

Que un bosque sea sostenible significa que se tala en bosques gestionados medioambientalmente, seleccionando ejemplares adultos que ya han cumplido su ciclo vital y dejando espacio para que los árboles jóvenes puedan acceder a la luz del sol. Se evita así la formación de praderas y se mantiene el bosque gracias a esa selección, garantizando su continuidad como ecosistema. "Nadie debería permitir que se utilice madera que no sea certificada medioambientalmente, que no provenga de bosques sostenibles", nos dice Joseba de Echarri, de Proyectos Echarri. "En nuestra empresa trabajamos mucho con madera, sea en la construcción de porches de jardín, ático o terraza o en la instalación de tarimas, frisos y elementos de construcción exterior y somos muy conscientes de la necesidad de saber que nuestros proveedores disponen de los certificados de sostenibilidad y cadena de custodia".

El sello europeo certifica la procedencia de bosques sostenibles y la cadena de custodia, es decir, que la madera que sale con el sello de sostenibilidad sea la que llega a la empresa que va a instalar, por ejemplo, un porche en el jardín, evitando el fraude. En el caso de la madera europea este sello es el PEFC, cuya función es también luchar contra la tala ilegal y garantizar el sustento económico de muchas poblaciones rurales.

Además de los sellos de sostenibilidad, las empresas que trabajan en madera, como Proyectos Echarri, disponen de otras certificaciones que garantizan el origen de esa madera. Es interesante saber que por ejemplo, en el pino, una de las más utilizadas, la calidad no viene sólo del tipo de pino que se va a emplear, sino de su origen, ya que cuanto más bajas sean las temperaturas del lugar donde se desarrolla, mejor será su calidad. Esto es así porque crecen más lentamente, con anillos más finos que hacen que sea una madera más compacta y duradera y eso depende de la latitud y de la altitud, por lo que quienes se dedican a la construcción con madera prefieren el "pino norte".

Pero no basta con esto, porque la madera es un elemento vivo al que pueden afectar plagas, humedades o contrastes térmicos, por lo que precisa un tratamiento previo, de manera especial si esta madera va a ser utilizada en el exterior. Para eso se utiliza el proceso denominado "autoclave", por el que la madera se somete a un tratamiento de vacío que mejora considerablemente sus prestaciones. De ellos, el idóneo para la madera que tenga contacto con el exterior es el tratamiento autoclave C4.

Queda claro que la madera es un elemento constructivo de gran calidad y muy apreciado por su calidez, pero debemos apostar por maderas sostenibles, de bosques certificados y con tratamiento de autoclave si queremos disfrutar de ella y que en el futuro podamos seguir haciéndolo.