Por desgracia, cada vez es mayor el número de personas con estrés, ansiedad, nervios. Vivimos en una sociedad acelerada y exigente, tenemos que seguir un ritmo que muchas veces está por encima de nuestras posibilidades. Aparte de la casa, el trabajo, la familia…, se nos exige también estar divinos, ir al gimnasio, tener una vida de ocio activa.

Además de todo esto, en la actualidad, a ello hay que sumar la angustia y tensión que supone la situación que estamos viviendo. El miedo a enfermar o perder a seres queridos, la ansiedad que provoca una situación laboral y económica inestable, la incertidumbre de no saber hasta cuándo va a durar esta situación…, de una u otra manera nos afecta a todos y estamos sumidos en una tristeza y preocupación casi constante.

Esto nos pasa factura y el cuerpo acaba quejándose y diciendo “basta, no puedo más”. Y entre las vías de escape que puede encontrar, una de ellas es el bruxismo. Algunas personas de forma inconsciente aprietan y/o rechinan los dientes.

Habitualmente lo hacen cuando están dormidos, aunque algunos también pueden hacerlo despiertos. Los que sólo aprietan son apretadores y los que rechinan son bruxistas, aunque a menudo suele ir unido, aprietan de día y rechinan de noche.

El bruxismo tiene un componente hereditario, por lo tanto los hijos de padres bruxistas tienen más probabilidades de serlo. Otro dato importante es que tiende a repetirse, el que ha sido bruxista en algún momento de su vida es probable que vuelva a serlo.

Como consecuencia de ello, en los pacientes denominados bruxistas los dientes se desgastan. En casos extremos, si no se pone remedio a tiempo, pueden llegar a desgastarse hasta límites casi irreparables o a necesitar tratamientos restauradores avanzados, que a menudo involucran a la pulpa dental (nervio del diente); aparte del desgaste dental, tanto en apretadores como en bruxistas, están afectadas otras estructuras implicadas en la función masticatoria, como la musculatura craneofacial y la articulación temporo mandibular (ATM).

Los músculos ejercen una fuerza muy superior a la que les corresponde y de una forma muy repetida. Como resultado pueden aparecer contracturas y dolores musculares severos en los propios músculos de apertura y cierre mandibular, como el músculo masetero y el pterigoideo, así como en otros músculos craneales, como el temporal y también en las zonas donde estos se insertan, que son los pómulos, la parte inferior de la mandíbula y el cráneo por detrás de las orejas. También es habitual que afecte a los músculos del cuello y de la espalda.

Muchas veces el paciente no sabe que aprieta los dientes, pero va al “fisio” porque le duele la espalda y es el profesional el que se da cuenta de que el origen está en el apretamiento mandibular y el que le remite al dentista.

Otro de los motivos de consulta suele ser dolor en la ATM. Esta articulación es la que permite el movimiento de apertura y cierre de la mandíbula y se encuentra situada en la cara justo delante de los oídos. Como todas las articulaciones, está formada por huesos, ligamentos, discos articulares… y cada una de estas estructuras puede resultar dañada por la fuerza excesiva que producimos al apretar y rechinar los dientes de forma descontrolada.

Además de todas estas patologías, el bruxismo también tiene un componente estético, ya que al desgastarse los dientes perdemos altura facial y soporte labial, lo que se traduce en una cara con aspecto envejecido. También los músculos faciales cambian su aspecto, ya que, como todos los músculos, al ejercitarlos se desarrollan y como consecuencia los pacientes bruxistas presentan caras “cuadradas”, con músculos muy marcados.

Por todo esto, es importante reaccionar a tiempo ante cualquiera de estos síntomas y no esperar a que sea demasiado tarde y las lesiones estén muy avanzadas. Según cual sea la situación concreta de cada paciente puede ser necesaria la colaboración de distintos profesionales, como dentista, fisioterapeuta, psicólogo y otras especialidades médicas.

Una herramienta importante con la que contamos para el tratamiento y prevención de todas estas patologías es la férula de descarga.

La férula de descarga es un dispositivo de resina transparente y rígido que se interpone entre las dos arcadas dentarias. Para confeccionarla es necesario tomar medidas de ambas arcadas. La férula se apoya en una de ellas, adaptándose perfectamente a todos sus dientes y permite y dirige los movimientos de la mandíbula. La férula protege los dientes evitando su desgaste y fractura.

Mucha gente cree que ese es su único efecto, proteger los dientes, pero en realidad es un tratamiento mucho más completo. Con la férula de descarga conseguimos “desprogramar” el cerebro y enseñarle una nueva posición mandibular, de forma que durante las horas del día en que no la llevamos puesta nos mantengamos en esa posición más correcta y estable. Además la férula dirige los movimientos mandibulares correctos para evitar dañar tanto los dientes como la articulación.

La férula modifica también la actividad neuromuscular con lo que consigue que los músculos de la cara, cuello y espalda estén mucho más relajados mejorando muchos trastornos dolorosos musculares.

Además, al estar la musculatura relajada, nos permite también disfrutar de un sueño más profundo y reparador, de forma que nos levantamos mucho más descansados.

Otra de sus aportaciones importantes es la eliminación de los dolores de cabeza de origen tensional. Todo esto conlleva a un mayor bienestar y en muchos casos a una importante mejora de nuestra calidad de vida. Es fundamental ser conscientes de la importancia de la prevención. Esta es una patología que si no se trata sigue avanzando y agravando la situación del paciente, haciendo necesarios tratamientos cada vez más complejos y costosos.

Si sufres alguna de estas molestias o crees que puedes padecer alguna patología similar a las descritas no dudes en pedir cita a tu dentista para que pueda realizarte un diagnóstico precoz y ofrecerte el tratamiento más adecuado a tu situación.