El abanico propuesto por Kia contiene cuatro interpretaciones bien distintas del EV6, tanto por rendimiento como por temperamento y precio. Contempla dos baterías diferentes (58 y 77,4 kWh) y dos configuraciones motrices. Estas deparan a su vez cuatro niveles de rendimiento escalonados. Hay dos variantes con propulsión, que instalan un único bloque trasero, disponible con 170 y con 229 CV. A ellas se suman otras dos ejecuciones superiores, que incorporan un segundo impulsor en el eje delantero. La aportación del mismo, además de aumentar la potencia conjunta, a 325 CV en un caso y 585 en el otro, confiere tracción integral.

La interpretación que abre la oferta remite sus 170 CV a las ruedas posteriores y utiliza exclusivamente la batería más sencilla, de 58 kWh. Dicha asociación depara unas reacciones relativamente sosegadas, estableciendo una velocidad punta de 185 km/h y demostrando una capacidad para acelerar de 0 a 100 km/h en 8,5 segundos. Acredita un alcance (WLPT) de 394 km.

Las demás alternativas motrices, todas ellas vinculadas al acumulador más capaz (77,4 kWh) evidencian una creciente solvencia y homologan rangos de autonomía superiores. La que más lejos llega puede cubrir 528 km con una carga de batería completa; monta la declinación con 229 CV del único motor trasero. Esa energía propulsa el EV6 de 0 a 100 en 7,3 segundos y permite repetir la misma punta de velocidad.

En un nivel superior figuran las dos versiones motorizadas por partida doble. La primera armoniza un bloque trasero y otro delantero que rinden conjuntamente 325 CV. Gracias a esa potencia, el modelo solo tarda 5,2 segundos en ponerse a cien; la velocidad, en cambio, queda limitada a 188 km/h. Esta variante compagina ese alto grado de solvencia con una considerable autonomía, homologada en 484 km.

La segunda alternativa bimotor sí que juega verdaderamente en otra liga. Instala impulsores mucho más potentes, que suministran un rendimiento acumulado de 585 CV; dicho registro convierte a este EV6 en el automóvil más poderoso fabricado por Kia. Tal derroche de caballería lo faculta para volar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos, al tiempo que procura una velocidad máxima de 260 km/h. Ahora bien, disfrutar asiduamente de esas vertiginosas capacidades imposibilita verificar si esta versión estelar del modelo alcanza los 406 km de autonomía oficial que promete.

El manejo de este coche no entraña más complicaciones que las de controlar el pie derecho para evitar derroches de aceleración. Eso y estar atento a las inercias generadas por sus dos toneladas y media cuando se conduce ligero, para no tener que abusar de su potencia de frenado (cuenta con sistema de recuperación de energía).

Al igual que todos los eléctricos de su generación, tiene mucha potencia y está dispuesto a entregarla. Pero para encargarse de sus reacciones ya está el gestor de conducción, que permite seleccionar mediante un botón distintos modos de respuesta (Eco, Normal, Sport o Snow). En función de esa elección, la electrónica modula la entrega de par motor, el tacto de dirección y la intervención de los controles de estabilidad y tracción. También se ocupa de que los sistemas consumidores de energía estén supervisados por la tecnología inteligente de propulsión, para optimizar la experiencia de conducción.