La baja definitiva implica llevar el vehículo a un desguace y ya será imposible recuperarlo; la temporal es para aquellos coches que por el motivo que sea no se van a usar durante un periodo de tiempo, aunque es muy posible que sí vuelvan a utilizarse en el futuro. La cuestión es que millones de vehículos están registrados en la DGT como bajas temporales, un fenómeno que ha derivado en lo que popularmente se conoce como los coches zombies.

Los denominados coches zombies. Es decir, que no están en un parking guardados para ser utilizados en los próximos años, sino que son coches que la Dirección General de Tráfico (DGT) sospecha que podrían seguir circulando de manera ilegal o directamente haber sido vendidos en el mercado negro.

Con la baja temporal de un vehículo, éste no puede circular y estará exento de pagar el impuesto municipal de circulación. Hasta este año, la baja temporal no tenía una fecha límite y se podía revertir o pasar a baja definitiva en cualquier momento. Estos vehículos dados de baja temporal no pueden estar en la vía pública, ya que deben tener contratado seguro y la ITV en vigor, por lo que deben guardarse en propiedades privadas.

La tasa que hay que pagar por dar de baja temporal un vehículo es de 8,50 euros y se puede aplicar a los de cualquier tipo. Es decir, que cuando hablamos de coches zombies también podríamos hablar de motos zombies, camiones, autobuses, etc.

Hay usuarios que dan de baja temporal su vehículo para evitar pagar el impuesto de tracción mecánica, cobrado por el Ayuntamiento y es generado a principios de año. Las bajas temporales están pensadas realmente para ahorrarnos el coste de la circulación, la entrega de un vehículo a una compraventa o a que el vehículo haya sido robado, con lo que estará de baja hasta que se recupere o se declare perdido totalmente, y así se procedería a la baja definitiva. Los coches zombies son justamente los que quedan fuera de estos motivos.

En el punto de mira está el mercado negro de piezas, o directamente el envío de coches completos a otros países, siendo esto algo ilegal, pues para enviarlos y venderlos como segunda mano se requiere una baja definitiva.

En ocasiones, los propietarios venden sus vehículos confiando en que la baja definitiva la tramite un tercero, pero en algunos centros irregulares esto no se realiza, revendiendo las piezas en el mercado negro y desatendiendo a la normativa europea de descontaminación de vehículos.

La DGT sigue luchando para que el riesgo en las carreteras siga descendiendo, y uno de los elementos que generan peligro es el hecho de que circulen en España una cantidad tan grande de coches en baja temporal, por lo que la DGT ha decidido tomar cartas en el asunto para perseguirlos. Se calcula que pueden existir alrededor de 2,6 millones de vehículos circulando o aparcados en la vía publica en situación de baja temporal. Es decir, que podría haber sobre un 10% más de vehículos circulando sin ser dados de alta de los que se tienen contabilizados en la DGT.

Para combatir este problema ha entrado en vigor en el BOE una modificación del Reglamento General de Vehículos que consiste en el establecimiento de un límite temporal de un año desde que se pide la baja temporal. Pasado ese plazo, si no se solicita una prórroga el vehículo volverá a darse de alta de manera automática, lo que obligará a asumir al dueño los costes consiguientes. Esta petición de prórroga, además, deberá solicitarse con un máximo de dos meses de antelación sobre el final de la fecha de la baja.

Las multas por conducir coches de baja temporal pueden superar la cuantía total de 2.200 euros, ya que circular sin seguro conlleva una sanción de 1.500 euros, hacerlo con un coche dado de baja supone una de 500 euros y no tener la ITV en regla puede tener un castigo de 200 euros.

Además, los riesgos que supone conducir este tipo de coches son varios. En primer lugar suponen un peligro para el conductor y para el resto de los vehículos, ya que son coches cuyo buen estado no está asegurado, al no haber pasado la ITV. Además, la circulación sin seguro puede generar costes muy graves para el conductor en caso de accidente. También perjudican al medio ambiente por igual motivo. Hay veces en las que un conductor no arregla su coche por el dinero que cuestan las reparaciones y sigue circulando generando mayores emisiones.