El debate sobre el desarrollo de los vehículos eléctricos ha desplazado su eje de la autonomía a la recarga. Sostienen algunos expertos que el radio de acción comienza a dejar de ser una de las prioridades de la clientela de esta clase de automóviles. Detectan que quien sopesa adquirir uno de estos vehículos cero emisiones considera antes que nada el precio, para interesarse a continuación por las posibilidades de reabastecimiento energético. Según esta percepción, al hipotético comprador no le preocupa tanto la distancia que podrá recorrer de un tirón, sino cuándo, cómo y dónde repostarlo. Así pues, lo que frena la demanda de eléctricos es su sobreprecio y el miedo de los consumidores a quedarse tirados por no encontrar un punto de recarga activo cuando lo precisen.

Por otra parte, los fabricantes consideran que ya hay una clientela objetiva para estos vehículos. Las estadísticas de utilización de los coches en general revelan que quienes emplean de manera asidua el vehículo particular recorren menos de 50 km al día. Ese rango de movilidad los convierte en usuarios potenciales de un eléctrico. Sin ir más lejos, el MX-30, cuyo radio de acción oficial está cifrado en 200 km, cubre holgadamente las necesidades de transporte semanales de la mayoría. Eso sí, afrontar desplazamientos más largos requiere una minuciosa preparación previa del viaje, a fin de organizar las obligadas pausas para las operaciones de reabastecimiento eléctrico.

Aunque este nuevo Mazda se adapta a diferentes tipos de público, resulta idóneo para personas que se mueven en escenarios metropolitanos y disponen de una toma de energía a su alcance, bien en el propio domicilio o bien en el lugar de trabajo. Así, la recarga dejará de ser un problema para convertirse en otro de los hábitos cotidianos al aparcar, permitiendo aprovechar tiempos muertos para la recarga. El simple gesto de enchufar el coche, día sí, día no, garantiza que este disponga siempre del margen de autonomía suficiente para afrontar casi cualquier desplazamiento imprevisto.