Cuando un microorganismo amenaza la vida y perturba la macroeconomía, la jerarquía de valores se simplifica. "Con salud se puede trabajar y salir adelante, sin ella no. Es el motor básico". Lo dice Manel Palau, que afronta su responsabilidad al timón de este grupo de concesionarios

sin perder de vista el componente humano de esta crisis.

¿Cómo se enfrentan a esta situación sin precedentes?

—Estamos en alarma sanitaria. Lo primero es la salud. Decidimos cerrar todas nuestras instalaciones, sin tener en cuenta los efectos económicos. Primero por un motivo de salud de empleados y colaboradores, y también por respeto a nuestros clientes. Hemos destinado servicios de urgencia para atender a las empresas consideradas estratégicas. Mantenemos un equipo de teletrabajo para atender por teléfono,

e-mail y página web al cliente de posventa, vehículo nuevo y usado.

¿Ha hecho una primera evaluación de consecuencias?

—Estamos convencidos de que la decisión es la correcta, pero las consecuencias económicas van a ser dramáticas para todos. Nos hemos

acogido a los beneficios que da el gobierno. Hemos hecho un ERTE que garantiza a nuestros empleados un complemento, para intentar

mitigar en el aspecto humano la situación que nos está reportando esta crisis sanitaria.

¿Ha especulado ya sobre las consecuencias a corto o medio plazo?

—¿Qué expectativas vemos hoy? Es difícil valorar cuándo podremos retomar la actividad. Preveíamos hacerlo a mediados de abril, pero,

por las noticias que vemos, ahora pensamos en finales o principio de mayo. Creo que nos vamos hasta Semana Santa en situación de confinamiento. Estamos trabajando para reabrir en esas fechas, preparándonos para volver a dar el mejor servicio a nuestros clientes.

Mientras tanto nuestra dirección mantiene el contacto directo con todos los colaboradores para interesarse por su salud, que es lo que

más nos preocupa. Por ahora se encuentran todos bien, estamos tranquilos. Les agradecemos su apoyo incondicional en estos momentos difíciles. (€)

—Queremos poner de manifiesto esa misma admiración y agradecimiento otros sectores. Sobre todo, al sanitario en su conjunto (hemos

donado todos nuestros guantes y mascarillas al Hospital de Cruces). Pero también a otros colectivos, como el de quienes velan por nuestra

seguridad, personal de limpieza, a los transportistas que abastecen los supermercados, a sus empleados€ Para el resto este es un

aislamiento amable. Estamos en casa, normalmente todos bien, aunque hayamos perdido a muchas personas€, y con ese dolor y ese

acompañamiento estamos viviendo estos días de incertidumbre.

El sector se encuentra con esta emergencia mientras vivía un momento delicado.

—El mercado estaba cayendo un 6- 7%, y aquí en Bizkaia más. El año pasado tuvimos el 'plan renove' del Gobierno Vasco, que este también

lo había puesto en marcha, pero con menos recursos, por lo que no funciona; realmente es como si no existiera. Con lo cual el volumen con respecto al 2019 se iba a ver muy mermado. La caída iba a ser más pronunciada.

No era su caso, ya que habían comenzado con energía.

—Nosotros habíamos empezado el año bien, con nuevos productos VW tanto en vehículos comerciales como en turismos, con el eléctrico y el icono Golf VIII, con la renovación de la gama Audi (e-tron, A3€) y un momento fantástico de SEAT, que lanza el nuevo León. Así que nuestras perspectivas iniciales eran mucho mejores. Se van a ver truncadas por esta incertidumbre que, según prevén diferentes analistas, puede provocar una caída del mercado de entre el 20 y el 30%. Trasladado a nuestro negocio, eso supone un desastre. Hemos cerrado marzo con una facturación de un 20 o 25% sobre el total del mes, lo que a nivel de cuenta de explotación representa unas pérdidas tremendas, que casi te arrastran el resultado del año a cero.

¿Teme bajas en el sector a causa de esta circunstancia?

—Puede ser que algunas empresas sufran por falta de liquidez, uno de los aspectos más importantes en esta crisis. Los gobiernos español y

vasco están anunciando y poniendo en funcionamiento diferentes créditos que pueden ayudar a la liquidez. Y eso, si el negocio se retoma

pronto y volvemos a niveles parecidos a los anteriores, puede salvar a muchas empresas.

¿Qué otras medidas deberían implementarse para salir del atolladero?

—Dependemos muy mucho de particulares, de autónomos y de pequeñas y medianas empresas. Todo lo que sea salvaguardar esos negocios

y que la actividad vaya prosperando, hará que todos vayamos bien. Habremos hecho un lapso de dos meses, que veremos cuánto tiempo

necesitamos para pagarlo, pero nos ayudará a mantenernos en pie. Por eso, los créditos de liquidez son imprescindibles. Porque tenemos

un negocio fiable y con porvenir.

¿Entonces, confía en el futuro?

—Plenamente. Somos siempre optimistas. Vamos a tener que cruzar un desierto, pero llegaremos al oasis, con total seguridad. Tenemos que acortar ese recorrido, si no nos dejaremos parte de la salud económica de nuestras empresas en ese viaje. Pero somos optimistas, seguro.

Se va a retomar la actividad, será un año duro, pero en 2021 estaremos, según los expertos, como antes de esta crisis o incluso mejor. Son muy buenas expectativas.