“Estoy muy contenta. Para mí es un regalo maravilloso. Me habían dicho que no era fácil conseguirlo, pero nunca se sabe”, destacó la chef vizcaina. Su combinación fue la que más puntos consiguió del jurado de este concurso gastronómico impulsado por el operador de vending Delikia.

Diez estudiantes seleccionados entre las más de cien candidaturas presentadas al concurso tuvieron que dar forma al emparedado ante un jurado profesional liderado por el chef Pepe Rodríguez. Con un tiempo cronometrado los participantes en este evento culinario tuvieron que dar forma a su sándwich, mientras que el jurado tuvo que degustarlo, valorarlo y escoger el mejor entre las propuestas. Los premios fueron tres de 15.000, 5.000 y 3.000 euros. “Sabía que no iba a ser fácil, pero cuando escuché que Pepe Rodríguez daba los nombres del tercero y del segundo premio me llevé una desilusión. Pensé: ¿Jo, ni si quiera un tercer premio? Cuando me miró y dijo mi nombre no me lo podía ni creer. Me puse a gritar”.

El sándwich de Mari Carmen es bueno de sabor, bueno por su originalidad y bueno porque el 10% de la recaudación obtenida a través de la venta a partir de enero irá destinada a la ONG Fundación Tierra de Hombres que tiene como objetivo promover el desarrollo de la infancia. “Llevé el pan elaborado en el obrador de la panadería de la escuela. Pan de molde multicereal de masa madre. Además, el sándwich es también para vegetarianos y lleva incorporado dosificadores para que el consumidor pueda a gusto añadirle la salsas”, relató Gil. Y es que para esta cocinera el degustar un producto de máquina no tiene que estar reñido con lo saludable. “Cuando elaboré la combinación mi principal objetivo era conseguir un sándwich saludable, además de sabroso. Quería darle un toque innovador. Parece que lo he conseguido”, afirma, satisfecha la chef.

A Mari Carmen este premio le llega como un regalo caído del cielo. Esta cocinera llevaba muchos años trabajando entre fogones, pero por cuestiones de la vida tuvo que aparcar su profesión por un tiempo. “Dejé de trabajar para cuidar a mi aita. He estado muchos años sin ejercer”, se confiesa. Sin embargo, tras su impasse laboral, Gil tomó la decisión de retomar su profesión, pero antes se apuntó en la Escuela de Hostelería de Leioa para obtener una titulación en dirección de cocina. “Estando en clase un profesor nos habló del concurso, pero nos dijo que no nos volviésemos muy locos porque era a nivel del Estado y que se presentarían muchas propuestas”, recuerda.

Pero para Mari Carmen -que acabará en año y medio sus estudios- presentarse al concurso era un reto y, según explicó, se empeñó para dar forma al mejor sándwich del planeta. “Entre los requisitos estaba pertenecer a una escuela de cocina. Hubo muchas peticiones, pero fueron rechazadas. Me siento muy afortunada”, aclaró.

El premio ha revolucionado las aulas del centro en el que está estudian Mari Carmen: “No pensaba yo que todo esto iba a tener tanta repercusión. He tenido un montón de llamadas, me han hecho entrevistas, felicitaciones...”, aseguró. Gil es una mujer con las ideas muy claras, tanto que antes incluso de presentarse al concurso ya supo a que quería destinar el dinero del premio. “Soñar es libre”, lanza con una sonrisa. Y prosigue: “Tengo un hijo estudiando en EE.UU. y como le veía de bajón le dije que me iba a presentar al concurso y que si lo ganaba invertiría el dinero para ir a verle”, dice. Su historia la contó el día que le dieron el premio en Madrid y los asistentes se emocionaron.