ANDREA e Iker ejemplifican la capacidad de esos chavales que en algún momento tiraron la toalla en el sistema educativo y ahora se han reciclado y están sumergidos de cabeza en la vida laboral. Los dos se han esforzado por cambiar su trayectoria y gracias a Peñascal Kooperatiba se han labrado un futuro. “Antes estaba muy descentrada pero ya tengo claro que voy a hacer oposiciones y que cuando acabe las prácticas voy a sacarme el EGA, el First y todo lo que pueda”, relata Andrea García ahora que le ha picado el gusanillo de estudiar. El caso de Iker Urrutxua es el de un chaval que se cayó y se volvió a levantar. “En casa he tenido mucha bronca porque no me gustaba estudiar. Pero ahora tengo un trabajo que me gusta, quiero formarme, hacer cursos y lo que sea. La cosa es no parar”, declara.

Andrea fue a dos institutos, pero nada. “Dejas de estudiar pensando que vas a solucionar tus problemas y es mentira porque al fin y al cabo lo primero es formarte”, reconoce entusiasta después de sus idas y venidas. “Como no tenía alternativas, vine aquí, hablé con Ibane y me puso en la EPA que es educación para adultos. Tenía ya 4º de la ESO, así que hice un grado medio de auxiliar de enfermería en el curso 2017-2018 y en septiembre haré las prácticas. No sé si en una residencia o en un hospital”. Pero, de momento, no para quieta. “Como ya he terminado mi grado medio y no tengo ninguna extraordinaria, por las mañanas voy de voluntaria a dar clases de cocina en Sarrikue (Arabella). Y de tres a cinco suelo impartir clases de castellano a chicos marroquies. Y luego por las tardes también trabajo en Telepizza para ganar unas pelillas”.

Para ella, ha sido básico encontrar la confianza y el apoyo necesarios de los profesores de Peñascal Kooperativa. “Son personas cercanas que se preocupan por ti. Ellos me han activado y me han ayudado a tener una vida mejor”, dice esta joven bilbaina extrovertida y abierta.

A sus 22 años, el caso de Iker Urrutxua es distinto pero tiene, al igual que Andrea, todas las ganas de comerse el mundo. Empezó haciendo FP Básica de Comercio con 17 años, pero decidió cambiar de sector y hacer grado medio de Soldadura y Calderería porque necesitaba encontrar su camino. “Es que Comercio no me gustaba, trabajé en Forum pero no.... así que me cambié a Soldadura”. Funcionó tan bien en las prácticas en una empresa de Mungia que le renovaron y ahí está, al pie del cañón, mejor que muchos de sus colegas. “Algunos están buscando trabajo y no encuentran nada. Pocos están con contrato y con las cosas bien hechas”, señala.

Confiesa que está encantado con la opción que ha elegido y es consciente que tiene mayores salidas laborales y mejor salario. “Pero hay que tener en cuenta las herramientas con las que trabajas, a veces peligrosas, gases y de todo...”. De hecho, el otro día se cortó con una chapa. El médico le ha dado la baja pero él se empeña en que es un “cortecito de nada”. Sin embargo este joven currante reconoce que el horario es mejor el de un taller que el de una tienda”. “Yo nunca he sido de estudiar, trabajar sí, todo lo que quieras. De hecho, con 18 años ya estaba de camarero con una ETT. Trabajaba por horas hasta que me ofrecieron esto y dejé la hostelería y dejé todo”, revela.

De lo que más contento está es que “aquí te enseñan trabajando, y trabajas más que usas los libros... En Peñascal están muy enfocados en el mundo laboral. Y si tú eres trabajador, al final tiras para delante”. “A mí se me acaba el contrato en septiembre pero igual me hacen indefinido”, revela esperanzado y consciente de tener por delante un mundo de oportunidades.