Bilbao - No solo el té tiene efectos antioxidantes en la salud de la reina de los británicos. Durante este semana, son varios los digitales que se han ocupado de los productos que la mantienen en activo a sus 93 años y, pese lo que le pese a su heredero, no ve el momento de ceñirse la corona. El vino español y la ginebra son las dos bebidas preferidas de la soberana que no perdona un trago de ambas por la mañana, el mediodía y la noche. En costumbres Isabel II es digna heredera de su madre, que era conocida como Lady ginebra y murió centenaria.

De tal palo... Además, algo tiene que hacer la real señora para ahogar las penas provocadas por su familia, especialmente sus nietos en los últimos meses. Uno de ellos prefiere Canadá y el otro se divorcia. En fin, que para transitar por su particular valle de lágrimas, algo tiene que hacer y ha decidido hacer uso de esa frase que dice: "Beber es un gran placer". Según dicen sus empleados, lo disfruta, y mucho. Quizá este sea uno de los secretos de su longevidad. Lleva 68 años sentada en el trono y está dispuesta a continuar en él sin admitir la abdicación, pese a que Carlos, su heredero, es el príncipe de Gales de más edad de toda la historia de este país. Isabel II es también jefe de Estado de 17 países.

Esta afición tampoco tiene que extrañar ya que su madre tenía afición a la ginebra, los martinis, el vino y el champán. Estas bebidas eran las que estaban siempre a su disposición en el minibar de sus habitaciones. Hay que recordar que la reina madre murió a los 101 años. Las malas lenguas del reino también dicen que estaba "conservada en ginebra". Mientras cualquier médico siempre recomienda tomar un buen vaso de agua antes de cenar o un vaso de leche porque ayuda a dormir, ella se saltaba estos consejos a la torera y terminaba el día con una copa de champán.

Vino y chocolate No obstante, dicen que su hija Isabel II es más moderada. Pero tampoco se priva de los placeres mundanos y terrenales. Por ejemplo, algunos empleados se han ido de la lengua y comentan que después del desayuno su costumbre es tomar una copa de ginebra. Para rematar el almuerzo tiene un rutina que su mayordomo conoce muy bien, una copa de jerez bien frío con chocolate negro. Tras la cena repite la operación. Eso sí, se toma todo con mucha calma y se toma su tiempo para degustar sus bebidas preferidas.

No sabemos cuál es la opinión de los médicos de palacio respecto a las costumbres de su soberana, pero tienen pocos argumentos para defender que el té es mejor antioxidante que las bebidas que contienen alcohol, sobre todo, teniendo en cuenta que Isabel II ha superado en una década la esperanza de vida de las mujeres británicas.

Hace dos años, Grant Harrold, exmayordomo de la reina, comentó cómo son sus rutinas. Siempre se levanta a la misma hora, a las 7.30 horas y desayuna té y cereales. Es muy moderada a la hora de consumir hidratos de carbono y aprecia las verduras recogidas de las huertas palaciegas. Se sigue con rigor la producción de temporada. Es fan del pescado y le gusta la carne muy hecha, rehuye el ajo como condimento y no prueba el marisco. Esto lo cuenta Harrold, pero no es el único que habla de las costumbres reales de la monarca.

Darren McGrady, exchef de palacio, la considera una persona muy moderada y que nunca abusa de las cantidades. Pero también señala que las tentaciones en las que cae la soberana en cuestiones gastronómicas. Le priva todo lo dulce, especialmente las galletas y el chocolate negro. También parece mantener la costumbre de la reina madre, finalizar el día con una copa de champán.

McGrady comentó en su día que es muy disciplinada con sus comidas. Es indulgente en lo que respecta a lo dulce, pero también peca con lo salado. Por ejemplo, con el té de las cinco de la tarde se permite tomar pequeños sándwiches de pan de molde, sin corteza, de pepino, salmón ahumado, huevo y mayonesa o jamón y mostaza. Otra de sus pasiones son los bocaditos de mermelada de frambuesa cortados en círculos pequeños y los postres de fresas de Balmoral o de los melocotones de los huertos del Castillo de Windsor. Para la cena, la reina Isabel II come a menudo filetes de ternera o de venado, faisán o salmón de las granjas de Sandringham y Balmoral. El secreto de su larga vida no está en los antioxidantes del té.