SIGO consiguiendo mantener la distancia de vuestras campañas electorales. Se amontonan los expedientes de eventos lamentables relacionados con declaraciones de políticos y políticas pero en el departamento hemos optado porque se resuelvan por sí mismos porque a los humanos tampoco parece preocuparos demasiado que os chuleen el sentido común día sí, día también. Así que he sacado un ratito para investigar sobre las leyes de la naturaleza y estoy epatado. El planeta Tierra está perdiendo el Norte. Literalmente. Ha caído en mis manos una publicación científica que asegura que el Polo Norte magnético se está desplazando entre 50 y 60 kilómetros al año. Vamos, que no es un punto fijo, como creía, sino un referente bastante poco fiable a juzgar por su capacidad de volver locas a las brújulas y los gps de todo el mundo. No he acabado de entender por qué le ha dado por moverse ahora mucho más rápido que en el pasado, porque se ve que siempre ha sido bastante inquieto. Hace unos doscientos años se movía entre 5 y diez kilómetros cada cuatro estaciones y ahora, seis veces más. Pero lo que sí me ha sorprendido es hacia dónde va: a Siberia. No conozco a nadie que, pudiendo ir a cualquier otro sitio, elija ir a semejante tundra. Creo que está huyendo de tanto control por satélite y tanto impulso electromagnético. Y me he quedado muy preocupado porque, revisando las noticias, he visto que en Cannes se ha estrenado una película de terror y comedia (¿quién es capaz de diferenciar ambos géneros en estos tiempos?) sobre un apocalipsis zombi provocado por el cambio de dirección en la rotación de la tierra, ahí es nada. Una peli, claro. Pero tampoco se me habría pasado por la cabeza que el Polo Norte magnético anduviera de gaupasa según le de y ya ves. No quiero ni pensar lo que sería del Departamento de Gestión de Eventos Especialmente Lamentables si empiezan a llegar expedientes de zombis quejándose del sabor adulterado de los vivos con todo lo que os untáis y vaporizáis sobre el cuerpo.

gotzonangeel@gmail.com