OMENCEMOS con unos pellizcos de heráldica. Procedente de una familia noble de Bakaikoa (Nafarroa), e inmigrada a Deusto desde principios de 1700, Tomás de Zubiria e Ibarra nació en Bilbao el 28 de julio de 1857. Se casó en 1888 con María del Carmen Somonte y Basabe y fue persona influyente en su época. Tanto que el 24 de abril de 1907 recibió el título de primer Conde de Zubiria, título que ostentó hasta su fallecimiento. La familia Zubiria Somonte se instaló en Sarriko a principios del siglo XX, siguiendo los hábitos de aquellos tiempos, cuando se llevaba el vivir cerca de la villa de Bilbao, pero en una zona tranquila, al igual que hicieron las familias Otaola, Bilbao Goyoaga y Martínez Cevallos, que también tuvieron chalés en Ibarrekolanda.

La finca de los condes constaba de dos casas-portería. Una, la principal, en el camino de Etxezuri, que continúa en pie y otra en Cuatrocaminos, esquina Madariaga con Etxezuri, que era la entrada de servicio, pero con la construcción del canal desapareció esta entrada trasera junto con el caserío Sarrikoetxe. Por otro lado, en el camino de Landabaso, más arriba que el caserío de Trauko, estaban las cocheras que acogían las caballerías y los aperos necesarios.

La finca de los condes fue tomando forma poco a poco. Primero fue la construcción del palacio, a finales del siglo XIX, encargado a Severino Achúcarro. Ya en 1906, el arquitecto Manuel María Smith construyó la antigua portería de estilo Old English, que se encuentra en el camino de Etxezuri y continúa en pie.

Sigamos de paseo por la historia. En 1928 se remoza la finca, con caminos de paseos, fuentes y adornos. Apenas queda el significativo arco de piedra con el escudo de armas de la familia. Así lució en todo su esplendor hasta la llegada de la Guerra Civil, cuando la condesa se trasladó a Las Arenas y el palacio fue utilizado como almacén hasta que acabó incendiado. Es al finalizar la guerra cuando Manuel Mª Smith, por orden de la condesa viuda de Zubiria, reconstruye en 1939 la casa-palacio, de estilo mediterráneo, más conocida como El Cortijo. Casi al mismo tiempo, en 1941, y manteniendo el estilo mediterráneo, se construyó la nueva portería (la que está junto a la parada del autobús) para poder acomodarse a las nuevas ordenanzas del Ensanche de Deusto.

La historia recuerda que la familia tuvo una vida moderada dentro de la clase y rango que ostentaba. Llegó a tener unos 30 empleados, algunos alojados en la planta baja del propio palacio, otros en las casas de la finca y otros en los caseríos del barrio. Pero los vecinos destacan las fiestas que organizaban en la finca, carnavales, cumpleaños€ Incluso se recuerda que el arco de piedra fue un regalo de la condesa a una de sus nietas. La memoria y los documentos hablan de fiestas con fuegos artificiales, recuerdan las calesas y los primeros coches de motor que tuvieron o las cuadras. Quizás muchas pequeñas anécdotas que quedan en el recuerdo de los que fueron chavales de los caseríos vecinos, pero todos coinciden en alabar el apoyo que les ofrecían ante cualquier contratiempo. De hecho, muchos de los vecinos trabajaban para ellos: planchadoras, chóferes€

Con el tiempo, el avance urbanístico hizo mella en la finca de Sarriko. El canal eliminó los dos caseríos de la parte baja y a finales de los 50 la familia se trasladó a su casa en Las Arenas. Así, el 26 de marzo de 1960 "se acuerda adquirir por el Excmo. Ayuntamiento de Bilbao contando con la colaboración económica de la Excma. Diputación Provincial de Vizcaya, de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Bilbao a los Sres. De Zubiria los terrenos de su propiedad conocidos con la denominación de SARRICO sitos en Ibarrekolanda (€ ) En la finca adquirida, que pasará a ser propiedad del Estado, se construirá el edificio destinado a la Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Empresariales, quedando el resto adscrito al servicio de parque público". Así se relata el salto con el lenguaje técnico y oficial de leyes y documentos.

Así la Facultad de Ciencias Políticas Económicas y Empresariales que había sido creada en el curso 1956- 57 para Bilbao y dependiente de la universidad de Valladolid tuvo una nueva ubicación sin andar en locales prestados y con escasez de espacio. Los hechos se producen con bastante celeridad: primeramente las clases se impartieron en el propio chalet de los condes. La Facultad se inauguró el 6 de diciembre de 1961, donde se presentó el proyecto encargado a Jesús Basterretxea, arquitecto del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro, que presentó el proyecto del nuevo edificio para la Facultad, que vería la luz en el curso 1964-65.

Casi cuatro años más tarde, el 6 de junio de 1968 se funda la Universidad de Bilbao que poco a poco va a ir aumentando con nuevas Facultades y Escuelas Universitarias. El 6 de abril de 1977 se suman a la Universidad de Bilbao los Centros Universitarios de las provincias de Araba y Gipuzkoa y el 25 de febrero de 1980 se convertirá en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). En definitiva, podemos decir que Ibarrekolanda es cuna de la UPV/EHU.

Cuando hablamos de flora no hay solo un sitio donde mirar: los jardines de la residencia Reina de la Paz, con sus gingos, sus enebros y abedules, las palmeras de la plaza Santa María Josefa Sancho de Guerra, los arces de la calle Txakolin€ son parte del entorno, pero entre todos ellos el parque de Sarriko es un lugar privilegiado, un parque de reducidas dimensiones con gran variedad de árboles y arbustos para toda la población que habita en Ibarrekolanda. El parque es una suerte de jardín botánico, tanto por su variedad de especies arbóreas como de flores de temporada.

Desde que se abrió al público el parque de Sarriko ha sufrido varias transformaciones y ha reducido la superficie casi a la mitad, y su arbolado también ha variado. El parque tiene hoy una extensión de 31.920 m2 de zona verde y unos 6.500 de pavimento y caminos. El viento arrancó el monumental abeto que hubo frente al palacio de los condes, hoy sustituido por otro nuevo de mucho menor porte. Los caminos que transcurren por el parque se asemejan a los originales. La Torre de Larrako se mantiene a duras penas y edificios que llevaban años abandonados están siendo rehabilitados para uso de la Universidad.